Facebook sigue siendo una oruga que devora con apetito voraz a quien osa atravesarse en su camino, pero ahora es también una crisálida de donde emerge la mariposa de la bondad

De repente, Facebook se transforma…

Además de ser una red social en la que predominan fotos de comidas, paseos, viajes, mascotas y festejos familiares, saludos de cumpleaños, memes románticos, mensajes inspiradores, chotas futboleras, noticias falsas, emprendimientos, ideas, opiniones y ataques personales, le abre las puertas también al dolor, la fragilidad y la vulnerabilidad.

La vida, al menos la expresada en esta comunidad virtual, deja de ser únicamente risa, sonrisa y carcajada, y comparte ahora lágrimas, desconsuelo y tristeza.

Se trata de un cambio que tiene nombre, Pandemia, y apellidos, Covid-19, y que se enmarca dentro de un contexto de trastorno mundial que pronto cumplirá dos años.

Es sobre ese terreno de arenas movedizas que ya no se ‘postean’ solo dedos acusadores, sino también manos en busca de sostén y fortaleza, y abrazos solidarios.

Facebook sigue siendo una oruga que devora con apetito voraz a quien osa atravesarse en su camino, pero ahora es también una crisálida de donde emerge la mariposa de la bondad. Imposible no pensar en El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, relato del escritor británico Robert Louis Stevenson (1850-1894) que nos muestra dos rostros de la naturaleza humana: el monstruoso y el bello.

En tiempos de distanciamiento social, nos damos abrazos virtuales.

Metamorfosis… Metamorfacebook…

Sí, porque hoy día hay espacio también para la compasión, empatía, apoyo, solidaridad, llorar con los que lloran, recordar que somos polvo.

Una red social donde de pronto se incrementan las solicitudes de rezos y oraciones, abundan los clamores, se multiplican los lamentos, germinan los pésames… No es solo caverna de cazadores, sino refugio comunitario donde nos congregamos alrededor del fuego de la angustia y la llama del consuelo.

Ya no es visto con extrañeza ni recelo quien se aparta del libreto de que todo es bello, victoria, fortuna, conquista y demás ingredientes de la sospechosa felicidad que nos venden los diversos mercaderes del autoengaño. Se vale ser auténtico, honesto, real: ¡humano!

En tiempos de distanciamiento social, nos damos abrazos virtuales, caricias digitales, besos en la red, palmadas facebookeadas.

Al despertar Facebook una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama virtual convertido en una red social más solidaria… ¡Kafka, siempre Kafka!

Metamorfosis… Metamorfacebook…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación