Video: Una Odisea llamada vida
Sí, la existencia es una travesía tan complicada como la que realizó el héroe griego Odiseo…
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Sí, la existencia es una travesía tan complicada como la que realizó el héroe griego Odiseo…
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Empresas apuestan a implementación de estrategias inteligentes para hacerle frente a los riesgos que pueden afectar sus negocios
Por Luis Alonso Ramírez (*)
Los delitos cibernéticos se han convertido en el pan de cada día para muchas organizaciones. Aunque algunos son imperceptibles otros estallan en diferentes direcciones afectándolas considerablemente al no contar con una infraestructura de gestión de riesgos que les permitan enfrentar acertadamente esas amenazas.
Al tratarse de un fenómeno relativamente nuevo y en constante evolución, los hackers hacen de las suyas en las redes para manipular la información ante las debilidades que presentan las empresas en sus plataformas tecnológicas.
Las noticias lo confirman. Cientos de empresas se ven afectadas cotidianamente por diversas amenazas.
Los ciberdelincuentes son cada vez más adeptos a infiltrarse en las redes corporativas sin desencadenar una alerta de intrusión, desviando la información fácilmente, haciendo uso indebido de sitios web, realizando fraudes y robo de la propiedad intelectual.
Y a raíz de estos hechos delictivos, surgen una serie de hechos conexos que perturban a las organizaciones como la pérdida de credibilidad que puede sufrir con los ataques cibernéticos y quebrantos económicos que ponen en aprietos a las organizaciones ante sus públicos de interés.
Controles inteligentes
Para derrotar a los cibercriminales es que se hace necesario la aplicación de una gestión de riesgo inteligente en las empresas.
Bajo ese panorama, cada nivel de la organización asume las responsabilidades específicas de gestión de riesgos aplicando una madurez tecnológica en torno a la gestión de riesgo de amenaza cibernética. Para ello es que se hace necesario aplicar un uso efectivo de la tecnología para apoyar la ejecución del proceso. La automatización puede hacer que los procesos sean más eficaces y eficientes.
Además, las plataformas tecnológicas se utilizan para disuadir, detectar y defenderse contra las amenazas informáticas propias que abarcan desde aplicaciones de protección, contraseñas para el seguimiento automatizado de datos, la minería y técnicas analíticas.
Medidas básicas |
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Para prevenir los ciberataques las organizaciones deben contar con: -Equipo de TI capacitado y una infraestructura adecuada que permita enfrentar los riesgos cibernéticos. -Compromiso de alta gerencia y juntas directivas. -Políticas para guiar a los colaboradores para compartir los ciberataques. -Información actualizada sobre las amenazas cibernéticas y sus posibles repercusiones en la organización. -Recursos suficientes para implementar planes de gestión de amenazas de riesgo. -Monitoreo de legislación actual y potencial sobre ciber-seguridad y regulación |
Luis Alonso Ramírez. Comisión Ciberseguridad Colegio de Profesionales en Informática y Computación (CPIC). luis.ramirez@cpic.cr
452.048 personas sin trabajo (con todas las angustias y tensiones que ello genera a diario en los hogares) es una cifra que demanda diagnósticos rigurosos y propuestas realistas
Voté por primera vez, en unas elecciones nacionales, en febrero de 1982. Desde entonces y a lo largo de 10 comicios seguidos, acudí siempre a las urnas con la tranquilidad que me deparaba ser un ciudadano costarricense con trabajo.
Durante esos años laboré en un restaurante, un hospital, una librería, un programa de apoyo para estudiantes de la Universidad de Costa Rica y, en especial, periódicos (en donde desarrollé una carrera de 33 años).
Esta es la primera vez que los fuegos iniciales de una contienda electoral me encuentran desempleado. El 30 de junio del 2020 fue mi último día de trabajo; desde entonces formo parte de las estadísticas más recientes: 18,5% de tasa de desempleo (porcentaje de la población económicamente activa que se encuentra desempleada pero busca trabajo) en Costa Rica.
Dicha porción equivale a 452.048 personas sin trabajo entre diciembre, enero y febrero pasados, según la más reciente Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
En el primer trimestre del 2017, cuando los costarricenses nos encaminábamos hacia los comicios nacionales del domingo 4 de febrero del 2018, la tasa de desempleo era del 9,1%, correspondiente a 207.047 personas, en tanto que de enero a marzo del 2020, antes de que se sintiera el impacto del Covid-19 en la fuerza laboral, ese indicador era del 12,5% (314.153 individuos).
Un estudio de opinión realizado por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica, entre el 3 y el 11 de agosto del 2020 (877 entrevistas a personas mayores de edad con una línea telefónica celular en las siete provincias) arrojó que el desempleo es el tema que más preocupa a la población: un 27,95%, seguido del coronavirus (25%).
Tal como explica ese centro universitario en su página (https://ciep.ucr.ac.cr/informe-de-opinion-sociopolitica/): “El desempleo se ha mantenido constante en las preocupaciones de los costarricenses desde agosto 2013 y desde marzo de 2019 ha sido la mayor preocupación con la única excepción del pasado abril, cuando con la crisis sanitaria en sus inicios, el coronavirus ocupó el primer lugar”.
Se trata, sin duda, de una variable importante en la ecuación electoral que despejará incógnitas en el 2022, un asunto al que los aspirantes a Zapote y Cuesta de Moras deben prestarle seria y responsable atención a lo largo de la campaña electoral que se avecina.
Asuntos vitales
Casi medio millón de personas desempleadas (con todas las angustias y tensiones que ello genera a diario en los hogares) es una cifra que demanda diagnósticos rigurosos y propuestas realistas, visión de estadista, política de alto vuelo.
Por esa razón esta vez, más que nunca, analizaré a profundidad por quiénes votar, tanto para la Presidencia de la República como para la Asamblea Legislativa.
¿Le daré mi apoyo a alguno de los candidatos de los tres partidos por los que he votado en anteriores ocasiones (1982-2018) o me inclinaré esta vez por una cuarta opción? Descarto, como lo he hecho siempre, la posibilidad de engrosar las filas del abstencionismo, anular las papeletas o dejarlas en blanco.
Está claro que el nivel de seriedad, responsabilidad y realismo de las propuestas políticas en torno a la reactivación económica y la generación de empleos, será uno de los temas que más pese en mi balanza racional.
Prestaré mucha y crítica atención a lo que se plantee en materia de reducción en serio (no cosmética ni reciclada) de la tramitomanía para emprender negocios, flexibilidad de jornadas laborales, verdadero apoyo del Sistema de Banca para el Desarrollo, respaldo a emprendedores de todo el país, estimulo de encadenamientos productivos, atracción de inversión extranjera directa, reforma del Estado y eficiencia en el gasto e inversión pública, reformas y fortalecimiento del INA, esquemas para el pago de cargas sociales y ordenamiento de las finanzas estatales.
Lo crítico de la situación debería obligar a los posibles futuros gobernantes a descartar promesas generales, cifras alegres y sin sustento, frases prefabricadas que suenan bien pero son huecas y echar mano a temas no trascendentales para el desarrollo, la reactivación económica y la generación de empleo con tal de desviar la atención para no evidenciar la falta de sustancia y contenidos.
Si es del caso, esperaré hasta el 5 de febrero del 2022 o el 6 (día de las elecciones) para decidir qué hacer con mis votos. No pienso apresurarme ni dejarme llevar por cantos de sirenas. Será el más razonado de mis votos en 43 años de ciudadano.
Por supuesto que estoy abierto a opciones laborales, pero más atento estaré al desarrollo y contenido de una campaña electoral vital para el futuro de nuestro país y la calidad de vida de miles de hogares golpeados hoy por el desempleo.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
… y el vendedor de patí que defendió su oficio con dignidad…
Aquella noche yo me encontraba saboreando despacio un whisky en las rocas que me habían servido minutos antes en un viejo y acogedor bar capitalino.
De repente, un vendedor de patí -piel nocturna y pelo ensortijado- entró en aquel local oloroso a bocas de albóndigas con arroz y atún enlatado arreglado con cebolla, culantro, chile dulce y mayonesa.
“¡Pati hay! ¡Saborrrrrrrr de Thompson!”, anunció ese comerciante alto y fornido con una voz que tenía algo de trueno y algo de viejo contador de historias.
Diversos clientes del bar compraron los productos de la cocina limonense promocionados a punta de galillo, cordialidad y sonrisa amistosa.
Yo compré una bolsa con dos de aquellas empanadas rellenas de carne cocinada con una prudente dosis de chile panameño.
En medio de un ambiente animado por un guitarrista que cantaba boleros de Julio Jaramillo, Toña la Negra, Bienvenido Granda, Olga Guillot, Daniel Santos, Omara Portuondo, Felipe Pirela, Carmencita Lara y otras voces inolvidables, un cliente desentonó con sus palabras.
–Oiga Thopmson, ¿cuánto vale esa mierda?
–Disculpe señor, pero yo no vendo mierda, vendo patí.
–¿Va a llorar? No se ponga delicado, hombre. Véndame una bolsa de esa mierda.
–Lo siento señor, pero no voy a venderle nada porque yo no vendo mierda. Ya le dije que vendo patí. Patí que preparo con mucho esfuerzo para salir a venderlo cada día, pues de esto comemos mi familia y yo.
–Tranquilo hombre, tranquilo. ¿Qué le cuesta venderme una bolsa de esa mierda?
–Señor, con todo respeto, si a usted le gusta comer mierda le recomiendo ir al baño a ver si encuentra algo que le apetezca.
–Está bien negro, está bien. Pura vida. No se enoje. Véndame una bolsa de patí.
–No señor, no voy a venderle mi producto a alguien que no lo aprecia.
El vendedor se echó al hombro el enorme canasto de mimbre en que cargaba el patí y salió del bar en medio de los aplausos de algunos parroquianos y la actitud incómoda del tipo que quiso denigrar el trabajo ajeno.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Un concepto que se define como el conjunto de habilidades para alcanzar el bienestar, la educación emocional, la búsqueda del sentido de vida, el mejoramiento de las relaciones sociales y concretar los logros positivos
Por Eugenia Rodríguez Ugalde (*)
A partir de la experiencia que todas las personas hemos vivido, recientemente, en relación con el desarrollo de la pandemia, ha quedado muy clara la importancia de la búsqueda del bienestar personal y social.
Ante los desafíos que se presentan en la vida, se requiere de una toma de conciencia de la mejor actitud con la que se pueden enfrentar las nuevas dificultades. Esa actitud positiva se aprende y se desarrolla desde los primeros años de vida y es una parte esencial del aprendizaje social que vamos desarrollando a lo largo de nuestra existencia.
Si generamos ambientes positivos dentro de las familias, las instituciones educativas y cualquier ambiente colectivo, la persona aprende a desarrollar una actitud positiva ante las diversas circunstancias que debe enfrentar.
El bienestar es uno de los objetivos básicos de la vida personal y social. Si las personas no nos esforzamos por alcanzar el bienestar personal y colectivo en forma conjunta, habrá desesperanza y esto puede llevarnos al incremento de las enfermedades mentales que tanto afectan a nuestra sociedad en la actualidad y que se han convertido en un verdadero problema de salud pública.
Si bien es cierto, el bienestar personal es una responsabilidad propia, se debe formar a la persona para que tome conciencia de la importancia de una vida física, mental y espiritualmente equilibrada.
Por otro lado, cuando se habla de bienestar social, todas las personas tenemos un grado de responsabilidad, pero también los gobiernos deben promover este tipo de bienestar a través de las diferentes iniciativas que se proponen. Esto es una inversión social que provee herramientas para el equilibrio personal y social.
El desarrollo del bienestar debería ser una de las prioridades y finalidades de la educación, en el que se involucre el profesorado, la población estudiantil y las familias, de manera que se beneficie la sociedad en general.
En las últimas décadas, la psicología ha profundizado en el estudio de las experiencias positivas y los rasgos individuales y sociales positivos en las personas. También se han realizado diversos estudios relacionados con las instituciones que proponen programas para la promoción del bienestar y la calidad de vida de las personas.
Martin Seligman, reconocido psicólogo estadounidense, ha dedicado gran parte de su vida a realizar estudios sobre la psicología positiva y el impacto personal y social que tiene.
Durante sus procesos de investigación ha enfatizado en la importancia de la aplicación de la psicología positiva al sistema educativo y la ha llamado Educación positiva, la cual define como el conjunto de habilidades para alcanzar el bienestar, la educación emocional, la búsqueda del sentido de vida, el mejoramiento de las relaciones sociales y el concretar los logros positivos.
Al preguntarnos sobre los beneficios de la Educación positiva, se puede mencionar que esta ayuda a que la persona autogestione sus emociones y liderazgo para la consecución de sus logros, lo cual le aporta una mayor calidad de vida, ya que se hace consciente de la responsabilidad que debe asumir ante su propio bienestar; además, facilita las relaciones humanas positivas, se enfoca en el desarrollo de los valores personales y sociales, y es capaz de desarrollar una mayor resiliencia para enfrentar las dificultades que se le presentan.
La Educación positiva, propuesta por Seligman (2002), y reforzada por el psicólogo canadiense Jordan Peterson (2009), se centra en el desarrollo de 24 fortalezas humanas o rasgos positivos desde los primeros años de vida, entre las que se encuentran las siguientes: sabiduría, conocimiento, creatividad, deseos de aprender, valentía, persistencia, empatía, vitalidad, templanza y otras.
Ambos autores reconocen la relevancia de la familia, los centros educativos y los diferentes contextos sociales en el desarrollo de los rasgos positivos de las personas y de los grupos.
Cada uno puede contribuir al desarrollo de personas sanas física, emocional y espiritualmente, que sean responsables y conscientes de su propio bienestar y el de los otros individuos.
Los rasgos positivos relacionados con las virtudes y fortalezas humanas, planteadas por Seligman y Peterson, se manifiestan en pensamientos, sentimientos y acciones que las personas realizan. Ambos autores clasifican las virtudes y fortalezas humanas de la siguiente forma:
Virtudes | Definición | Fortalezas humanas relacionadas con el desarrollo de las virtudes |
Sabiduría y conoci-miento | Fortalezas cognitivas que implican el uso del conocimiento. | Creatividad, curiosidad, apertura mental, amor por el aprendizaje y perspectiva. |
Coraje | Fortalezas emocionales que implican utilizar la voluntad para alcanzar los propósitos. | Valentía, perseverancia, integridad y vitalidad. |
Humanidad | Fortalezas interpersonales que implican cuidar y tener empatía con las demás personas. | Amor, amabilidad e inteligencia social (inteligencia emocional e inteligencia personal). |
Justicia | Fortalezas cívicas para vivir en comunidad. | Ciudadanía, sentido de la justicia y liderazgo. |
Moderación | Fortalezas que nos protegen contra los excesos. | Capacidad de perdonar, modestia, humildad, prudencia, autocontrol y autorregulación |
Trascenden-cia | Fortalezas que promueven la conexión con el universo y proveen significado a la vida. | Apreciación de la belleza y la excelencia, gratitud, esperanza, sentido del humor, espiritualidad. |
En el 2010 se propuso en España el Programa Aulas Felices, dirigido al profesorado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, cuyo propósito se centra en brindar diferentes herramientas al personal docente para que puedan desarrollar las virtudes y fortalezas en la población infantil y juvenil, con el fin de que alcancen su bienestar presente y futuro.
Posterior a esa fecha, se han realizado nuevas ediciones que han enriquecido la propuesta de diversas actividades en el aula para alcanzar los fines propuestos.
Sabiendo la relevancia de la Educación positiva y los beneficios que se pueden obtener de ella, cada país debe realizar una propuesta que desarrolle las fortalezas humanas para promover el bienestar en su población. A su vez, cada institución educativa debe tomar conciencia de la importancia de este tema y generar su propuesta propia para el beneficio de su comunidad educativa.
(*) Eugenia Rodríguez Ugalde es una profesional con formación académica en el campo de la psicología, psicopedagogía, administración educativa y pedagogía. Cuenta con más de 25 años de experiencia docente universitaria e investigación. Actualmente se desempeña como Vicerrectora de Bienestar Estudiantil y Extensión Universitaria en la Universidad Castro Carazo y es consultora nacional e internacional en temas educativos y de bienestar.
Todos los sectores de la economía, todas las organizaciones, todos los negocios, TODOS tenemos que entender que vivimos en un mundo en el que los llamados “públicos cautivos” están en vías de extinción
Ocurrió hoy, entre las 11:00 a.m. y las 12:00 m.d. Salí del Auto Mercado de Guadalupe cargando dos bolsas que puse en el suelo para atender una llamada telefónica amenizada por los fuertes gritos de un taxista que tenía su vehículo estacionado a unos cinco metros.
“¡Aquí estoy yo! ¡Aquí estoy yo! ¿No me ve? ¡No pida un Uber! ¡Yo lo llevo!”, vociferaba ese hombre mientras yo trataba de escuchar a mi interlocutor.
“¡Si pide un Uber vamos a tener problemas, porque aquí estoy yo! ¡Tiene que viajar conmigo!, exclamó.
Terminé de conversar por teléfono y me dirigí hacia el local de la farmacia Fischel que forma parte de ese complejo comercial.
“¿Para dónde va? ¿Para dónde va? ¡Aquí estoy yo! ¡Cuidado está esperando un Uber! ¡Vea que se lo advierto!”
Unos cinco minutos después salí de nuevo a la acera y el tipo seguía gritando: “¡Vamos, yo lo llevo! ¡Venga móntese! ¡No se le ocurra pedir un Uber!”
“Hay quienes siguen sin entender que es el consumidor quien elige y que cada vez acepta menos imposiciones”.
José David Guevara Muñoz, editor de Gente-diverGente.
Molesto por esa actitud tan agresiva, en ningún momento le dirigí la palabra al taxista. Tomé mis bolsas y caminé hasta el estacionamiento bajo techo ubicado en el sótano. Una vez allí, solicité el servicio de Uber.
¿Cómo es posible que a estas alturas del “partido” ese taxista no haya aprendido las duras lecciones que la competencia le ha deparado a su gremio? ¿No se ha dado cuenta de que ya pasaron a la historia aquellos tiempos en los que muchos miembros de la “fuerza roja” hacían lo que se les antojaba con los usuarios? ¿Sigue sin entender que es el consumidor quien elige y no él quien impone u obliga?
Si esa persona me hubiera ofrecido sus servicios con amabilidad, posiblemente yo habría aceptado viajar con él, tal y como lo hice el lunes pasado con un taxista cortés y servicial que me llevó allá por el hospital San Juan de Dios. Pero no, el sujeto apeló al matonismo, prepotencia y falta de respeto.
Todos los sectores de la economía, todas las organizaciones, todos los negocios, TODOS tenemos que entender que vivimos en un mundo en el que los llamados “públicos cautivos” están en vías de extinción. Los ciudadanos, clientes y usuarios no somos “rebaño” de nadie, pero estamos abiertos a beneficiar a quienes entiendan y atiendan nuestros intereses y necesidades, y nos traten con educación.
En este sentido, Uber también debe poner las barbas en remojo pues ya no resultan extraños los comentarios de quienes se quejan en las redes sociales sobre el nivel de profesionalismo de algunos choferes.
Sé que es una verdad de Perogrullo, pero nunca está de más recordar que la cortesía vende, en tanto que la insolencia ahuyenta.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Poco a poco fui entendiendo que ese campo es uno de los tantos espejos que reflejan con crudeza la condición humana
Crecí en un hogar en el que si bien no desayunábamos, almorzábamos y cenábamos política, sí se le seguían los pasos -con cierto grado de pasión- a esta actividad. Al menos tomábamos café con la repostería del poder.
Mis padres, David y Elizabeth, leían a diario el periódico, veían los noticieros de televisión, escuchaban los informativos radiofónicos y comentaban entre ellos las noticias en torno a los principales políticos del país.
En casa se hablaba de José Figueres Ferrer, Mario Echandi Jiménez, Manuel Mora Valverde, Daniel Oduber Quirós, Rafael Ángel Calderón Guardia, Otilio Ulate Blanco, Francisco J. Orlich Bolmarcich, Fernando Trejos Escalante, Guillermo Villalobos Arce, Rodrigo Carazo Odio y otras figuras que conocían la textura y resistencia de los hilos presidenciales y legislativos.
A finales de los años 60 y principios de los 70 vivimos en Liberia, Guanacaste, lo que me permitió -siendo un niño de 9 o 10 años- conocer a Figueres y Oduber un 20 de marzo o un 11 de abril en que visitaron la Hacienda Santa Rosa para conmemorar la batalla contra los filibusteros de William Walker.
Luego, como periodista de temas políticos, conocí y entrevisté en varias ocasiones a Rafael Ángel Calderón Fournier, Oscar Arias Sánchez, Humberto Vargas Carbonell, Rolando Laclé, Rodrigo Arias Sánchez, Otto Guevara Guth, Rosemary Karpinsky Dodero, Ottón Solís Fallas, Luis Alberto Monge Álvarez, Victoria Garrón Orozco, Jorge González Martén, José María Figueres Olsen, Luis Fishman Zonzinski, Laura Chinchilla Miranda, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, José Merino del Río, Rina Contreras López, Gerardo Trejos Salas, Danilo Chaverri, José Miguel Corrales Bolaños, Abel Pacheco de la Espriella, etcétera.
Fue así, a través de esas y otras personas, como entré en contacto con políticos de todo tipo: inteligentes, opacos, astutos, ingenuos, sabios, torpes, humildes, arrogantes, serios, charlatanes, responsables, imprudentes, comprometidos, oportunistas, honestos, corruptos, constructivos, boicoteadores, visionarios, miopes, estrategas, cortoplacistas, consecuentes, cínicos, razonablemente transparentes, calculadores, valientes, cobardes, consistentes, camaleónicos, experimentados, improvisados, realistas, fantasiosos, de palabra, de doble cara, elegantes, vulgares, grandes, bajos, oradores, habladores, generosos, mezquinos…
Poco a poco fui entendiendo que la política es uno de los tantos espejos (otros son el arte, la religión, el deporte, el periodismo) que reflejan con crudeza -aún cuando se usen máscaras o maquillajes- la condición humana.
En efecto, los políticos son tan misteriosos, contradictorios, vanidosos, temerosos, desconfiados, frágiles, gaveteros, laberínticos, manipuladores, celosos, pendencieros, falaces, irónicos, sarcásticos y más como cualquier ser humano.
“Me gusta la política, por esa dimensión o perspectiva que me permite descubrir, conocer y tratar de entender al ser humano en estado puro, crudo, al rojo vivo”.
Lo digo con conocimiento de causa, porque a muchos de ellos los conocí más allá -mucho más allá- de lo que se publica o divulga en los medios de comunicación. Los vi dudar, llorar, sufrir, odiar, rogar, suplicar, aplastar, humillarse, desdecirse, ofender, maldecir, traicionar, insultar, jugar, bromear, embriagarse (y no de poder), exhibir su ignorancia, quebrarse…
… sí, seres humanos como usted y como yo, personas de carne y hueso (no ángeles ni demonios), gente común y corriente que experimenta en carne propia victorias y fracasos, sueños y desilusiones, aspiraciones y tropiezos, verdades y mentiras, lealtades y traiciones.
Por eso me gusta la política, por esa dimensión o perspectiva que me permite -al igual que lo hace la literatura- descubrir, conocer, explorar, tratar de entender al ser humano en estado puro, crudo, al rojo vivo (sin falsas expectativas de perfección).
Me declaro adicto al ser humano, por encima de sus etiquetas (políticos, empresarios, sindicalistas, líderes religiosos…). Es decir, a la persona tal y como es, con sus pasiones, manías, favoritismos, ímpetus, intereses, afectos, apetencias…
… porque el mundo y la vida no son tan básicos y sencillos como para dividir a la gente entre buenos y malos, puros e impuros, ovejas y lobos. Contrario a los teclados de piano, la realidad posee una amplia gama de grises, tonos y matices.
De allí que me guste tanto sumergirme en las turbulentas aguas de los libros El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, del escritor británico Robert Louis Stevenson, o El vizconde demediado, del italiano Italo Calvino, dos obras en las que bondad y maldad caminan de la mano.
Ya lo dijo Jesús -conocedor del alma humana- hace miles de años: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Sí, ¿por qué habría de negarlo?, me gusta la política como espejo humano, me apasiona e interesa como espectador y observador de conductas, comportamientos y reacciones, periodista autocrítico de sí mismo y su gremio (donde hay quienes se creen químicamente puros), ciudadano consciente de que para santos y ángeles están el cielo y los templos, y ser humano imperfecto.
Peligrosa y arriesgada mi confesión en un mundo en el que abundan personas que se creen libres de toda culpa o mácula y que piensan que TODOS debemos pensar, juzgar y vivir como ellos.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
¿Qué aspectos hay que reforzar ante un virus renovado y más peligroso, pero una población cansada?
Por Jaime García (*)
Hace un año, en la Semana Santa del 2020, la región y el mundo se encontraban con las mayores restricciones a la movilidad que se han visto desde que comenzó la pandemia.
Cada país con sus diferentes posibilidades y contextos locales aplicaron la estrategia de “quedarse en casa” y limitar la movilidad de las personas con el fin de disminuir la transmisibilidad del virus y poder contener el crecimiento exponencial de la pandemia con el fin de evitar la saturación de los sistemas de salud.
Viendo los datos de movilidad de Facebook y su iniciativa “Data for Good” que mide la movilidad de las personas de forma diaria para 192 países del mundo; se puede observar que en el 2020, Panamá, Ecuador, y El Salvador fueron los tres países que más disminuyeron su movilidad, con una caída superior al 60% de movilidad respecto a los niveles pre-pandemia. Mientras que en ese mismo periodo, Nicaragua, México y Brasil fueron los países de la región que menos disminuyeron su movilidad con una caída del 35%.
Movilidad de las personas en países de América Latina
Desde entonces, la movilidad ha aumentado pues no podemos estar encerrados de forma indefinida; se ha pasado una primera y segunda ola de contagios, y se ha iniciado con el despliegue de las campañas de vacunación, aunque estas campañas avanzan a ritmos desiguales entre países, y salvo por unas pocas excepciones el resto de los países seguirá dedicando el 2021 y el 2022 a vacunar a sus poblaciones.
Pero mientras los temas de la discusión son la vacunación, la reactivación económica y el regreso a la normalidad, el virus ha seguido presente, cambiando, y adaptándose, creando nuevas complejidades y riesgos para la salud y bienestar de las personas. Y es que este tipo de virus tienen tendencias a mutar y crear variantes, algunas que no representan mayor peligro; pero otras, como la variante británica, sudafricana y brasileña mutan para cambiar las reglas del juego de la pandemia. Estas nuevas variantes han sido identificadas como más contagiosas, con mayor afectación a las poblaciones más jóvenes, y con indicios de que pueden ser más mortales.
Con este contexto llegamos a una Semana Santa del 2021 con un incremento en movilidad generalizado, donde Paraguay, Uruguay y Chile son los países con menor movilidad, cercana a una reducción del 25%; mientras que los tres países con mayor movilidad son Honduras, Colombia y Nicaragua con niveles de movilidad hasta 0,5% superiores a los niveles previos a la pandemia en el 2020.
Pero también con tendencias crecientes de casos como en Brasil donde colapsó el sistema de salud; en países donde las dos primeras olas no habían tenido mucho impacto como en Uruguay y Paraguay están ahora teniendo su mayor número de contagios; en países donde la vacunación ha sido un éxito como Chile, los contagios semanales alcanzaron un máximo; e incluso en países que habían tenido grandes afectaciones en la primera ola como Perú y Ecuador, ahora también están reportando nuevos máximos de contagios y muertes semanales.
Evolución de los casos nuevos semanales de COVID-19 en América Latina
En América Central y México, las curvas de casos nuevos semanales todavía no presentan el comportamiento de los países del sur del continente, aunque ya se tienen tendencias crecientes en Costa Rica, Guatemala y Honduras.
En este contexto, es de esperar que, con el aumento en la movilidad de Semana Santa, la relajación de las medidas y protocolos propios del cansancio producido por la pandemia, y la temporada de lluvias que se acerca, los países de esta parte del continente empiecen a presentar tendencias similares impulsadas por las nuevas variantes del virus.
Evolución de los casos nuevos semanales de COVID-19 en América Central
Ante este panorama, y siguiendo las recientes reacciones europeas de volver a los cierres y confinamientos, algunos países de la región han vuelto a poner restricciones de movilidad, límites de aforos en espacios públicos, y cierres de actividades de alto riesgo; pero ya sabemos que estas medidas son temporales y muy costosas en lo social y económico.
Mientras que en los países de América Central, donde la tercera ola todavía no llega, pero al parecer es inminente, es importante hacer estas preguntas, ¿cómo nos estamos preparando para enfrentarla?, ¿qué aprendizajes se tuvieron de la primera y segunda ola?, ¿qué aspectos hay que reforzar ante un virus renovado y más peligroso, pero una población cansada?
Y las respuestas no sólo hay que esperarlas de los gobiernos, pues el éxito en la gestión de esta crisis depende de las acciones y seguimiento de los protocolos que hagan los diferentes miembros de la sociedad, como empresas, iglesias, universidades, organizaciones no gubernamentales, familias e individuos; finalmente, ante lo que se puede venir, ¿estamos preparados?
Jaime García es Director de Proyectos del Índice de Progreso Social de CLACDS/INCAE e Investigador
Una experiencia que me sirvió para desintoxicarme un poco del negativismo que se transmite (o transmitimos) a diario en Costa Rica por medio de la quejadera y la lamentadera
Me refiero a los lunes, cuando un equipo de trabajadores municipales recoge los despojos que se generan en cada casa, negocio o institución de la comunidad en la que vivo; los jueves, cuando la misma cuadrilla colecta desechos reciclables, y hoy, martes 6 de abril del 2021, fecha en que el gobierno local lleva a cabo una jornada en la que equipados con escobones, cepillos, palas, y al volante de maquinaria pesada un grupo de hombres se encarga de eliminar la basura no tradicional.
Es lo que sucede, mientras escribo estas líneas, en el distrito de Mata de Plátano, cantón de Goicoechea, provincia de San José.
De casa acaban de llevarse una buena carga de ramas y hojas de Guayabo, Güitite, Calistemo y Veranera, así como escombros de una garita.
Habrá quien me tilde de “polo” por confesar que salí a observar, fotografiar y grabar un video de la ejecución de las labores, pero la verdad es que no quise privarme de uno de esos momentos en los que se piensa que vale la pena pagar impuestos, en este caso municipales. La misma sensación experimento cada vez que observo los avances en la ruta llamada Circunvalación.
No es todos los días que uno experimenta esa extraña sensación tributaria o fiscal (en ocasiones ocurre todo lo contrario), así que hoy decidí disfrutarla, agradecerla y confesarla-divulgarla.
Además, lo reconozco, la experiencia me sirvió para desintoxicarme un poco del negativismo que se transmite (o transmitimos) a diario en Costa Rica por medio de la quejadera y la lamentadera.
Me refiero al hábito de afirmar hasta el cansancio que “todo está mal”, “nada funciona bien”, “todo se lo roban”, “nunca recibimos nada del Estado” y -una de las expresiones que más detesto- “el país se nos fue de las manos”.
Por supuesto que tenemos derecho a señalar lo malo, pero qué cansado y poco constructivo cuando no hacemos nada más que gemir y chillar. Cuando actuamos así nos parecemos a un médico que se limita única y exclusivamente a diagnosticar enfermedades, pero no a curar a sus pacientes.
¿Para qué quejas sin propuestas? ¿Para qué gimoteos sin soluciones? ¿Para qué sollozos sin ideas?
Lo siento, estimados apocalípticos y aves de mal agüero, pero no es cierto que TODO, absolutamente TODO esté mal en nuestro país; hay campos en los que las cosas funcionan, avanzan, sirven. Para muestra, otro botón: la vacunación contra el Covid-19.
Hoy, martes 6 de abril del 2021, sentí que vale la pena pagar impuestos, una sensación que tiene nombres y apellidos: Municipalidad de Goicoechea.
Me enorgullece reconocerlo, no solo como ciudadano costarricense, sino también como periodista con una trayectoria de 34 años, porque no solo de malas noticias o denuncias (muchas veces necesarias) vivimos los reporteros.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
¿Qué piensa usted? Aquí valoramos su opinión.