“El voto es la llave democrática para abrir nuevas oportunidades”, reiteró el Tribunal Supremo de Elecciones a lo largo de los cuatro debates que realizó entre el domingo pasado y ayer, y que transmitió Canal 13. Lástima que los candidatos a la presidencia de la República no hayan aprovechado al cien por ciento esa imagen para hacer girar la cerradura de una mejor comprensión de los problemas, desafíos y oportunidades nacionales por parte de los ciudadanos.

Pongo como ejemplo lo que sucedió en torno a la segunda pregunta planteada anoche: “La regla fiscal es un instrumento de disciplina financiera que ajusta los gastos del Gobierno al crecimiento de la economía según el nivel de endeudamiento. ¿Usted promovería alguna reforma a los términos actuales en los que se define y se aplica la regla fiscal? Y ¿por qué sí o por qué no?”

En cuanto leí esa definición me pregunté: ¿cuántos televidentes no expertos, o medianamente conocedores de la materia, saben o entienden lo que es la regla fiscal? Y no es que la interrogante presentada a los siete aspirantes estuviera mal redactada, pero me parece que partió del hecho de dar por sentado que ese tema económico y financiero es de dominio público.

Haga la prueba. Salga a la calle y pídale a tres personas que le expliquen en qué consiste la regla fiscal.

Más allá de si la pregunta pudo haber sido planteada de una forma más clara para las múltiples y diversas audiencias televisivas, considero que los políticos del último debate del TSE desaprovecharon una magnífica oportunidad para evidenciar sus destrezas en materia de comunicación.

Me refiero a (en este orden aparecen en la galería fotográfica que acompaña a este artículo) Natalia Díaz, del Partido Unidos Podemos; José María Figueres, de Liberación Nacional; Óscar Campos, de Encuentro Nacional; Wálter Muñoz, de Integración Nacional; Rodolfo Piza, de Nuestro Pueblo; John Vega, del Partido de los Trabajadores, y José María Villalta, del Frente Amplio.

Algunas pistas aportaron estos inquilinos de la extensa papeleta electoral, pues hablaron de inversión, gasto público, gasto de capital, crecimiento económico, recesión, transferencias, remuneraciones y amortizaciones, pero ¿es ese el lenguaje que entiende un pueblo que registra altos niveles de indecisión electoral y que por lo tanto necesita información clara, comprensible, para decidir por quién votar el próximo 6 de febrero?

No es esta una pregunta que menosprecia a gran parte de la ciudadanía, sino una interrogante que apunta a una deficiencia crítica de nuestra sociedad en el campo de la comunicación: la insistencia de abordar asuntos de interés general con un idioma técnico o una jerga especializada que muchos no manejan. Se demuestra así dominio del tema pero no del arte de comunicar.

Incluso el aspirante que se jactó de ser “el único candidato que posiblemente fue a la escuela corriendo por los potreros descalzo y que regresaba a estudiar con canfinera” no ensayó un discurso más aterrizado, una respuesta con lenguaje llano. ¿Para qué chonetes sin explicaciones?

Algo parecido sucedió con la tercera pregunta de la noche: “¿Qué propone para superar el dualismo estructural de la economía costarricense entre los sectores más dinámicos de la misma, como el de zonas francas y los sectores más tradicionales que han sido fuertemente golpeados durante la pandemia?”

¿Tanto cuesta echar mano, de manera concisa, a un ejemplo o un caso que clarifique? ¿Por qué se descuidan estos detalles tan relevantes? ¿No es acaso más útil para el electorado escuchar una breve explicación que le ayude a comprender y conectarse con el debate que tener que soportar añejas arengas de plaza pública?

Después se quejan los políticos de la apatía ciudadana…

Así sucedió en un debate cuya primera interrogante pedía propuestas concretas para fortalecer el diálogo social.

Quizá la primera acción en esa materia debiera ser afinar las destrezas de comunicación para que todo el país, no unos cuantos, entienda de qué estamos hablando.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación