Video: Es hora de cambiar los “trajes” mentales pasados de moda
¿Cuál empresa, institución u organización no cuenta con “vestidos” obsoletos para enfrentar los nuevos desafíos? De esto habla el siguiente video:
¿Cuál empresa, institución u organización no cuenta con “vestidos” obsoletos para enfrentar los nuevos desafíos? De esto habla el siguiente video:
Economista firme y brillante, asesor financiero inteligente, figura pública íntegra, visionaria y comprometida, arquitecto de políticas macroeconómicas responsable, miembro de juntas directivas lúcido, académico estudioso, conferencista ameno y profundo, fuente informativa seria y respetuosa, ciudadano que se enrollaba las mangas de la camisa y ponía manos a la obra en bien del país.
Así era, así recuerdo, a don Francisco de Paula Gutiérrez Gutiérrez, a quien sus amigos llamaban “Guti”.
Un hombre cuya elevada altura profesional se encontraba al mismo nivel de su calidad humana. Era tan grande que no perdía el tiempo con las pequeñeces del ego, la vanidad y la arrogancia.
Tenía los pies bien puestos sobre la tierra; de allí su humildad, bondad, generosidad, calidez, jovialidad, cortesía, distinción, nobleza y sentido del humor.
Mis primeros contactos con este señor tuvieron lugar durante los tres años (1992-1995) en que me desempeñé como periodista de temas económicos en el diario La Nación (bajo la dirección de don Eduardo Ulibarri, la coordinación de Yanancy Noguera y la orientación de Marcela Angulo).
Conocí primero algunos rasgos de su grandeza intelectual y, poco después, algunas virtudes de su estatura humana. Daba gusto entrevistarlo, conversar con él, no solo por la autoridad y claridad con que respondía, sino también por su trato respetuoso y amable.
A partir de entonces tuve la suerte y el honor de nutrirme de su erudición y humanidad en diversos escenarios, como cursos de actualización para periodistas, exposiciones en los seminarios organizados por Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa) y en la junta directiva de Prensa Económica S. A. (la cual fundó el periódico El Financiero, que dirigí desde el 8 de abril del 2010 hasta el 30 de junio del 2020).
“Una vez le pregunté qué tanto sabía de fútbol. Su respuesta: ‘Poco, muy poco, imagínese que voy con Cartago'”.
José David Guevara Muñoz, editor de Gente-diverGente.
Por don Francisco de Paula Gutiérrez siento una profunda gratitud; sus consejos, sugerencias, preguntas, dudas, cuestionamientos, explicaciones y demás aportes dejaron una huella indeleble en mi trayectoria profesional y humana.
Fue mucho lo que me enseñó y ayudó a entender sobre inflación, tipo de cambio, tasas de interés, pobreza e inequidad, reforma del Estado, déficit fiscal, balanza de pagos, inversión extranjera directa, capitales golondrina, presupuestos, deuda externa, economía y política, y un sinfín de etcéteras.
Sin embargo, con “Guti” se podía hablar también de muchos otros temas. Por ejemplo, una vez le pregunté qué tanto sabía de fútbol. Su respuesta: “Poco, muy poco, imagínese que voy con Cartago”.
En cierta ocasión, hace ya varios años, Yanancy Noguera (entonces directora de El Financiero) y yo nos reunimos con don Francisco y el también economista Ronulfo Jiménez en una sala de la Casa Presidencial para hablar de perspectivas económicas.
Poco antes de entrar en materia, Gutiérrez evocó una expresión que se usaba mucho en sus años de infancia: “seringa”, contracción popular de “sería engañarlo”. Luego, durante la entrevista, en múltiples ocasiones echó mano de ese vocablo cuya pronunciación acompañaba con su sonrisa jovial.
Durante su gestión como ministro de Hacienda (1996-1998) me dijo -antes de iniciar una entrevista- que había días en los que mientras manejaba su vehículo olvidaba el cargo que ocupaba en el gobierno y maldecía al ministro de Hacienda por no darle suficiente dinero al MOPT para arreglar las calles. “Estoy metido en un zapato”, manifestó con su habitual sentido del humor.
Así era “Guti”, así lo recordaré, como el hombre que fue tan brillante como humilde. Esa es la grandeza que necesitamos en el mundo.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Comparto algunas reflexiones personales que en los últimos días han rodado en mi cabeza como bola de futbol…
En la vida no hay terreno de juego más resbaloso, traicionero y peligroso que el de la gramilla de EGO artificial. Nada se compara a la autenticidad del zacate natural.
Creerse ídolo o endiosarse puede ser un buen negocio en el corto plazo, pero a la larga es una mala inversión pues pocas actividades disfruta tanto el ser humano como bajar a los mesías de los altares a pedradas.
Hay que luchar por ser titular, pero tener mucho cuidado con los titulares (de las noticias), pues pueden poner a la humildad en fuera de juego.
Siempre, siempre, siempre… hay que contar con al menos una voz crítica y desinteresada que nos ayude a poner los pies sobre la tierra. Los aduladores y serviles no son idóneos para realizar esa tarea.
Seleccionar los pleitos en los que vale la pena involucrarse es todo un arte. El síndrome del “guaro vaquero” (matón que envalentonado por unas cuantas copas se agarra hasta por un vuelto de cinco colones) es propio de las cantinas, ¡nada más!
Pésima actitud la de negarse a entender que las disputas acaban con el pitazo final. ¿Para qué forzar a tiempos extra y penales si la derrota puede ser aún más aplastante y bochornosa?
Fácil, muy fácil, perder contacto con la realidad, sobre todo si se ha vivido fuera del país durante varios años. Difícil, sumamente difícil, el reencuentro con la idiosincracia tica (un aterrizaje no tan placentero como el despegue).
En relación con lo anterior, jamás hay que confundir seguidor con incondicional. No son sinónimos. El primero admira pero es crítico, en tanto que el segundo huele a rebaño (un olor que no a todo el mundo le gusta).
NUNCA hay que subestimar a los rivales. Desde David y Goliat son muchos los gigantes que han sido humillados. Además, de la experiencia de don Quijote con los molinos del campo de Montiel aprendemos que hay gigantes que no son más que viento.
Victimizarse es una estrategia muy pobre, sobre todo cuando es aplicada por quienes tienen aires de inquilinos del Olimpo.
El VAR en Tiquicia: Vacilar Al Resentido. No hay que tomárselo todo tan en serio; mucho menos cuando se pone en riesgo la reputación, el prestigio.
No hay que perder de vista que aunque a muchos no les gusta revolver el arroz y los frijoles, el pinto sigue siendo el pinto para muchos otros.
Se vale discrepar…
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Hoy le toca el turno de ordeño a doña Convención Colectiva, quien anoche se acostó temprano, a eso de las ocho, para madrugar y extraer de la maltratada ubre de las finanzas públicas hasta la última gota de los tibios, espumosos y suculentos beneficios.
De acuerdo con el orden establecido, mañana será don Evasor Fiscal quien se presentará en la lechería Portillo Abierto, ocasión que aprovecha siempre para robarle pasto a las vacas flacas y -eso sí- llenar si camión cisterna hasta que se desborde y derrame.
El viernes serán los dioses del Olimpo, los intocables del Estado, quienes ordenen a sus súbditos -pues ¡Dios guarde ellos se ensucien o manchen!- calzar botas de hule, vestir ropa apropiada para los corrales, ponerse sombreros de lona y poner a funcionar en su máxima potencia los ordeñadores automáticos, pues a estos señorones no puede faltarles el quesito sin grasa y sin sacrificios ni la natilla marca Empacho.
Sábado… es el día de los productores autónomos, quienes se atiborran al pie de la vaca en aras de eliminar el riesgo de que una vez que abandonen las salas de ordeño les pidan el sacrificio de desprenderse de algunas lecheras. A estos les gusta la palabra ordeñe, pero son alérgicos al vocablo ordene.
¿Domingo día de descanso? ¿Quién dice? ¿Cómo se le ocurre? ¡Para nada! ¡En Costa Rica se toma leche todos los días y nada de caritas! ¿Quién va a tener el valor de dejar sin su lechita a quienes impiden que el sistema de seguridad social cuaje como debería hacerlo? ¡Dejen en paz al señor Patrono Moroso, quien es bueno para exigir chineos estatales pero flojo a la hora de cumplir con sus diversas obligaciones! ¡No le jalen el rabo a la ternera!
Según el rol vigente, el lunes es el día de ordeño de todos los precandidatos que saben cómo recuperar las escurridas ubres pero se reservan las fórmulas secretas para revelarlas y aplicarlas si y solo si el pueblo los elige como jinetes de Zapote.
El martes, las Jersey y Holstein del erario público sufren mastitis, esa dolorosa inflamación que les causan los expertos en crear instituciones públicas que le permitan seguir creciendo al insaciable y siempre hambriento papá Estado.
Me cuentan que los sectores que se quedaron fuera de ese cronograma están presionando para que se habiliten las noches como tiempo de ordeño.
En fin, vivimos en un país en donde no se ordena la casa, ¡pero sí se ordeña!
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
… ¿qué sentido tiene practicar la arrogancia de que habla el siguiente video? ¡Nadie posee el monopolio de la visión!
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
“La pornografía no contribuye a fomentar el respeto por la mujer, pues la presenta como una mercancía al servicio del hombre“
“Al fin y al cabo, el sexo era cosa de hombres. Nadie esperaba que le interesase a las mujeres”… palabras de Viola Rydal, “Villy”, esposa sumisa del acaudalado Edward Cazalet, en la novela Los años ligeros, de la escritora inglesa Elizabeth Jane Howard (1923-2014).
Esa novela, ambientada en la Inglaterra de los años 1937 y 1938, retrata las costumbres sociales de una época en la que muchos hombres pensaban que “si el matrimonio no es la carrera de la mujer, no resultará un buen matrimonio”.
Así, la vida que llevaba Villy se ajustaba a lo que sus hijos, marido y madre esperaban de ella. “No es que fuera infeliz, sino, sencillamente, que habría podido ser mucho más de lo que era”.
Comencé a leer esa historia publicada por el sello Siruela un día después de haber visto por televisión el documental Placer femenino, de la directora y guionista suiza Barbara Miller, estrenado el 8 de noviembre del 2018 en Alemania, y transmitido el sábado pasado por el canal NAT GEO. Duración: 1 hora con 41 minutos.
Me llamó poderosamente la atención el fuerte vínculo que encontré entre la vida de una mujer de papel y tinta y cinco mujeres de la vida real que luchan en pro de la liberación sexual y la autodeterminación de las mujeres.
Se trata, en primer lugar, de la somalí Leyla Hussein, psicoterapeuta que trabaja activamente para que la ablación (mutilación genital femenina) sea abolida.
En segundo lugar, la artista japonesa Rokudenashiko, quien ha sido condenada por obscenidad (crear arte basado en la vagina).
También, la exmonja alemana Doris Wagner, quien sufrió abusos por parte de un miembro del clero. Ella promueve relaciones románticas y sexuales sanas.
Asimismo, la india Vithika Yadav, activista de los derechos sexuales y de género en su país.
Por último, la escritora estadounidense-alemana Deborah Feldman, comprometida con la reivindicación de los derechos de las mujeres en comunidades ortodoxas.
Estas cinco mujeres saben, por experiencia propia, lo que es ser difamadas públicamente, apartadas de sus comunidades e, incluso, recibir amenazas de muerte.
No pude encontrar un sitio o plataforma en el cual tener acceso a este documental de Barbara Miller, quien también es licenciada en filosofía y psicología, por lo que comparto un vídeo de 5:30 minutos que hallé en Youtube y algunas ideas expresadas en Placer femenino y de las cuales tomé nota:
-La pornografía no contribuye a fomentar el respeto por la mujer, pues la presenta como una mercancía al servicio del hombre.
-¿Dónde están los hombres cuando las mujeres gritan auxilio? ¿Por qué no hacen algo al respecto?
-Muchas mujeres cortan sus cuerpos, los operan y los cambian para satisfacer las expectativas masculinas.
-¿Por qué los hombres sí son dueños de sus cuerpos y las mujeres no?
-Cuando los hombres eligen una carrera profesional no se preguntan si son bonitos, un tema en el que se ejerce mucha presión sobre las mujeres.
-Las mujeres masái, de Kenia, no sienten placer durante el acto sexual pues sus órganos genitales han sido lesionados.
-Se debe hablar de la mutilación genital femenina sin perder la compasión.
-Las mujeres deben apropiarse del hecho de que son dueñas de su cuerpo y destino.
-Es difícil que los hombres hablen de asuntos que cuestionan su masculinidad o las estructuras patriarcales.
-Todos disfrutamos del sexo. Las mujeres no son alienígenas.
-No puede ser que Dios odie a las mujeres como lo hacen las religiones.
-El cuerpo es algo natural.
–Todos tenemos que cambiar, es un esfuerzo que hay que realizar unidos. No se trata de arreglar solo a un género.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
L@ invitamos a ver el siguiente video de tan solo 50 segundos de duración y compartir su opinión sobre el tema que plantea.
Ojalá TODOS nos metamos cada vez más dentro de los envoltorios que protegen el ambiente y nos salgamos, de una vez por todas, de los producidos con plástico
Se trata de un empaque comercial que mide, en centímetros, 42 de alto por 34 de ancho por 15 de grosor.
En ese espacio entramos quienes ya peinamos canas y jugábamos a bailar trompos o voltear cromos, y los llamados millennials, más afines a los smartphone y las tablets.
A los integrantes del primer grupo, del cual formo parte pues soy modelo 1961, ese envoltorio nos hace evocar aquellas bolsas de manila en las que los pulperos de antaño echaban diversos productos, los pesaban y se los entregaban a los clientes.
Recuerdo aún, en el San Ramón de los años sesenta, a Memo o doña Carmen asiendo esos empaques por uno de los lados de su abertura y agitándolo para abrirlo. Luego depositaban en ellos arroz, frijoles, maíz, azúcar o sal.
Lo mismo hacían los dependientes de los almacenes que vendían abarrotes. En esos envoltorios echaban, con la ayuda de una pequeña pala metálica, lentejas, cubaces, garbanzos y otros granos que extraían de sacos de yute (llamados “gangoche”) o grandes cajones de madera.
En muchos de esos negocios había por lo general un enorme y somnoliento gato que por las noches se encargaba de mantener a los roedores lejos de las mercancías.
No es que esas bolsas hayan desaparecido del todo, pues -por ejemplo- se han usado a lo largo de los años en los locales que venden café en grano o molido, maní, almendras, nueces, pistachos, crema, cebada y pinolillo en el Mercado Central de San José.
Me reciclaron la nostalgia
Sin embargo, de haber sido empleadas por una mayoría de establecimientos -entre ellos, panaderías, bazares, verdulerías, farmacias, librerías y mercerías- fueron desplazadas por los empaques de plástico. En algún momento se convirtieron en un producto exótico, a tal punto que diversos negocios empezaron a utilizarlos para envolver regalos.
Por eso experimenté una suerte de nostalgia hace pocos días cuando, al visitar el Auto Mercado ubicado entre Tibás y Moravia, me empacaron las compras en dos bolsas parecidas a las que conocí en mi infancia.
Se trata de bolsas hechas 100% de papel reciclado, las cuales pueden reutilizarse y desecharse sin ningún remordimiento de conciencia pues son biodegradables. El material con el que se fabrican cuenta con la certificación del Forest Stewardship Council (FSC), una ong con sede en Alemania.
El hecho de que contribuyan con la protección del ambiente hace que en ellas quepan también los millennials, esa generación que posee una conciencia ambiental mucho más desarrollada y comprometida que la que teníamos -a esas edades- quienes bailábamos trompos o volteábamos cromos.
Para estos jóvenes la defensa de la Tierra no es una moda o una pose, sino una tarea seria en la que demandan visiones y estrategias profundas y responsables por parte de empresas, candidatos electorales, gobiernos y comunidades.
Son ellos quienes velan, en muchos hogares, por la ejecución de acciones positivas como el reciclaje o el consumo de bienes biodegradables.
Ojalá cada vez más empresas y negocios, instituciones y organizaciones, gobiernos y partidos políticos, y consumidores nos metamos dentro de estas bolsas amigables con el planeta y nos salgamos de una vez por todas de los empaques de plástico.
Para finalizar, l@s invito a ver el siguiente video tal y como lo grabé en una playa de nuestro país.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
Son muchas las virtudes que admiro de mi madre, pero una de las que más me impresiona es su enorme capacidad para escudriñar el alma humana. En cuestión de pocos minutos, ella percibe qué tan confiable o de cuidado es una persona.
Esa mujer, Elizabeth Muñoz Madriz, cuenta con una especie de semáforo que le indica con quiénes se puede avanzar (luz verde), quiénes son de cuidado (luz amarilla) y con quiénes hay que frenar en seco (luz roja).
He aprendido, a lo largo de los años, a prestarle mucha atención a lo que dice el sexto y agudo sentido de mi mamá.
Además de inteligente, estudiosa, lectora, creativa, ingeniosa, crítica, emprendedora, valiente y responsable -entre otras virtudes-, esta dama es perspicaz.
La gente labiosa, aduladora, con poses prefabricadas e histriónica choca contra un muro de concreto cuando se relaciona con la progenitora de cuatro hijos y abuela de dos nietas y dos nietos.
Le recomendamos la galería fotográfica: El abecé de una luz llamada mujer https://gente-divergente.com/el-abece-de-una-luz-llamada-mujer/
No es fácil, ¡para nada!, meterle diez con hueco a esta mujer que estudió educación cristiana y bibliotecología.
Mi padre, quien ahora vive en nuestras memorias y corazones, era un hombre noble dado a creer en los demás de buenas a primeras, por lo que en múltiples ocasiones fue su esposa quien le abrió los ojos sobre los riesgos o peligros que entrañaba un Fulano o una Sutana.
Enrique, Raúl, Vittorio, Johnny, Wálter, Francisca y muchos otros nombres de gente poco transparente o vivazos que procuran aprovecharse de la bondad y nobleza ajenas.
Cada vez que Elizabeth le decía a David que tuviera cuidado con determinado individuo, la primera reacción de mi padre era defender a la persona en cuestión, pero al cabo de algunos días o semanas terminaba por admitir que ella tenía razón.
Mi mamá es zahorí, esa palabra que el Diccionario de la Lengua Española define como “persona perspicaz y escudriñadora, que descubre o adivina fácilmente lo que otras personas piensan o sienten”.
Le recomendamos el artículo: Ecofeminismo, mujeres protagonistas del cambio ecológico. https://gente-divergente.com/ecofeminismo-mujeres-protagonistas-del-cambio-ecologico/
Es importante aclarar que esta mujer es perspicaz mas no suspicaz, vocablo que se refiere a la gente que vive en estado permanente de sospecha y desconfianza.
No, ella no forma parte del nocivo club de quienes ven dobles intenciones en todo, corrupción en todo, trampas en todo… también es capaz, ¡mucho!, de detectar bondad, generosidad, altruismo, solidaridad, honestidad.
Me gusta la perspicacia de Elizabeth, una actitud sumamente sana y necesaria en un mundo plagado de lobos con piel de oveja en política, economía, finanzas, religión, empresas, comercio, periodismo, publicidad, derecho, consejería…
En el Día Internacional de la Mujer celebro a las damas que, como mi madre, cultivan el espíritu crítico (no la chota), analizan, escudriñan, evalúan, dudan, confrontan, valoran, sopesan, cuestionan, debaten, argumentan, preguntan, piensan.
Soy uno de los orgullosos hijos de una mujer con espíritu crítico: Elizabeth la perspicaz. El mundo necesita más mujeres así, que no crean a ciegas en lo todo lo que leen, ven o escuchan.
José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente
¿Cuántos aprendizajes le ha deparado a usted el COVID-19 a lo largo de los últimos doce meses? ¿Tiene alguna idea? ¿Un número aproximado?
Al Caballero de la Triste Figura le ha dejado, hasta ahora, veinte lecciones aplicables en distintos escenarios de la vida.
L@ invitamos a conocerlas en el siguiente video con una duración de 2 minutos con 15 segundos.