La pornografía no contribuye a fomentar el respeto por la mujer, pues la presenta como una mercancía al servicio del hombre

“Al fin y al cabo, el sexo era cosa de hombres. Nadie esperaba que le interesase a las mujeres”… palabras de Viola Rydal, “Villy”, esposa sumisa del acaudalado Edward Cazalet, en la novela Los años ligeros, de la escritora inglesa Elizabeth Jane Howard (1923-2014).

Esa novela, ambientada en la Inglaterra de los años 1937 y 1938, retrata las costumbres sociales de una época en la que muchos hombres pensaban que “si el matrimonio no es la carrera de la mujer, no resultará un buen matrimonio”.

Así, la vida que llevaba Villy se ajustaba a lo que sus hijos, marido y madre esperaban de ella. “No es que fuera infeliz, sino, sencillamente, que habría podido ser mucho más de lo que era”.

Comencé a leer esa historia publicada por el sello Siruela un día después de haber visto por televisión el documental Placer femenino, de la directora y guionista suiza Barbara Miller, estrenado el 8 de noviembre del 2018 en Alemania, y transmitido el sábado pasado por el canal NAT GEO. Duración: 1 hora con 41 minutos.

Me llamó poderosamente la atención el fuerte vínculo que encontré entre la vida de una mujer de papel y tinta y cinco mujeres de la vida real que luchan en pro de la liberación sexual y la autodeterminación de las mujeres.

Se trata, en primer lugar, de la somalí Leyla Hussein, psicoterapeuta que trabaja activamente para que la ablación (mutilación genital femenina) sea abolida.

En segundo lugar, la artista japonesa Rokudenashiko, quien ha sido condenada por obscenidad (crear arte basado en la vagina).

También, la exmonja alemana Doris Wagner, quien sufrió abusos por parte de un miembro del clero. Ella promueve relaciones románticas y sexuales sanas.

Asimismo, la india Vithika Yadav, activista de los derechos sexuales y de género en su país.

Por último, la escritora estadounidense-alemana Deborah Feldman, comprometida con la reivindicación de los derechos de las mujeres en comunidades ortodoxas.

Estas cinco mujeres saben, por experiencia propia, lo que es ser difamadas públicamente, apartadas de sus comunidades e, incluso, recibir amenazas de muerte.

No pude encontrar un sitio o plataforma en el cual tener acceso a este documental de Barbara Miller, quien también es licenciada en filosofía y psicología, por lo que comparto un vídeo de 5:30 minutos que hallé en Youtube y algunas ideas expresadas en Placer femenino y de las cuales tomé nota:

-La pornografía no contribuye a fomentar el respeto por la mujer, pues la presenta como una mercancía al servicio del hombre.

-¿Dónde están los hombres cuando las mujeres gritan auxilio? ¿Por qué no hacen algo al respecto?

-Muchas mujeres cortan sus cuerpos, los operan y los cambian para satisfacer las expectativas masculinas.

-¿Por qué los hombres sí son dueños de sus cuerpos y las mujeres no?

-Cuando los hombres eligen una carrera profesional no se preguntan si son bonitos, un tema en el que se ejerce mucha presión sobre las mujeres.

-Las mujeres masái, de Kenia, no sienten placer durante el acto sexual pues sus órganos genitales han sido lesionados.

-Se debe hablar de la mutilación genital femenina sin perder la compasión.

-Las mujeres deben apropiarse del hecho de que son dueñas de su cuerpo y destino.

-Es difícil que los hombres hablen de asuntos que cuestionan su masculinidad o las estructuras patriarcales.

-Todos disfrutamos del sexo. Las mujeres no son alienígenas.

-No puede ser que Dios odie a las mujeres como lo hacen las religiones.

-El cuerpo es algo natural.

Todos tenemos que cambiar, es un esfuerzo que hay que realizar unidos. No se trata de arreglar solo a un género.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente