“No podemos negar que el equipo de la competencia hizo un buen trabajo, pero sin duda alguna el pueblo de Costa Rica eligió a nuestro canal como el que realizó la mejor transmisión de los toros a la tica durante los últimos días del 2021 y los primeros del 2022”.

Palabras más, palabras menos, eso fue lo que dijo el pasado 2 de enero el conductor de uno de los grupos de humoristas y conocedores taurinos que transmitieron desde el redondel de Palmares.

Independientemente de que esa figura de la televisión nacional no aportara los datos en los que sustentó su afirmación, su declaración me llevó a plantearme una pregunta: “¿Contra quién competimos?”

Es decir, ¿quién es nuestra competencia?

Luego surgió esta interrogante: “¿Por qué ese afán, a veces desmedido, de comparar fuerzas, capacidades o resultados con otros?”

Finalmente caí en la siguiente cuestión: “¿Por qué no competir contra nosotros mismos?”

Sí, ¿qué tal si en lugar de poner a los otros bajo la lupa dirigimos el lente hacia nosotros para autoevaluarnos? ¿No sería más enriquecedor, para nuestro proceso de mejora y crecimiento, autoexaminarnos con honestidad?

Es en el pulso contra nosotros mismos donde realmente desarrollamos músculo.

¿Por qué no recetarnos una justa y necesaria dosis de autocrítica, en especial cuando el año aún huele a nuevo? ¿Por qué no hacer de esto un hábito?

Está bien seguirle los pasos a la competencia, hay que hacerlo, pero ¿qué tanto revisamos nuestras pisadas? ¿Analizamos nuestras huellas con el mismo rigor? ¿Profundizamos en nuestros rastros?

¿De qué sirve medirnos y compararnos con otros si no tenemos el valor y la honestidad de subirnos en la balanza de la introspección para sopesar si estamos progresando o si nos encontramos estancados, incluso si hemos retrocedido?

Se trata de un ejercicio constructivo pues el objetivo no es buscar chivos expiatorios, excusas ni repartir culpas, sino tratar de mejorar, superarnos a nosotros mismos.

Me gusta la imagen que acompaña a este texto, pues en ella veo a una persona sola, un ser humano (podría ser una organización) enfocado en vencerse a sí mismo (que es ganar), romper sus marcas, superar sus triunfos anteriores, saltar cada vez más alto.

¿Contra quién competimos?

¿Por qué no competir contra nosotros mismos?

Eso es tomar al toro por los cuernos…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación