La educación que involucra las emociones es una disrupción, un cambio de paradigma y una necesidad

Por Eugenia Rodríguez Ugalde

Cuando nos referimos a los procesos de aprendizaje, usualmente pensamos en los procesos cognitivos que se desarrollan en las instituciones educativas a las que asisten las personas durante sus primeros años de vida. Sin embargo, el aprendizaje se presenta en todas las etapas de la vida y es parte esencial del desarrollo humano. Se aprende desde el momento en el que inicia el proceso de la concepción y la formación intrauterina, hasta el día que dejamos de existir.

El aprendizaje emocionante despierta en la persona el deseo de seguir experimentando, mejorando y conociendo cosas nuevas. El aprendizaje emocionante es retador y motivador y te plantea nuevos desafíos. Pero, ¿qué entendemos como el aprendizaje emocionante?

De acuerdo con la Neurociencia aplicada a los procesos educativos, el aprendizaje emocionante se refiere a la necesidad de crear las mejores condiciones para que la persona aprenda en un ambiente que le evoca emociones positivas y que le despierta la motivación para seguir aprendiendo. Si ligamos el aprendizaje con las emociones, lo que aprendemos cobrará relevancia y permanecerá en nuestra memoria por mucho tiempo.

Un aprendizaje emocionante se da si las emociones positivas están presentes. Esto implica que un ambiente adecuado para el aprendizaje hace que el cerebro tenga una mayor disposición a recibir los estímulos externos y de esta forma se aprende mejor.

Durante muchos años, la educación se ha centrado en la adquisición de conocimientos y se le ha dado poco espacio e importancia al área emocional, porque quizá no se comprende su relevancia. El aprendizaje que involucra las emociones es una disrupción, un cambio de paradigma y una necesidad.

Cuando el aprendizaje se convierte en un disparador de la ansiedad, el estrés y la depresión, definitivamente no se le está brindando un ambiente adecuado a la persona que aprende. Si la experiencia de aprendizaje es displacentera, se tratará de evitar el proceso de aprendizaje. Si una persona se emociona, querrá actuar de una manera consecuente con lo que está aprendiendo. De esta forma, si lo que se experimenta es miedo, la persona querrá huir. Si se siente enojo o ira, lo que se querrá es atacar. Si siente disgusto o apatía, buscará alejarse de la situación o le será indiferente. Si se siente curiosidad, alegría, empatía, agrado, la persona tendrá entusiasmo por continuar ligada a lo que siente. Todas las emociones provocan una acción y preparan para la interacción social (Ibarrola, 2014).

El aprendizaje y las emociones positivas se constituyen en una alianza inseparable que produce el aprendizaje emocionante. A la vez, ambos se deben unir al esfuerzo. Cuando la curiosidad se despierta, la atención se focaliza y se da el proceso de aprendizaje. Las emociones se desarrollan y la memoria se almacena. Si la emoción se apaga ocurre un enfriamiento cognitivo del proceso de aprendizaje. Entonces ocurrirá que la persona verá el proceso de aprendizaje como una obligación, como algo que debe cumplir y no disfrutar. El mejor aprendizaje es el que nos prepara para ser felices. El placer por el aprendizaje es la mejor forma en la que se logra la permanencia y compromiso de quienes aprenden.

Para que se dé el aprendizaje emocionante, la persona facilitadora debe planificar y desarrollar situaciones de aprendizaje que favorezcan el surgimiento de las emociones positivas. Es claro que quien facilita el aprendizaje (docente) debe conocer profundamente sus propias emociones, sentirlas y expresarlas y a la vez, desarrollar la motivación hacia el aprendizaje. Después podrá provocar lo mismo en las personas aprendientes.

Los estados emocionales que favorecen el aprendizaje están relacionados con la confianza, curiosidad, autocontrol, relación con otras personas, comunicación, cooperación. Esto implica que todas las estrategias pedagógicas que se propongan deben estar relacionadas con estos estados emocionales.

A continuación, se presentan algunas recomendaciones dirigidas a las personas facilitadoras para que provoquen un aprendizaje emocionante:

  1. Aproveche el entusiasmo del primer día de clases para generar expectativas positivas: preséntese, conozca a las personas participantes, haga conciencia sobre la importancia del aprendizaje que van a desarrollar, permítales expresarse y participar activamente.
  2. Entusiásmese con lo que está haciendo.
  3. Varíe constantemente las estrategias metodológicas que utiliza.
  4. Brinde espacios para el trabajo colaborativo.
  5. Propicie el descubrimiento por parte del estudiantado.
  6. Utilice el sentido del humor.
  7. Realice experimentos o experiencias que unan la teoría y la práctica.
  8. Utilice todo tipo de recursos de aprendizaje.
  9. Brinde realimentaciones positivas a las personas participantes.
  10. Introduzca interrogantes que estimulen la curiosidad.
  11. Exprese continuamente emociones positivas (Moreno, Rodríguez y Rodríguez, 2018).

Estas son algunas recomendaciones en las que están presenten las emociones durante el proceso de aprendizaje, de manera que se dé la motivación para que las personas aprendientes se comprometan con su proceso educativo.

Referencias

Elizondo, A., Rodríguez, J. V. y Rodríguez, I. (2018). La importancia de la emoción en el aprendizaje: propuestas para mejorar la motivación de los estudiantes. Cuaderno de Pedagogía Universitaria, 15 (29), 3-11. https://cuaderno.pucmm.edu.do/index.php/cuadernodepedagogia/issue/view/40/47

Ibarrola, B. (2014). Aprendizaje emocionante. Neurociencia para el aula. Biblioteca Innovación Educativa. Ediciones SM. http://innovacioneducativa-sm.aprenderapensar.net/

Eugenia Rodríguez Ugalde es una profesional con formación académica en el campo de la psicología, psicopedagogía, administración educativa y pedagogía. Cuenta con más de 25 años de experiencia docente universitaria e investigación. Actualmente se desempeña como Vicerrectora de Bienestar Estudiantil y Extensión Universitaria en la Universidad Castro Carazo y es consultora nacional e internacional en temas educativos y de bienestar.