Una experiencia que me sirvió para desintoxicarme un poco del negativismo que se transmite (o transmitimos) a diario en Costa Rica por medio de la quejadera y la lamentadera

Me refiero a los lunes, cuando un equipo de trabajadores municipales recoge los despojos que se generan en cada casa, negocio o institución de la comunidad en la que vivo; los jueves, cuando la misma cuadrilla colecta desechos reciclables, y hoy, martes 6 de abril del 2021, fecha en que el gobierno local lleva a cabo una jornada en la que equipados con escobones, cepillos, palas, y al volante de maquinaria pesada un grupo de hombres se encarga de eliminar la basura no tradicional.

Es lo que sucede, mientras escribo estas líneas, en el distrito de Mata de Plátano, cantón de Goicoechea, provincia de San José.

De casa acaban de llevarse una buena carga de ramas y hojas de Guayabo, Güitite, Calistemo y Veranera, así como escombros de una garita.

Habrá quien me tilde de “polo” por confesar que salí a observar, fotografiar y grabar un video de la ejecución de las labores, pero la verdad es que no quise privarme de uno de esos momentos en los que se piensa que vale la pena pagar impuestos, en este caso municipales. La misma sensación experimento cada vez que observo los avances en la ruta llamada Circunvalación.

No es todos los días que uno experimenta esa extraña sensación tributaria o fiscal (en ocasiones ocurre todo lo contrario), así que hoy decidí disfrutarla, agradecerla y confesarla-divulgarla.

Además, lo reconozco, la experiencia me sirvió para desintoxicarme un poco del negativismo que se transmite (o transmitimos) a diario en Costa Rica por medio de la quejadera y la lamentadera.

Me refiero al hábito de afirmar hasta el cansancio que “todo está mal”, “nada funciona bien”, “todo se lo roban”, “nunca recibimos nada del Estado” y -una de las expresiones que más detesto- “el país se nos fue de las manos”.

Por supuesto que tenemos derecho a señalar lo malo, pero qué cansado y poco constructivo cuando no hacemos nada más que gemir y chillar. Cuando actuamos así nos parecemos a un médico que se limita única y exclusivamente a diagnosticar enfermedades, pero no a curar a sus pacientes.

¿Para qué quejas sin propuestas? ¿Para qué gimoteos sin soluciones? ¿Para qué sollozos sin ideas?

Lo siento, estimados apocalípticos y aves de mal agüero, pero no es cierto que TODO, absolutamente TODO esté mal en nuestro país; hay campos en los que las cosas funcionan, avanzan, sirven. Para muestra, otro botón: la vacunación contra el Covid-19.

Hoy, martes 6 de abril del 2021, sentí que vale la pena pagar impuestos, una sensación que tiene nombres y apellidos: Municipalidad de Goicoechea.

Me enorgullece reconocerlo, no solo como ciudadano costarricense, sino también como periodista con una trayectoria de 34 años, porque no solo de malas noticias o denuncias (muchas veces necesarias) vivimos los reporteros.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente