La información titulada “Alajuelense le debe a Joseph Joseph el CAR y mucho más”, publicada hoy por La Nación en su edición de papel y ayer en la versión digital, nos permite compartir unas breves reflexiones en torno a varias jugadas que diversas organizaciones ejecutan en la cancha de la comunicación y que, si bien pueden lucir inteligentes y elegantes en algún momento, a la postre pueden lesionar la buena imagen.

En este caso el balón se echó a rodar en la gramilla rojinegra, pero ningún equipo de fútbol de nuestro país (incluida la Selección) queda fuera de juego en materia de alinear a la transparencia cuando de brindar información de interés público se trata.

Resulta de muy mal gusto, a la hora de hablarle a la afición, salir con monstruos afónicos, tigres y leones sin garras, muñecos enterrados, trombas extrañas…

Seis reflexiones:

  1. No terminar la jugada. Una imagen recurrente en el torneo costarricense: por alguna extraña razón, los jugadores deciden no ejecutar jugadas completas, se conforman con llegar cerca del área o ingresar en ella pero sin intenciones de rematar a marco. Parecen dispuestos a anotar un gol, pero de repente la bola aparece en otro punto del terreno. Nos dejan a medias, con la sensación y frustración de que faltó lo más importante. Algo similar hizo la dirigencia rojinegra al no revelar oportunamente la verdad completa en torno a todas las ayudas que la institución manuda ha recibido del empresario Joseph Joseph, vicepresidente de la Liga Deportiva Alajuelense (LDA). Hasta ahora diversos miembros de la junta directiva habían asegurado que los favores consistían únicamente en funciones directivas y el préstamo del Centro de Alto Rendimiento (CAR), pero resulta que también hay un préstamo por más de ¢500 millones. ¿Por qué no revelarlo a tiempo? ¿Por qué no hacer la jugada completa? ¿Cuál es el pecado de tener deudas? Las verdades que no se dicen a tiempo se convierten en bolas que hablan en voz alta (en especial en Costa Rica).
  2. Correr a anotar en tiempos extra. Una vez que la sección deportiva de La Nación reveló esa deuda, con base en un informe financiero de junio del 2020, Alajuelense emitió un comunicado admitiendo el compromiso. ¿Por qué no lo hizo antes? Después de todo, en el campo de la comunicación las dudas juegan más que las deudas.
  3. Meter un gol con la mano. Cierto, cuando la Liga se declaró equipo sin deudas en marzo anterior, especificó que se trataba de compromisos bancarios. En este sentido, Mundo Ofertas del Este S. A., una de las compañías de Joseph Joseph y a la que se le debe el préstamo, no es un banco, mas ¿por qué no haber incluido este detalle en la “histórica noticia”?. Me queda a mí la sensación de que nos metieron un gol con la mano, algo que solo le estaba permitido a Diego Armando Maradona. Tarde o temprano alguien divulga, o filtra, el video que muestra la verdad completa de los hechos.
  4. Hacer berrinche y llevarse la bola. El presidente de la LDA, Fernando Ocampo, se ha molestado cuando la prensa ha insistido en preguntarle -con justa razón- sobre los aportes de Joseph Joseph, e incluso se ha quejado de que los periodistas no digan quiénes ponen la plata en Saprissa o Heredia. Asimismo, ha condicionado los temas de las entrevistas que se le han solicitado. Pésima estrategia comunicativa que estamos acostumbrados a ver en el quehacer político pero que lamentablemente cada vez más se replica sobre la gramilla. Ocampo no es el primer dirigente que echa mano al recurso del amigo del barrio que se lleva la bola cuando los demás jugadores no juegan como él quiere, pero lo creía más ducho y experimentado en las relaciones con la prensa. No deja de sorprenderme ese manejo de la comunicación en instituciones que se dicen “grandes”. ¡Tarjeta amarilla!
  5. Patear la bola hacia adelante, pero sin un destino claro. En determinado momento Joseph Joseph accedió a brindarle una entrevista a La Nación, pero después pateó el balón con rumbo incierto: “Un poco más adelante”, dijo y ahí quedó el asunto. Los reporteros aún están esperando que les llegue la redonda… ¿Ya para qué? ¿Qué va a decir ahora? Olvidó que este es un pequeño mundo.
  6. “Yo no toqué al jugador”. Es lo que dicen muchos futbolistas después de los partidos, al ser cuestionados sobre la falta que cometieron contra un rival; dan una versión muy diferente a la que aparece luego en cámaras. Joseph Joseph aseguró en algún momento que el CAR fue edificado en propiedades familiares que iban a pasar varios años sin uso, cuando en realidad las había comprado hacía poco tiempo. ¿Por qué tan extraña jugada de pared? ¿Qué necesidad tenía este empresario de decir eso? ¿Por qué saltar a la cancha con un errático sistema de comunicación?

¿Por qué algunas organizaciones corren el riesgo de jugar torpemente con el buen nombre? ¿Por qué dejar a la confianza en la incómoda posición del fuera de juego? ¿Será que ven a la comunicación como un objeto de camerino, un jugador de banca o un cambio de último minuto?

Todos tenemos mucho que aprender de esta experiencia, incluso la prensa que está siempre llamada a ser más crítica y escéptica que ingenua o complaciente.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación