Cuatro consejos prácticos para estimular, promover y lograr la participación de los estudiantes en entornos virtuales

Por Lineth Cerdas Sánchez (*)

El 6 de marzo de 2020, Costa Rica registró su primer caso de la covid-19, y con él la vida empezó un cambio que nunca imaginamos afrontar. Nuestra normalidad se vio trastornada y empezamos a vivir una nueva normalidad. 

A quienes ejercemos la docencia, esta nueva normalidad nos dejó sin el aula física que, tradicionalmente, ha albergado el proceso de aprendizaje. Nos vimos en la obligación de mudarnos, de repente, junto con nuestros estudiantes a la virtualidad, dejando de lado toda la previsión anual que habíamos hecho para el salón de clases físico.

El tránsito apresurado y obligado a la virtualidad obligó, en términos generales, a tratar de repetir, pantalla de por medio, el esquema de transmisión de información que muchas veces vimos en las aulas físicas. Para eso, se utilizaron plataformas digitales diseñadas para dicho propósito.

Y aunque esa respuesta emergente permitió atender la situación inesperada, muy pronto surgieron las dudas y preocupaciones. La que más he escuchado es sobre la dificultad para lograr la participación activa de los estudiantes en esta nueva realidad de transmisión del conocimiento por plataformas digitales. Yo me pregunto más bien: ¿qué estamos haciendo para estimular, promover y lograr la participación del estudiantado?

Aprendizaje activo y participativo

A continuación, algunas ideas para lograr que el aprendizaje, aún en entornos virtuales, sea activo y participativo.

1º.
Los minutos de contacto con los alumnos, antes y después de la clase en entornos físicos, eran momentos valiosos para establecer una comunicación asertiva docente-estudiante. En esta nueva realidad, podemos buscar esa cercanía conectándonos antes de la clase. Se les puede enviar algún mensaje recordatorio de la sesión que les permita saber que estaremos a su disposición unos diez minutos antes por si desean conversar, incluso si la sesión es asincrónica (en diferido). No dejemos que pase toda una semana sin contactarles, sin enviarles un mensaje, que sepan que estamos ahí, que hay medios para comunicarnos.

2º.
Si cada semana acostumbrábamos a tener en nuestras aulas un esquema de trabajo, un cronograma, una planificación, eso mismo podemos hacer en el entorno virtual. Los estudiantes calman su incertidumbre si saben de antemano qué va a pasar en cada sesión.

3º.
Si hacíamos equipos de trabajo para construcción colaborativa, eso mismo podemos hacer en los entornos virtuales. Las plataformas digitales, aun las que se han diseñado para transmitir información y realizar reuniones, brindan la posibilidad de hacerlo: desde equipos de trabajo programados por el docente, hasta grupos organizados por los mismos estudiantes para lograr realizar una tarea, un reto académico.

4º.
Cuando en el aula física analizábamos casos como una técnica didáctica para promover el aprendizaje, la participación era general y la realimentación inmediata. En los entornos virtuales podemos y debemos hacerlo; si es sincrónico (al mismo tiempo), cuidando que no sea en una sola dirección docente a discente, sino promoviendo la interacción entre pares también. Y si es asincrónico (en diferido), con el acompañamiento individual y grupal en dónde sepan cómo avanzan en el proceso.

Desafío

La nueva realidad nos ha representado un reto, y es necesario considerar que no se trata de hacer lo mismo que hacíamos en el aula física en la virtualidad, sino de buscar que el aprendizaje se produzca sin distancia, poniendo en marcha las herramientas y habilidades tecnológicas con las que se cuenten y, por supuesto, reinventando lo que hacíamos en la clase.

No soy experta en herramientas tecnológicas, ni en acompañar el aprendizaje en entornos virtuales; yo también estoy en este proceso a prueba y error de lo que puede funcionar para lograr la química que había en el aula cuando nos veíamos cada semana, y esa satisfacción mutua cuando sabíamos con sus gestos, lenguaje corporal y participación que íbamos por buen camino.

(*) Lineth Cerdas Sánchez es profesional con formación académica en Administración de Aduanas y Comercio Exterior, Docencia Universitaria y Administración Educativa. Con más de 10 años de experiencia docente universitaria. Actualmente se desempeña como Directora de las carreras de Aduanas y Negocios Internacionales en la Universidad Castro Carazo.