“Los seres humanos, como especie avanzada que es, tenemos tendencia a aislar a quienes no forman parte de nuestro clan y a considerarlos enemigos, seres vulgares y deficientes que requieren control”, afirma Toni Morrison en el libro El origen de los otros

En marzo de 1997 leí por primera vez a la escritora estadounidense Toni Morrison (1931-2019), premio Nobel de Literatura 1993. Desde entonces, me cautivó su manera de decir, contar, pensar, denunciar, expresar su visión de la realidad.

Ojos azules es el título de la primera novela que publicó esa autora afrodescendiente, en 1970, y con la cual me inauguré en un mundo poblado por seres humanos que sufren distintos tipos de esclavitud y luchan, cada uno a su manera, por la libertad.

Morrison fue una mujer comprometida con la lucha por los derechos civiles y contra la discriminación racial.

Precisamente, Ojos azules tiene como protagonista a una niña negra llamada Pecola, quien sueña con tener los ojos del color de las muñecas de las niñas blancas: Barbie.

En el universo de Pecola, lo negro es feo y triste, en tanto que lo azul es esperanza y redención

“Cada noche, sin falta, ella rezaba para tener los ojos azules. Había rezado con fervor un año entero”, escribió Morrison.

Una situación parecida vive Bride, en La noche de los niños, otro libro de la misma autora: “Ese color de piel es una cruz con la que tendrá que cargar toda la vida”.

Enemigo: el que piensa distinto

La discriminación que sufren las personas diferentes, un tema central en la literatura (incluidas conferencias y ensayos) de Toni Morrison.

Siempre ponía el dedo y la pluma sobre esa llaga…

“… los seres humanos, como especie avanzada que es, tenemos tendencia a aislar a quienes no forman parte de nuestro clan y a considerarlos enemigos, seres vulgares y deficientes que requieren control… La raza ha sido un criterio constante de diferenciación, lo mismo que la riqueza, la clase y el sexo, tres categoría determinadas por el poder y la necesidad de control”, afirma en El origen de los otros.

El mismo tópico formó parte de un discurso que pronunció ante Amnistía Internacional y que se encuentra en el libro La fuente de la autoestima, en el cual se refirió a “la guerra contra el error”.

De acuerdo con Morrison, ese concepto fue creado por las religiones institucionales en los siglos XV y XVI, como parte de sus esfuerzos tendientes a corregir a quienes tenías otras creencias.

“En una época y un lugar donde la religión estatal era la norma, la apostasía era sinónimo de traición”, recuerda la escritora, quien sostenía que el mundo actual ha heredado una maquinaria de persecución perfectamente desarrollada.

“Todo aquel que opine otra cosa es un ingenuo”, anotó la Nobel de Literatura.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente