20 actitudes que contribuyen con el aporte de ideas y visiones, la sana convivencia social, el bienestar y el progreso

Bienaventurados los que discrepan con inteligencia, porque ellos mantienen vivo el valor del criterio independiente.

Bienaventurados los que divergen con razones de peso, porque ellos nos recuerdan que el mundo no tiene porqué ser uniforme.

Bienaventurados los que piensan diferente aún a sabiendas de que van a ser quemados en la hoguera pública, porque ellos nos invitan a ver otras perspectivas.

Bienaventurados los que tienen el coraje de romper esquemas, porque ellos aún actúan como seres humanos y no como autómatas.

Bienaventurados los que se niegan a ser guiados por dictados, porque ellos tienen claro que no hay dueños absolutos de la verdad.

Bienaventurados los que rechazan las etiquetas intelectuales, porque gracias a ellos el pensamiento vuela libre.

Bienaventurados los que no opinan para quedar bien con todo el mundo, porque ellos son fieles y leales a sí mismos.

Bienaventurados los que se atreven a llevarle la contraria a los “gurús”, porque ellos no pueden ser calificados como rebaño.

Bienaventurados los que leen para tratar de armar el complejo rompecabezas de la realidad, porque ellos no siguen “manuales de instrucciones”.

Bienaventurados los que no se conforman con las versiones oficiales, porque ellos ejercen el derecho a dudar, cuestionar, confrontar.

Bienaventurados los que se salen del molde de “lo normal” y “lo correcto”, porque ellos enriquecen la diversidad.

Bienaventurados los que son distintos, porque ellos son el mejor detector de personas con mentes cerradas.

Bienaventurados los que cultivan la flexibilidad, porque ellos nos enseñan los peligros del fanatismo y la intransigencia.

Bienaventurados los que plantean otras ideas, porque ellos contribuyen a construir con otros diseños, prácticas y materiales.

Bienaventurados los que desarticulan los discursos del miedo, porque ellos desafían a vivir con dignidad.

Bienaventurados los que piensan, analizan y razonan, porque a ellos no les meterán diez con hueco tan fácilmente.

Bienaventurados los escépticos y perspicaces, porque ellos sacuden el polvo de la ingenuidad.

Bienaventurados los que se salen del molde de “lo normal” y “lo correcto”, porque ellos enriquecen la diversidad.

Bienaventurados los que aceptan con madurez y educación que otros piensen diferente, porque ellos fortalecen la sana convivencia.

Bienaventurados los que no son arrogantes, pedantes ni vanidosos, porque ellos tienen una actitud mucho más abierta a las diveregencias.

Bienaventurados los que acogen y promueven la cultura de la discrepancia, porque ellos tienen hambre y sed de aprendizaje.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación