Construyamos la paz
Las contiendas entre los pueblos nos demuestran que no hemos sido capaces de desarrollar los valores de convivencia entre los seres humanos
Eugenia Rodríguez Ugalde
Desde hace varios meses y en días recientes hemos sido testigos de diversos acontecimientos que atentan contra la paz mundial, en los que varias naciones inician una disputa por mantener el poder sobre los territorios vecinos.
Las crisis que se generan por los conflictos entre estas naciones nos afectan a todo el planeta, debido a que, en un mundo globalizado, lo que ocurre en una región rápidamente repercute en todas las demás.
Los conflictos bélicos que se desatan por diversos intereses nos sumergen en la decadencia y en la destrucción de las relaciones humanas, causando la muerte de seres inocentes que no son parte de esas batallas.
El terrorismo, los conflictos armados y las contiendas entre los pueblos nos demuestran que no hemos sido capaces de desarrollar los valores de convivencia entre los seres humanos y que priman más los intereses políticos, económicos y religiosos, que el respeto a la dignidad humana.
Cuando estalla un conflicto bélico se dan muchos efectos nefastos entre las poblaciones envueltas en el combate. Entre los efectos más visibles se encuentran: la muerte de las personas que van a luchar a la guerra y las de la población civil, la destrucción de las ciudades, la paralización de la economía, debido a que se detiene la producción y la energía se enfoca en la supervivencia y el ataque a los pueblos considerados como enemigos, el deterioro considerable de la salud física y mental y muchos otros factores que traerán graves consecuencias durante décadas.
La resolución de conflictos se vuelve una tarea imprescindible, ya que la guerra entre dos o más naciones repercute en todo el planeta. El diálogo y el consenso se convierten en habilidades prácticas indispensables para la convivencia pacífica entre las personas del mundo entero.
Pero, si esos conflictos se dan entre naciones lejanas a la nuestra, ¿cómo podemos contribuir para alcanzar la paz en el mundo?
Como habitantes de nuestro planeta estamos llamados a construir una cultura de paz, que rechace la violencia en cualquiera de sus formas y que nos permita reforzar los valores, actitudes y comportamientos para la convivencia armónica entre todas las personas, sin importar su etnia, religión, lugar de procedencia, condición social o cualquier otra característica.

Mahatma Gandhi decía: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. Como personas habitantes de este planeta estamos llamados a vivir en paz, a vivir plenamente la paz. Seamos constructores de paz en todos los espacios y momentos de nuestra vida.
¿Y cómo lo podemos hacer?
El proceso de paz en el mundo inicia por la paz interior. Es cuando encontramos la calma emocional, mental y espiritual. Se da cuando nos conocemos profundamente y sabemos nuestras capacidades y las áreas que debemos mejorar y las aceptamos abiertamente. Luego, somos capaces de reconocer y aceptar las características de las demás personas.
La paz interior es lo opuesto a la lucha. Es apartarse conscientemente de las luchas innecesarias y buscar la solución, el consenso y el diálogo en los conflictos que es necesario resolver.
La paz interior inicia con la autoaceptación y el amor propio. Evita los juicios, los afanes y el control. Promueve el amor hacia las demás personas y la flexibilidad para adaptarse a un mundo cambiante. Enfatiza en la gratitud para poder vivir plenamente en el aquí y en el ahora.
Desde nuestros espacios propios, podemos vivir intensamente la paz interior.
Esto se verá reflejado en las relaciones que mantengamos con las otras personas e impactará en una sociedad más solidaria.
Tomemos conciencia de la importancia de crear una cultura de paz para la convivencia armoniosa entre las personas y las sociedades. Seamos parte activa de un movimiento que se suma al respeto, al diálogo y al consenso.
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Eugenia Rodríguez Ugalde es una profesional con formación académica en el campo de la psicología, psicopedagogía, administración educativa y pedagogía. Cuenta con más de 25 años de experiencia docente universitaria e investigación. Actualmente se desempeña como Vicerrectora de Bienestar Estudiantil y Extensión Universitaria en la Universidad Castro Carazo y es consultora nacional e internacional en temas educativos y de bienestar.