Entrega 7 (de un total de 21)
Mañana: Contesta un
periodista

Porque todos observamos y analizamos diferente… A partir de esta realidad, Gente-diverGente invitó a 21 personas a expresar por escrito, y con absoluta libertad, lo que una misma fotografía (un viejo camión abandonado) les dice o sugiere.

21 en el 2021 es el nombre de esta iniciativa que celebra la diversidad y multiplicidad de visiones, análisis y perspectivas que coexisten en la sociedad y nos permiten tratar de armar el complejo rompecabezas del entorno.

Le toca el turno hoy, en este ejercicio de pluralidad, a Laura Salas, Máster en Administración Educativa.

Fue la ilusión del abuelo, de joven siempre quiso uno así. Y cuando pudo comprarlo, lo paseaba por las calles del pueblo los fines de semana. El mismo escogió el color, le parecía muy llamativo, así lo había imaginado, cuando veía aquellas revistas de carros que tenía su padre en un viejo baúl.

Pasados los años el abuelo se casó y ahora paseaba con la abuela también. Disfrutaron juntos de muchos paseos y visitaron muchos lugares viajando en su hermoso carro. Era parte de su historia juntos, a todos lados iban en él.

Y luego vinieron los hijos, todos juntos fueron a la playa, a la montaña, a los ríos y a tantos otros lugares, todos disfrutaron de ese hermoso carro color del cielo, a todos les parecía maravilloso y lo cuidaban tanto como lo hacía el abuelo, era parte de la historia familiar, era como otro miembro más.

Después vinieron los nietos, pero a ellos no les interesaba mucho pasear con el abuelo, no veían ese carro de la misma forma que lo miraba el abuelo, no sabían de los paseos familiares, de las historias que podría contar ese carro si hablara y de los recuerdos que la familia tenía viajando a todas partes en el carro del color del cielo.

Llegaron al pueblo otros modelos de carros, de otros colores, y ya el carro del abuelo no era tan llamativo, ni tan interesante para los jóvenes nietos que iban creciendo y llenando sus vidas de cosas modernas. Las calles del pueblo se llenaron de carros modernos, y el carro del abuelo quedó olvidado.

El abuelo ya no está, ni tampoco la abuela, los hijos tienen sus propios carros y los nietos también. Ya nadie pasea en el carro del abuelo.

Poco a poco se ha caído la pintura color del cielo, el metal ha sido invadido de herrumbre, hasta una piedra tiraron unos niños y quebraron sus vidrios. Ya no es tan hermoso como antes, ya no viaja a todas partes coleccionando recuerdos, ya no tiene la atención del abuelo.

Allí esta el carro del abuelo, lleno de maleza, alberga nidos y otras casas de animales. Todos lo ven deteriorarse, pero nadie se atreve a deshacerse de lo que queda, es como si temieran que se lleve los recuerdos, las historias y al mismo abuelo con él.

Laura Salas. Máster en Administración Educativa.

¿Y a usted qué le dice la foto del camión?
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