Entrega 3 (de un total de 21)
Mañana: Contesta un pastor evangélico

Porque todos observamos y analizamos diferente… A partir de esta realidad, Gente-diverGente invitó a 21 personas a expresar por escrito, y con absoluta libertad, lo que una misma fotografía (un viejo camión abandonado) les dice o sugiere.

21 en el 2021 es el nombre de esta iniciativa que celebra la diversidad y multiplicidad de visiones, análisis y perspectivas que coexisten en la sociedad y nos permiten tratar de armar el complejo rompecabezas del entorno.

Le toca el turno hoy, en este ejercicio de pluralidad, a Valeria Lentini Gilli, economista, investigadora en temas sociales y profesora universitaria. Escribe relatos en su tiempo libre.

El camión de Pedro

Pedro tenía un camión igual al de la foto, pero rojo oscuro. Lo estacionaba marcha atrás en una casa a la par de la de mis abuelos en Bella Vista, Argentina. A mi parecer, Pedro y Lola no eran vecinos entrañables de ellos, pero se saludaban con el afecto que dan los años.

En su juventud, Pedro y su camión transportaban las cajas de ginebra Bols que producía la fábrica holandesa construida en 1935 y que se abastecía de la destilería del señor Mattaldi. Mattaldi era el dueño de toda aquella tierra que luego fue loteando para vender a la creciente clase obrera, y que se convertiría en el pueblo de Bella Vista.

Dicen que los holandeses habían esperado la fecha del cumpleaños 56 de la Reina Guillermina de los Países Bajos, para hacer la inauguración oficial de la fábrica. Pedro, el “pibe Anguera” y sus respectivos camiones, estuvieron en la inauguración. Habían sido de los primeros contratados para transportar las botellas del producto.

Las botellas tenían la forma de largos tubos de arcilla marrón. Un diseño que perduraba casi desde la época en la que el señor Bols empezó a producirla, aprovechando las especias que llegaban de Indonesia al puerto de Amsterdam, con la receta de una bebida inicialmente medicinal. Las primeras cajas que salían de la fábrica de Bella Vista, Pedro las había tenido que transportar al campo, donde la bebida era muy popular desde finales del 1600. Había sido tan incorporada por los gauchos que hasta figuraba en el Martin Fierro. 

Poco a poco, a Pedro le tocó transportar también cajas a la capital.

Antes de que mis abuelos construyeran la casa con la que se hicieron vecinos, ya conocían el camión. Recién llegados de Italia, contrataban a Pedro entre varios compañeros de trabajo, piamonteses como mis abuelos, para llevarlos a hacer picnic en la zona del Tigre, en Buenos Aires. En aquel momento eran todas parejas jóvenes sin hijos.

En Bella Vista, había dos grandes fábricas en los 30s y 40s, la de Bols de los holandeses y la de las llantas Michelín de los franceses. La Michelín había contratado jóvenes de la región del Piemonte, Italia, para llevarlos a trabajar cerca de donde se producía el caucho, la selva sudamericana de Brasil, Perú y Colombia.

Mis abuelos, recién casados en 1933, eran parte de ese grupo de jóvenes. Pensaban quedarse unos tres años para ahorrar antes de volver a Turín. En esa época, en la fábrica casi todos hablaban el dialecto piemontés.

Mi abuelo trabajaba en la planta, y mi abuela en control de calidad. Se escribían largas cartas con sus parientes en Italia varias veces por año para contarse cómo iban las cosas. Eran años gloriosos para Argentina y duros para Europa que estaba a las puertas de comenzar la II Guerra Mundial.

Así fue como mis abuelos terminaron quedándose. Compraron un lote de los de Mattaldi y construyeron una hermosa casa de dos pisos con un gran patio que resultó quedar al lado de la de Pedro y Lola.

En algún momento, Pedro tuvo que cambiar las llantas del camión y pidió consejo a mis abuelos. Mi abuela era experta, aunque nunca manejó. En agradecimiento, Pedro les regaló una botella de Bols que quedó en la alacena no sé cuántos años, hasta yo llegué a verla. Creo que nunca la abrieron. Ellos eran más de Fernet, otra bebida que era producida con especies y que también había tenido orígenes medicinales.

La última vez que vi el camión de Pedro fue a finales de los 80s. Supongo que si el camión todavía existiera luciría como el de la foto, pero rojo oscuro.

Valeria Lentini Gilli es economista, investigadora en temas sociales y profesora universitaria. Escribe relatos en su tiempo libre.

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