Palabras habitadas
El lenguaje positivo eleva el estado anímico de las personas y las impulsa a actuar proactivamente, a la vez que genera inspiración, confianza y vínculos positivos
Eugenia Rodríguez Ugalde
Habitar las palabras significa vivirlas y sentirlas plenamente y de una manera intencionada. Implica tomar conciencia de las palabras que expresamos, ya sea de forma verbal o escrita y saber el efecto que ellas causan en nosotros mismos y en las demás personas.
Cuando se tienen buenos deseos hacia alguien y se expresan las palabras de una manera sentida, intencionada y sincera, eso es habitar las palabras, porque no solo se está comunicando un mensaje, sino que las palabras llegan a tener un sentido trascendente que da buenos frutos en las relaciones humanas, al expresar las palabras con una intencionalidad sincera.
Para expresar las palabras habitadas, debemos tener buenos deseos hacia las otras personas, a través de una relación constructiva que implica asumir una comunicación empática, en la que no solo se expresan palabras, sino que se tiene en consideración los pensamientos, sentimientos y emociones que esa comunicación despertará en quien se está expresando y en quien recibe el mensaje.
Comunicarse a través de las palabras habitadas implica poner en práctica los valores que promueven las relaciones humanas, tales como el respeto, la solidaridad, la comprensión, la colaboración, la generosidad, la justicia, elcompañerismo, la responsabilidad, el optimismo, la sinceridad, la libertad y otros.
Expresarse a través de las palabras habitadas lleva implícito dar lo mejor de nuestro ser a las otras personas con las que establecemos vínculos para alcanzar una relación saludable, en la que se dé una comunicación constructiva que nos permita expresar intencionalmente lo que consideramos que está bien y lo que se debe mejorar, con el fin de lograr un buen desarrollo en la relación y así alcanzar el mejoramiento constante entre las personas que están interactuando.
Cuando una persona se conecta con su ser está comunicando palabras habitadas. Esto implica ser consciente de la propia esencia (¿quién soy?, ¿hacia dónde voy?, ¿qué quiero hacer?) y a partir de ella establecer relaciones saludables con otras personas y comunicarse de una manera empática, incluso cuando las personas que se están relacionando estén en desacuerdo.
Quien ha desarrollado el amor propio (no el egocentrismo), logra utilizar palabras habitadas en sus relaciones con otras personas, de manera que pueda observar el crecimiento a través de esas interacciones y a la vez colaborar con quienes estén interesados en mantener un vínculo saludable, de manera que se construyan proyectos conjuntos, en los que las personas que interactúan se sientan respetadas, escuchadas y apoyadas y quieran aportar sus ideas para crecer en forma conjunta.
Si se generan pensamientos positivos (no me refiero a pensamientos. mágicos que oculten las dificultades existentes, sino a aquellos que desean alcanzar cambios que mejoren las situaciones), se expresarán palabras positivas y habitadas, que a la vez generan emociones agradables que enriquecen las relaciones humanas.

Cuando usted se conecta con el presente y vive en el aquí y el ahora, puede gestionar sus pensamientos y palabras y elegir lo que desea expresar de una manera constructiva. Los pensamientos se pueden redireccionar hacia lo positivo y así se generarán palabras positivas, conscientes e intencionadas, es decir, palabras habitadas.
Por el contrario, si la persona está pendiente de sus problemas, de lo que tiene pendiente en su trabajo, del reloj, de lo que le desagrada de las demás personas, de las tareas del hogar que aún no ha realizado o de cualquier otro pensamiento que la pueda desenfocar, no estará presente en ese vínculo y eso provocará una desconexión con su propio ser y con las demás personas.
Así es como se generan los pensamientos que se expresan como palabras no habitadas y que hacen que las emociones desagradables florezcan.
El lenguaje positivo eleva el estado anímico de las personas y las impulsa a actuar proactivamente, a la vez que genera inspiración, confianza y vínculos positivos. Al elegir palabras de afirmación y colaboración se construyen puentes de confianza entre las personas.
Diversos estudios han demostrado los beneficios del pensamiento y el lenguaje positivo en la salud mental, emocional, espiritual y física de las personas.
En el libro La ciencia del lenguaje positivo, Luis Castellanos nos explica detalladamente cómo cambia nuestra vida según las palabras que elegimos. Las palabras son la energía de la que se nutren nuestros pensamientos y con la que construimos o destruimos relaciones. Cuantas más palabras positivas pensemos o expresemos y con mayor intensidad, tanta más energía tendremos y programaremos nuestra mente y nuestro cuerpo hacia el bienestar, el equilibrio, la satisfacción y las relaciones saludables.
Está demostrado científicamente que nuestro cerebro capitaliza nuestros pensamientos y lenguaje positivo y los convierte en emociones agradables que nos permiten vivir momentos positivos y poner en marcha nuestros recursos personales para establecer vínculos sólidos y constructivos, lo que redunda en amor propio y bienestar y relaciones positivas.
Por eso, vale la pena intentarlo y conscientemente habitar nuestras palabras para transformar nuestras propias vidas y las de las demás personas.

Eugenia Rodríguez Ugalde es una profesional con formación académica en el campo de la psicología, psicopedagogía, administración educativa y pedagogía. Cuenta con más de 25 años de experiencia docente universitaria e investigación. Actualmente se desempeña como Vicerrectora de Bienestar Estudiantil y Extensión Universitaria en la Universidad Castro Carazo y es consultora nacional e internacional en temas educativos y de bienestar.