¿Se acaba el mundo por una derrota?
“El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano”, John Fitzgerald Kennedy,
expresidente de los Estados Unidos
-¿Acaso los traspiés no son propios de la condición humana?
-¿Los reveses en sí son más valiosos que las lecciones que podemos extraer, aprender y aplicar?
-¿No crecemos y evolucionamos cuando fallamos?
-¿Es que no ganamos absolutamente nada cuando perdemos?
-Si lo intento y no lo logro, ¿es fracaso o aprendizaje?
-¿Qué porción de aparentes debacles han contribuido exponencialmente con el desarrollo y el progreso de la Humanidad? ¿Poca? ¿Mucha? ¿Qué dice la Historia al respecto?
-¿Cuántos seres humanos ejemplares y admirados en el mundo entero se han levantado y alzado vuelo -como el ave fénix de la mitología griega- desde las cenizas? ¿Nos dicen algo al respecto las vidas y luchas de Galileo Galilei, Abraham Lincoln, Albert Einstein, Mahatma Gandhi, Gabriel García Márquez?
“Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan”.
Henry Ford, fundador de Ford Motor Company
-¿Por qué nos cuesta tanto digerir algunos tropiezos? ¿Por qué nos aferramos y obsesionamos tanto con ellos que no pasamos la página sino que optamos por auto flagelarnos?
-¿Resulta enriquecedor y tranquilizante enfrascarnos en la búsqueda de excusas y chivos expiatorios?
-¿Qué sentido tiene llevar una bitácora de “fracasos” para repasarla de cuando en cuando?
-¿A qué se debe que le confiramos tanta importancia a las caídas?
-¿Y si más bien vemos los golpes como maestros que nos enseñan a ser más pacientes, tolerantes y solidarios con los demás?
“No he fracasado. He encontrado 10.000 soluciones que no funcionan”.
Thomas Alva Edison, inventor, científico y empresario
-¿Se enseña verdaderamente a aceptar la derrota en escuelas, colegios, hogares e iglesias?
-¿Qué ejemplo dan las figuras públicas de nuestro país al respecto? ¿Qué ejemplo damos cada uno de nosotros? ¿Somos un paradigma a imitar?
-¿Cuán bajo o cuán alto es nuestro umbral de frustración ante los traspiés?
-¿Amerita una pérdida política o deportiva, para citar dos campos del quehacer humano, pelearnos con la vida, los seres queridos, amigos, compañeros y vecinos?
-¿De dónde procede esa actitud de ver aspectos propios de la vida -como divorcios, separaciones, despidos, discrepancias, herencias, conducción de vehículos- como asuntos de ganar-ganar o perder-perder?
-¿A quién se le ocurrió que somos excelentes negociadores cuando es el otro el que pierde?
“Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria”.
Jorge Luis Borges, escritor
-¿Quién dice que deponer nuestro orgullo es sinónimo de debilidad y fracaso? ¿No será más bien al contrario? ¿No se gana más con la humildad que con la arrogancia?
-¿Acaso no hay victorias que en el fondo son derrotas y reveses que son victorias?
-¿Es válido afirmar que la derrota es una especie de válvula de escape ante tanta presión por obtener éxito?
-¿Hemos caído en el enfermizo juego del loser (“perdedor”) que nos transmiten el cine y la televisión?
-¿Qué tanto daño nos hacemos y les hacemos a los demás (familia, sociedad, empresa, organización, etcétera) cuando no damos el brazo a torcer simple y sencillamente para no ser vistos como los vencidos?
-En última instancia, ¿qué entendemos por perder? ¿Qué significa ganar?
Se vale discrepar