Comunicar: entre menos palabras, ¡mejor!
Dos recientes portadas de las revistas semanales Time, estadounidense, y The Economist, inglesa, nos recuerdan, en el marco de la cobertura periodística de la invasión rusa a Ucrania, la imperecedera (pero muchas veces soslayada) lección de que a la hora de comunicar vale más calidad que cantidad.
La publicación con sede en Manhattan, Nueva York, nos sorprendió con un arreglo fotográfico que reforestó al lampiño rostro del presidente ruso, Vladimir Putin, con el bigote más tristemente célebre en la historia de la Humanidad.
No hacían falta palabras en esa imagen tan contundente y que lo dice y sugiere todo por sí misma, pero Time decidió agregar un título de tan solo cuatro palabras, complementado por un escueto subtítulo o bajada.
Al otro lado del Atlántico, la revista radicada en Londres se quedó sin palabras… en su portada. Apostó por reproducir la bandera ucraniana manchada por unas gotas rojas que todos sabemos lo que representan y significan.

Estas dos obras de osado ingenio artístico-periodístico me sorprendieron y lograron captar mi atención sobre un tema del que a diario recibimos un bombardeo de información disparado por medios de comunicación que, aunque hacen bien su trabajo, por lo general no logran diferenciarse del resto de empresas periodísticas debido a que se limitan a utilizar los mismos “arsenales” y técnicas de combate.
Comunicar, más que “ametrallar” contra todo lo que se mueva, es afinar la puntería y dar en el blanco con “municiones” que sorprendan a los lectores, los saquen de la rutina y los alejen de la monotonía.

Esto aplica para cualquier tipo de comunicación (corporativa, académica, política, comunal, religiosa, etcétera).
¿Cuántas veces los comunicados, boletines, circulares, correos electrónicos, whatsapp, pizarras y otros caen en el vacío, no logran su cometido, debido no solo a su innecesaria y pesada extensión, sino también por el hecho de que no asombran, impresionan o fascinan?
Una de las principales amenazas que enfrenta la comunicación en general es la de convertirse en parte del paisaje nuestro de cada día, algo así como una prolongada vista aérea de techos en la que nada sobresale o llama la atención.
Las legendarias Time (en circulación desde 1923) y The Economist (1843) nos recuerdan en estos días que a la hora de comunicar, entre menos palabras (y más ingenio), ¡mejor! Hay que afinar la puntería.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Asesor en Comunicación
Estimado don David Guevara, muchas gracias por darnos sus perspectivas, la verdad que me encanta su óptica.
Respecto a este particular, hay algo que me preocupa, digo me preocupa porque siento que estoy atado de manos, y claro, no espero que esté de acuerdo con su servidor, únicamente deseo expresar mi óptica:
Creo que informar bajo un solo enfoque es tan peligroso como desinformar, me explico, al menos en tiquicia y el resto de América Latina, los medios de comunicación “informan” lo que CNN, NYT, la Voz de América… y otros estadounidenses reportan, pero se anuncian menos artículos de los medios de aporte estatal France 24, BBC Mundo, DW, China Times y RT, es más se le atribuyen características satanizadas a RT, amén de ser un medio de comunicación similar al de otros países europeos, de tal forma que por desdicha no nos enteramos que desde el 2014 y el 2015 Rusia exigió que se respetaran los acuerdos de Minsk en favor del alto al fuego para la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk, empero, de este tipo de noticias no nos llegamos a enterar, ya que la inmensa mayoría solo escucha emisiones de radio y prensa como Repretel, Teletica, La Nación, Columbia, entre otros.
Creo que muchos medios de comunicación se hacen los ignorantes, porque me niego a pensar que sean ignorantes.
¿Cómo lograr que ampliemos nuestros horizontes de conocimiento?
El miedo que tengo, más bien pavor, es que no le creamos a los actuales medios de comunicación, debido a que me parece que desde hace un tiempo para acá empezó esta tragedia y lo vemos en los comentarios de las redes sociales…!!
Estimado Helam. Me disculpo por no haberle respondido antes, pero por razones de salud estuve bastante alejado de Internet la semana pasada. El tema que usted plantea es muy complejo, tiene múltiples aristas y puntos de vista, y en el debate sobre la oferta informativa de los medios de comunicación (en todo el mundo) están presentes desde los análisis moderados hasta las leyendas urbanas, lo serio y balanceado, y lo mitológico y fantasioso, lo honesto y lo malintencionado. No voy a adentrarme en ese terreno de arenas movedizas, aunque sí coincido con usted en la necesidad de abrirse a más puntos de vista; eso sí, siempre y cuando provengan de fuentes serias, rigurosas, balanceadas, responsables y que sustentan todo cuanto dicen. En este sentido, prefiero enfocarme en la responsabilidad personal, en donde comparto algunas ideas puntuales: 1. cada uno de nosotros tiene el derecho y el deber de explorar otras fuentes de información que contribuyan a ampliar “nuestros horizontes de conocimiento” (algo que nos facilita la tecnología. Le recomiendo, por ejemplo, leer https://ethic.es/), 2. compartirlas con otros (divulgarlas a través de las redes), 3. escribir artículos que incorporen otras perspectivas (y buscar dónde publicarlos, lo cual no es una misión imposible en un mundo de medios alternativos. Tenemos que hacer lo que esté a nuestro alcance por enriquecer el debate público), 4.leer siempre con espíritu crítico (que aporta más que el espíritu criticón), 5. estimular la duda, la lectura y el pensamiento independiente en nuestros hogares (y en las diversas esferas en que nos movemos), 6. fomentar el debate de ideas desde la apertura de posibilidades (no desde el ego que cree ser el dueño de la verdad). Apenas unas ideas que expresan de alguna manera lo que pienso en materia de responsabilidad personal. Muchas gracias por poner este tema sobre la mesa. Saludos.
Helam, en relación con este tema le recomiendo la lectura de un pequeño libro que invita a reflexionar: “El peligro de la historia única”, de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Vale la pena. Saludos.
Estas portadas son arte. Arte solidario, consciente, que impacta, que confronta, que apela a nuestros sentimientos.
Como siempre: UN MAESTRO DE LA COMUNICACIÓN. ¡Me encantó! ¡UN GRAN ABRAZO!
Gracias a usted, Kattia, por su lectura y sus palabras. Abrazo.