Hoy, 11 de abril, estaré pensando en la tea de las preguntas que nos ayuda a quemar el mesón de los dogmas, las verdades oficiales, las posverdades y los estribillos que en ocasiones memorizamos y repetimos sin comprender

–Papá, ¿qué es inmortal? -preguntó el viernes pasado una niña de unos siete años que almorzó con su padre en el mismo restaurante en que lo hice yo: Rostipollos de Plaza Lincoln, en San Vicente de Moravia.

–¿Cómo, qué es inmortal?

–¿Qué quiere decir inmortal? No conozco esa palabra -insistió aquella pequeña que vestía un traje típico costarricense.

–¿Dónde oíste esa palabra?

–Está en el himno de Juan Santamaría que cantamos hoy en la escuela.

Yo, sentado en una mesa cercana a la de ellos, repasé en mi mente las primeras dos líneas de ese canto que aprendí de memoria en cuarto grado: “Cantemos ufanos la egregia memoria / de aquel de la Patria soldado inmortal…”.

–Inmortal es alguien que nunca muere -contestó el padre, un hombre de unos treinta y cinco años.

–Pero Juan Santamaría murió -manifestó la niña.

–Es cierto, pero hizo algo tan importante para Costa Rica que todos los años lo recordamos, por lo que es como si estuviera vivo. Cuando recordamos mucho a alguien, lo mantenemos vivo en la memoria.

–¿Como cuando hablamos de tito?

–¡Eso mismo! Como cuando hablamos de tito.

Mi almuerzo estuvo rico, pero lo que más saboreé al mediodía del viernes fue ese breve diálogo. Disfruté el hecho de observar a una niña de mente inquieta, una pequeña que no se conforma con memorizar y repetir, sino que necesita entender. Un ser humano que pregunta, lo cual nos hace diferentes a las demás criaturas.

Un sorbo de esperanza, eso significó para mí esa experiencia que me permitió constatar una vez más que -aunque a veces no lo parezca- las interrogantes siguen gozando de buena salud en el mundo, las dudas no están en peligro de extinción, la sana necesidad de preguntar está presente en las nuevas generaciones.

Me alegró, asimismo, ver a un padre que estimula el sentido del cuestionamiento, un hombre que había estado atendiendo y haciendo varias llamadas telefónicas de índole laboral, pero que se despegó del móvil en cuanto su hija le hizo una pregunta: “Papá, ¿qué es inmortal?”

Yo pensé: “Inmortal es Juan Santamaría, la huella que este papá está dejando en su hija y la necesidad humana de preguntar, confrontar, dudar.

Hoy, 11 de abril, día en el que evocamos y celebramos la hazaña histórica “… de aquel de la patria soldado inmortal…”, estaré pensando en la tea de las preguntas que nos ayuda a quemar el mesón de los dogmas, las verdades oficiales, las posverdades y los estribillos que en ocasiones memorizamos y repetimos sin comprender.

“Cantemos ufanos la egregia memoria / de aquel de la Patria soldado inmortal…”.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista con 35 años de experiencia
Asesor en comunicación