Sí, muy valiente usted al haber entrado en la caverna donde moraba el cíclope Polifemo,
pero eso no es nada comparado con el coraje y la vocación que se requieren
para trabajar en las UCI

Héroes y heroínas. Ya voy a decirte de quiénes se trata, pero antes tengo que agradecerte el haber sido mi paladín favorito durante los últimos 17 años.

Supongo que recordás cómo nació este vínculo entre un titán de la mitología griega, vos, y un lector de la vida real, yo.

Todo empezó cuando leí, en febrero del 2004, el poema épico Odisea, del aedo griego Homero, quien nació en el año 1.102 a. C.

Ese fue el final del reinado de mi héroe anterior, Indiana Jones, quien a su vez había desbancado a Batman, en tanto que este había destronado a mi ídolo de la infancia: Hércules, a quien conocí por medio de una serie de dibujos animados que se transmitió por televisión en los años sesenta.

Y bueno, ahora, en este 2021, te toca entregar la corona que coloqué sobre tu cabeza luego de conocer las hazañas que realizaste. Entre ellas, la astuta idea de construir el famoso caballo de Troya.

Asimismo, venciste con sagacidad al cíclope Polifemo, aquel gigante amargado que devoró a varios de tus compañeros de viaje en la cueva en que vivía. Lo embriagaste con vino y luego le sacaste el único ojo que tenía. Esta fue una tantas aventuras en tu viaje de diez años de regreso a Ítaca tras derrotar a los troyanos al final de un sitio que duró una década.

Lograste salir sano y salvo ante los embates de los monstruos marinos Caribdis y Escila.

Ni siquiera las sirenas asesinas lograron doblegarte con sus dulces y engañosos cantos. Te hiciste atar al mástil de tu barco en aras de resistir la tentación y tapaste con cera los oídos de tu tripulación para que no te escucharan en caso de que les ordenaras soltarte y dejarte ir en pos de aquellas criaturas seductoras.

Podría citar más hazañas tuyas, pero finalizo con el recuerdo de que fuiste un hombre capaz de vencer a un residente del Olimpo: Poseidón, “dios de los mares”, quien te hizo la vida imposible a partir del instante en que mataste a su hijo Polifemo.

Demasiados hechos ilustres, amigo Odiseo. Sin embargo, resultan pequeños en comparación con las luchas, problemas y desafíos que enfrentan a diario mis nuevos héroes y heroínas: el personal médico que atiende con abnegación la crisis sanitaria producida por el Covid-19.

Se trata de profesionales que corren serios riesgos en su batalla por salvar las vidas de miles de costarricenses víctimas de la pandemia que nos golpea desde marzo del 2020.

Están presentes, sea de día o de noche, fines de semana o feriados, en Ebais, clínicas y hospitales de todo el país. Perdoná que te diga esto Odiseo: tus contiendas pertenecen al mundo de la mitología griega, mientras que las guerras de estas personas del sector salud son absolutamente reales e implican altas dosis de sacrificios personales.

HÉROES REALES

Tales hombres y mujeres no pelean contra gigantes imaginarios, hechiceras que no existieron, monstruos que alguien soñó, sirenas que nadan en la fantasía o dioses que gobiernan en la ficción; su rival es tan cruel que hasta ayer había matado a 3.482 personas en Costa Rica (y más de 3,3 millones en el mundo).

Nuestro personal médico, claro está, no tiene que descender al inframundo para enfrentarse a la muerte; lamentablemente, la tienen a la vista en cada jornada de trabajo.

Sí, muy valiente al haber entrado en la caverna donde moraba Polifemo, pero eso no es nada comparado con el coraje y la vocación que se requieren para trabajar en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Con todo respeto para vos y tu esposa Penélope, estos servidores sí son héroes verdaderos.

Lo siento Odiseo, pero tengo héroes nuevos.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente