Me refiero al señor de unos setenta años que conocí hace pocos días en el local de Starbucks en Plaza Lincoln. Lo que me llamó la atención de él fue el hecho de que no tomó absolutamente ninguna decisión en torno al café que iba a beber. Dejó en manos de su hija, quien rondaría las cuatro décadas, TODAS las elecciones.

Hay gente que va así por la vida: no decide, no toma partido, no elige….

–Papá, ¿cuál café quiere tomar? -preguntó ella.
–Cualquiera -respondió él.

Hay gente a la que todo le da igual…

–¿Lo quiere frío o caliente?
–Como sea.

Hay gente que no concreta, puntualiza o especifica…

–¿De qué tamaño?
–Me da igual.

Hay gente divorciada de la iniciativa, el deseo y la voluntad…

–¿Que cuál tipo de leche?, pregunta la muchacha de la caja.
–Escoja usted, yo de eso no sé nada.

Hay gente a la que le da pereza pensar…

–¿Quiere algo de comer?
–No sé, no sé, ¿usted qué dice?

Hay gente que permite que sean otros los que decidan…

–¿Nos tomamos el café aquí o lo llevamos a casa?
–Diay, es lo mismo.

Desesperante, ¿verdad? Nunca había tenido que esperar tanto para ser atendido. Mi paciencia iba en caída libre ante aquel hombre que me hizo pensar en los sumisos y manejables rebaños de ovejas…

Pensé en otras posibles preguntas para aquel señor: Papá, ¿por quién va a votar?, ¿quiere vacunarse?, ¿qué opina del Estado laico?, ¿está a favor o en contra del aborto?, ¿qué le parecen los acuerdos con el FMI?, ¿deben cerrarse el CNP y Recope?, ¿está de acuerdo con la pensión a los 65 años?, ¿qué piensa de las familias que se encariñan con las curules?, ¿Dios existe? Paro aquí pues la lista es de no acabar…

Hay gente que es como el hombre de la imagen que acompaña a este texto: no emite señales, símbolos o signos; va por la vida sin compartir avisos que la distinga. Simple y sencillamente deja que otros piensen y decidan.

Sí, que otros reflexionen, analicen, investiguen, debatan, opinen, definan posiciones, y mientras tanto yo acato instrucciones, indicaciones, directrices, porque -como el hombre de la imagen- no tengo la menor idea de hacia dónde voy o hacia dónde quiero ir.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación