Se debe planificar adecuadamente el regreso a las aulas, la adecuación de los espacios y ser vigilantes en el cumplimiento de los protocolos sanitarios

Por Isabel Vargas González

En nuestro país, la generación 2017-2020 ha enfrentado una serie de rupturas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tanto desde la perspectiva del aseguramiento de la calidad académica como de la propia administración educativa. 

Como lo menciona el Programa Estado de la Nación en su Octavo Informe de Estado de la Educación (2021), el sistema educativo costarricense a lo largo del siglo XXI ha venido presentando una serie de rezagos. 

Algunos de esos problemas relacionados a la organización y funcionamiento no fueron resueltos a tiempo y generaron, en consecuencia, una serie de riesgos que con la llegada de la pandemia terminó por golpear a las poblaciones de estudiantes más vulnerables y aumentar las brechas de desigualdad.

Aunque parezca increíble y difícil de creer en un mundo digital, uno de los primeros retos tanto para docentes, estudiantes y comunidad universitaria en general, lo constituye la alfabetización digital, especialmente de quienes se encuentra en zonas rurales. 

La alfabetización digital se encuentra asociada al uso de Internet y las herramientas tecnológicas. Quienes no hayan desarrollado habilidades digitales o no tengan una serie de competencias de comunicación en estos entornos, fácilmente experimentarán una sensación de aislamiento convirtiéndose en una nueva forma de exclusión social.

Siendo esto una realidad, las instituciones educativas deberán partir de un principio de inclusión educativa al proceso de enseñanza y aprendizaje. Los profesionales de distintas disciplinas, dedicados a la educación, están llamados a implementar estrategias que satisfagan las necesidades de los estudiantes mediante la generación de condiciones para la equidad.

Entre otras cosas, los principales retos para las instituciones de educación superior serán:

  1. Ofrecer, a los estudiantes con dificultades de acceso a herramientas digitales, espacios físicos debidamente acondicionados con computadoras, los software necesarios para el aprendizaje e Internet de una buena banda ancha para el acceso a información en la red.

2. Continuar con la generación de espacios de crecimiento profesional y preparación para la alfabetización digital de docentes y discentes.

3. Abrir nuevos cursos de nivelación o posibilidades de matrícula de cursos como estudiantes oyentes como una posibilidad adicional a aquellos estudiantes con mayores rezagos en su formación.

4. Como docentes deberemos ser aliados de la evaluación diagnóstica y tener la apertura y disponibilidad para cambiar la planificación docente cuando sea necesario.

De cara a un futuro próximo corresponde a las autoridades universitarias, en otras cosas, atender lo administrativo.  Se debe planificar adecuadamente el regreso a las aulas, la adecuación de los espacios y ser vigilantes en el cumplimiento de los protocolos y políticas establecidas para la disminución de riesgos de contagio.

Las instituciones universitarias también deberán contar con procedimientos y capacitación para la intervención si los estudiantes, el personal docente o administrativo se enferma, lo cual debe incluir la posibilidad de cierres parciales, de ser necesario.

La comunidad administrativa, docente y estudiantil en general, deberá responder responsablemente siguiendo los protocolos establecidos por las instituciones y realizando las acciones individuales necesarias de cuidado personal.

Esta pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar las propias prácticas educativas, replantearlas e innovarlas con miras a enfrentar lo emergente y contar con mejores recursos para un porvenir incierto. 

Fundamentalmente, la experiencia post-pandemia deberá ser un espacio fértil para la reflexión de re-aprender a aprender, de re-aprender a hacer y re-aprender a ser.

Isabel Vargas González cuenta con formación profesional en el campo de la orientación, del desarrollo curricular y la gestión de proyectos. Cuenta con más de 12 años de experiencia en el diseño curricular y es docente universitaria. Actualmente se desempeña como Directora de Innovación y Desarrollo Curricular de la Universidad Castro Carazo.