Hace algunos años, cuando el tema de la interdependencia mundial de las economías se puso de moda en nuestro país, era frecuente leer noticias y artículos de opinión que empezaban exactamente con la misma frase: “En tiempos de globalización…”.

Se abusó hasta el cansancio de esa fórmula compuesta por cuatro palabras. Casi no había semana en la que esa especie de “Había una vez…” o “¿Jura usted decir la verdad…” no apareciera en las páginas de los periódicos de circulación nacional.

Periodistas, políticos, empresarios, economistas, académicos, estudiantes universitarios, representantes gremiales e investigadores echaban mano una y otra vez de esa “receta” para cocinar diversos textos dirigidos a la opinión pública.

Ese “abracadabra” o “ábrete sésamo” se tornó tan rutinario como los comerciales de detergentes (¡la eterna comparación entre una marca y las otras!) o tan trillado como el famoso “vamos a llegar hasta las últimas consecuencias” (eterno estribillo que antecede a las investigaciones de casos de corrupción).

Como editor de la sección de Opinión del periódico El Financiero en aquellos años recibía con frecuencia artículos que empezaban con el manoseado “En tiempos de globalización…”. Vez tras vez eliminé esa fórmula pues no quería que los lectores tuvieran la sensación de que estábamos repitiendo la publicación de algunos análisis o puntos de vista.

¿Cuál organización no desea que sus mensajes estratégicos o importantes capturen al público al cual van dirigidos, seduzcan a sus audiencias, encanten a sus clientes? Pues bien, para ello es vital innovar, ser creativos a la hora de definir y estructurar el contenido de los comunicados, avisos o noticias.

No esperemos resultados diferentes si recurrimos todo el tiempo a fórmulas rutinarias, erosionadas, cuadradas y aburridas que suenan a lo mismo de siempre, lo mismo del año pasado, y que, por lo tanto, no atrapan como la telaraña ni cautivan como el señuelo al final de la cuerda del pescador.

Tenemos que esforzarnos con inteligencia y persistencia para liberarnos de las camisas de fuerza, los comunicados tipo machote, que nos tornan predecibles, previsibles y predictibles, explorar y analizar los diversos recursos, ideas y herramientas que nos ayuden en el desafío de sorprender y conquistar a nuestras audiencias con mensajes diferentes y renovados.

Es importante aclarar que no se trata de llevar la creatividad a tal extremo que sacrifiquemos la sustancia y claridad del mensaje, pero también hay que tener presente que esencia y profundidad no están reñidos con ingenio e innovación; por el contrario, pueden convertirse en socios muy valiosos.

Mi experiencia periodística de 34 años me ha enseñado que siempre hay vías para comunicar de manera amena, rigurosa y diferente lo que por temor a arriesgarse y explorar (mantenerse en la zona de confort de la comunicación) puede ser uno de tantos mensajes aburridos con que se castiga a los públicos “En tiempos de globalización…”.

Comunicar es sorprender.

Inauguro con este artículo la sección ComunicANDO, en el sitio Gente-diverGente, cuyo contenido consistirá en reflexiones sobre el complejo arte de la comunicación (en el cual nadie tiene la última palabra). Compartiré con ustedes conocimientos, aprendizajes y experiencias acumulados a lo largo de una trayectoria periodística de 33 años en Grupo Nación, cuya etapa más enriquecedora tuvo lugar entre el 8 de abril del 2010 y el 30 de junio del 2020, cuando me desempeñé como director del periódico El Financiero.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente

Exdirector del periódico El Financiero
Periodista y consultor en Comunicación