Este tipo de formación es clave para fomentar el rechazo a cualquier tipo de violencia

Ivania Vega Montero

¿Quién no reconoce la frase “A mis hijas e hijos los educo yo”?

Hace un par de años, esa fue la consigna que utilizaron madres y padres de familia para demostrar su inconformidad con el Programa para la Afectividad y Sexualidad Integral, que propuso el Ministerio de Educación Pública (MEP).

Entre los aspectos que generaban inconformidad, se hacía hincapié en que el Estado costarricense no puede imponerle valores a las familias costarricenses, y que son los padres y madres de familia las personas encargadas de cuidar y educar en valores, ética y moralidad a sus hijos e hijas.

Por otra parte, hace tan solo algunas semanas, un niño de 10 años de edad, quien presenta un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA), fue agredido por otra persona menor de edad en el centro educativo al que asiste. A raíz de esta noticia, se dieron distintos comentarios y cuestionamientos sobre lo que lleva a un menor de edad a agredir y violentar a otra persona menor de edad, de la forma en la que sucedió.

¿Qué relación existe entre estos dos hechos dados en contextos educativos? Son una paradoja o contradicción. En el primer caso, se evidencia la posición de defender del derecho y la responsabilidad de los padres y madres de familia, a educar en valores a sus hijos e hijas; mientras el segundo, es una clara muestra de la falta de educación de la familia en valores de respeto, tolerancia, igualdad y solidaridad hacía otras personas.

Sí bien la educación en valores es una labor conjunta del entorno social, educativo y familiar, no se debe de perder de vista que el aprendizaje de valores inicia en el hogar. En el entorno educativo se aprende sobre los valores, cómo se llaman, y qué significa cada uno, como por ejemplo el respeto, pero es en casa donde se aprende a respetar.

En el entorno educativo se les dice a las personas qué es la honradez, pero en casa, en la familia, se aprende que no se deben tomar las cosas ajenas y eso se llama honradez, tal como dice la profesora colombiana, Zulema Rodríguez, (2018).

Si se educa en valores de inclusión y respeto, las personas aprenderán herramientas que les ayudarán a construir una mirada empática.

¿Por qué inician en casa los valores?

La familia es la primera institución de socialización y la más importante en la vida de una persona. El hogar es un espacio donde se comparten valores que formarán e impactarán a cada una de las personas que la conforman, y donde se modela a través del ejemplo, la forma de interactuar con la sociedad.

El entorno familiar es un entorno educativo, lo que se practica, hace y observa en casa, en la cotidianidad de la familia, se convierte en educación. Los aprendizajes desarrollados en el hogar construyen saberes, son interiorizados por cada persona integrante, promueven conocimientos específicos y formas culturales. 

La educación en valores es clave para fomentar el rechazo a cualquier tipo de violencia. La violencia es un fenómeno social que se expresa a través de distintas manifestaciones y ha alcanzado a permear diferentes entornos. La reproducción de la violencia está ligada a distintos factores, entre ellos la crianza, repetición de patrones, ideas o creencias.

Tanto la inclusión como la discriminación son formas de pensar, sentir y vivir que nacen y se fortalecen en casa. Si se educa con ideas y creencias basadas en prejuicios, estás definirán las actitudes y comportamientos hacía otras personas.  Si se educa en valores de inclusión y respeto, las personas aprenderán herramientas que les ayudarán a construir una mirada empática sobre sí mismas y las demás personas. 

Para educar en valores se requiere además de un proceso de reflexión sobre los propios comportamientos y actitudes, así como un compromiso con la creación de una conciencia que permita cuestionar e identificar ideas y creencias basadas en prejuicios. Sí bien se considera que los primeros años de vida son esenciales para al aprendizaje, no significa que no existan otros momentos claves para adquirir nuevos aprendizajes, sensibilizarse, actuar y establecer normas de conducta que guíen nuestros actos.

Educar en valores desde casa

Aprender a dar valor a las conductas y comportamientos determinados, ayudará a una sana convivencia, desarrollar herramientas para superar obstáculos, tomar mejores decisiones y procurar el bienestar personal y de quienes nos rodean.  Para incentivar valores en casa, podemos tomar en consideración las siguientes pautas:

  • Identifique los valores que desea inculcar en la familia. Estos valores servirán de guía y ayudarán a distinguir si nos acercamos o alejamos de ellos.
  • Ponga en práctica sus valores en la vida diaria mediante metas y acciones valiosas y concretas.
  • Sea coherente. Asegúrese de que el modo en que usted se comporta sea correcto y acorde con los valores que quiere trasmitir.
  • Favorezca la empatía, esta es la base de los valores. Comparta el punto de vista y emociones de las personas con quienes convive, intentando siempre escucharlas y validar lo que sienten o piensan.
  • Cuando un acto refleje un valor, nómbrelo y refuércelo. Es importante reforzar las acciones valiosas mediante el reconocimiento y haciendo referencia a las consecuencias positivas que tiene dicha acción.

¡Los valores inician en casa! La familia puede optar por crear, compartir y exigir valores, generar espacios para la participación, empezando por los miembros de la familia con la que conviven, extender estos espacios en entornos de educación formal, en trabajo conjunto con los centros educativos y finalmente promoverlos en los contextos comunitarios.

A lo largo de la vida podemos adquirir y aprender valores para la convivencia e inclusión, el respeto, la empatía, la igualdad y la solidaridad. Con una formación en valores y principios, es posible construir un mundo mejor.

Referencias:
-Cabezas, H. (2010). ¿Qué ocurre en el aula costarricense? Los niños y las niñas que maltratan a sus compañeros. Revista electrónica Actualidades Investigativas en Educación, 10 (3),1-21. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44717980011.
-Rodríguez, Z.E. (2018). Qué y cómo se enseña y aprende en la familia. Un asunto de interés para la escuela. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 14 (2), 132-157.

Ivania Vega Montero tiene una licenciatura en Psicología por la Universidad de Costa Rica y una maestría en psicología Industrial y Organizacional, por la Universidad Latina de Costa Rica. Es la Coordinadora de Vida Estudiantil en la Universidad Castro Carazo.