Polifemo era, según la mitología griega, un hijo del dios Poseidón y el más famoso habitante de la Isla de los Cíclopes (gigantes con un solo ojo, en el centro de la frente).

De este personaje nos habla Homero en su poema épico Odisea, el cual narra el accidentado y prolongado (10 años) viaje de retorno de Odiseo a su hogar (la isla Ítaca) tras participar en la Guerra de Troya.

En algún momento de ese periplo, Odiseo y varios de sus navegantes arribaron a la tierra de Polifemo; algunos de ellos fueron devorados por esa criatura fuerte, cruel y malvada que vivía en una cueva.

Odiseo, hombre astuto y hábil para mentir, ideó y ejecutó un plan para escapar de Polifemo: embriagarlo con vino hasta que se durmiera para luego dejarlo ciego con una lanza afilada.

De tener una visión limitada, el gigante monstruoso pasó a no ver absolutamente nada; perdió por completo el sentido de orientación.

Así pues, el principal problema que tenía el cíclope era su estrecho campo de visión. Su mundo era muy reducido; su perspectiva del entorno, sumamente limitada, y su apreciación de la realidad, demasiado pobre.

Padecemos el síndrome de Polifemo cuando vemos los acontecimientos solo con un ojo; es decir, con una visibilidad escasa, restringida e insuficiente. En vez de mirar con amplitud el panorama de las ideas, propuestas y opiniones ajenas, optamos por hacer un uso mezquino de nuestra visión.

Claro, resulta más fácil atacar con afán depredador a quien piensa diferente o tiene otra lectura de la realidad, que invertir tiempo y neuronas en analizar a fondo sus planteamientos.

Lamentablemente, las redes sociales (en particular Facebook y Twitter) se han transformado -con las excepciones del caso- en una especie de Isla de los Cíclopes: se destroza y devora a quien comete el terrible pecado de pensar o ser distinto.

El modelo debería ser Argos Panoptes, un gigante de cien ojos de acuerdo con la mitología griega. Necesitamos ver más, ampliar el horizonte.

José David Guevara Muñoz
Periodista independiente
Editor de Gente-diverGente