Conozca 8 estrategias que puede utilizar para crear nuevos hábitos que le permitan un mejor equilibrio en el teletrabajo

Luis Alonso Arrieta Ávila

La nueva normalidad ha traído muchos cambios consigo, como la posibilidad que tienen cada vez más personas de desarrollar teletrabajo. Esto supone un gran alivio para muchas personas, ya que en algunos casos les permite un manejo más flexible del tiempo, menos inversión en tiempo y dinero en transporte y la posibilidad de realizar otras actividades con este tiempo recuperado.

Sin embargo, este panorama ha permitido visibilizar algunos estresores que, si bien tal vez ya existían anteriormente, se han venido a exacerbar debido al teletrabajo, por ejemplo: 1) la superposición de deberes y tiempos entre el espacio laboral y familiar (especialmente para las mujeres); 2) la percepción de falta de apoyo de las organizaciones y, 3) el impacto del espacio físico en el desempeño laboral (Hayes, Priestley, Ishmakhametov y Ray; 2020).

Estos estresores, aunados a las demandas propias de nuestro trabajo pueden llevarnos a experimentar burnout o desgaste excesivo (sentirnos “quemados”) y, al ser seres integrales, este cansancio se manifiesta a nivel físico, emocional y conductual. 

Este agotamiento se puede desarrollar debido a estresores específicos por un prolongado tiempo como: 1) realizar actividades que demanden mucho física o emocionalmente (aún si las disfrutamos); 2) demandas incesantes, donde no hay una pausa entre una y otra; 3) expectativas irreales o inalcanzables (en tiempos, cargas de trabajo, entre otras).

Pero, ¿cómo saber si tenemos desgaste excesivo? Las autoras Emily y Amelia Nagoski (2019) nos indican que existen 3 características específicas:

1. La despersonalización o desconexión con nuestro trabajo en lugar de una conexión, aprecio y compromiso con la organización.

2. Menor sentido de logro, donde sentimos que cada vez nos esforzamos más y alcanzamos menos o tenemos menos impacto con lo que hacemos.

3. Cansancio físico y emocional.

De esta manera, el agotamiento percibido se debe a que no estamos realizando de manera adecuada nuestros “ciclos de estrés”, los cuales tienen 3 etapas específicas: 1) Una situación o un estresor nos genera una señal de alerta a nuestro cuerpo y que debemos prepararnos para reaccionar, 2) La respuesta a esa situación específica (puede ser física o cognitiva) y, 3) un cierre (cuando damos una señal a nuestro cuerpo de que ya la amenaza terminó y podemos relajarnos).

En el burnout, generalmente no contamos con la etapa de cierre, por lo que nuestro cuerpo siempre se encuentra en estado de alerta para prepararse a la acción.

Es importante que tengamos límites claros, tanto para nosotros y nosotras mismas, como para las demás personas. Por ejemplo, respetar horarios de trabajo y no contestar correos electrónicos o mensajes fuera de esos tiempos.

Esto no quiere decir que tengamos que menospreciar el teletrabajo y volver a la presencialidad. Lo que debemos buscar es un equilibrio en la manera en la que experimentamos esta modalidad de trabajo, de manera que podamos contar con una sana separación en espacios y momentos laborales y familiares o personales.

Por ese motivo, quiero compartir con ustedes 8 estrategias que podemos utilizar para crear nuevos hábitos que nos permitan un mejor equilibrio en el teletrabajo:

  1. Complete el ciclo de estrés: Para poder completar el ciclo, debemos crear “señales” físicas que nos den el mensaje de “estamos en un lugar seguro”. Esto se logra a través de actividades físicas de bienestar (ejercicio o movimiento de cualquier tipo) y contar con redes de apoyo donde nos cuidamos entre todas las personas. (Nagoski E. y Nagoski. A.; 2021).
  • Respete y disfrute los espacios de descanso: Nuestro valor personal y profesional no depende de un nivel determinado de productividad. Contar con espacios reales para descansar es igualmente importante. Y debemos recordar que, alejarse de la computadora, pero seguir pensando en los pendientes que tenemos que hacer, no cuenta como una desconexión.
  • Cree límites claros y respételos: Es importante que tengamos límites claros, tanto para nosotros y nosotras mismas, como para las demás personas. Por ejemplo, respetar horarios de trabajo y no contestar correos electrónicos o mensajes fuera de esos tiempos, respetar si las personas tienen reuniones o actividades agendadas o se encuentran ocupadas, y valorar las cargas de trabajo de mis compañeros y compañeras, son acciones que nos ayudan a crear y mantener límites claros.
  • Cree rituales y rutinas para la conexión / desconexión: En la presencialidad contábamos con la rutina de ir al trabajo y luego devolvernos a nuestras casas. En la virtualidad podemos crear rituales que nos den esa sensación de “entrar y salir” del trabajo como por ejemplo dar una caminata alrededor de la cuadra antes de iniciar y al salir, de manera que hagamos la transición.
  • Manejemos el ritmo: Este punto se refiere a la manera en que acomodamos nuestras cargas laborales. Debemos equilibrar las actividades que te desgastan y las que te cargan. Por ejemplo: 1) manejar cuantas video llamadas o reuniones se tienen al día; 2) programar espacios cortos de desconexión entre reuniones y 3) considerar en que momentos del día tenemos más energía para desarrollar actividades más demandantes, son buenas estrategias para controlar el ritmo del teletrabajo (Aarons – Mele, M; 2020).
  • Aprendamos a negociar nuestros tiempos: Un punto importante de manejar nuestro ritmo es valorar los plazos de entrega de los productos que tenemos. Si tenemos muchas actividades simultáneamente, intentemos solicitar ampliaciones de plazos de manera razonable o hablemos con nuestras jefaturas para que nos ayuden a priorizar tareas según su importancia y urgencia, de manera que podamos atender las diversas actividades de manera adecuada.
  • Repensemos los espacios físicos: De ser posible, es importante contar con un espacio específico de nuestros hogares como espacio de trabajo. Sin embargo, si estamos en áreas compartidas como la sala o el comedor, podemos intentar acomodar la distribución del espacio para crear “rincones” o “esquinas” que sean nuestro espacio de trabajo, de manera que se sienta la separación con el resto de la casa y no se mezclen los espacios.
  • Equilibremos los espacios personales: Es importante programar espacio para nosotros mismos, actividades de desconexión y disfruta, y para descansar. Esto incluye espacios donde no tengamos que atender a nuestra familia, sino que sean de disfrute personal.

Luis Alonso Arrieta es Gestor de Calidad en la Universidad Castro Carazo.