Una implementación política que retire a las personas una parte de sus ingresos genera descontento, pero
¿qué pasaría si en vez de tocar los ingresos
presentes se trabajara con los futuros?

Por Jorge A. Rodríguez Soto (*)

Con el paso del tiempo y la transición demográfica el mundo enfrenta un problema en lo que a la seguridad social se refiere. Los sistemas de ahorro para la jubilación parecen ir rumbo a un colapso. La revisión de la literatura económica al respecto es confusa, pero las soluciones que se ofrecen suelen ser de corte político, con miras a incentivar el ahorro.

Si bien es cierto que el ahorro debe incrementarse para evitar un colapso del sistema, esto también supone problemas. Es una solución simple en teoría pero complicada en la práctica, pues no muchas personas están dispuestas a renunciar a más de sus ingresos para abonarlos a la seguridad social. La implementación política de una solución de este tipo supondría mucho descontento y caos en la sociedad, en especial en momentos de crisis como los presentes.   

Cabe cuestionarse si existe alguna forma mediante la cual sea posible incrementar el ahorro, pero ahorrándose los disturbios y el descontento. Siendo este un problema que trasciende las fronteras nacionales, apareció una propuesta en Estados Unidos.

La idea viene de manos del premio Nobel de Economía 2017, Richard Thaler, y Shlomo Benartzi. Ellos le llamaron planes de “ahorre más mañana”. En su diseño se tomaron en cuenta los aspectos de la conducta humana que dificultan el incremento del ahorro para jubilación: la inercia, aversión a las pérdidas y el autocontrol.

Una implementación política que retire a las personas una parte de sus ingresos genera descontento, pero ¿qué pasaría si en vez de tocar los ingresos presentes se trabajara con los ingresos futuros? Bajo evidencia que muestra que las personas valoran más el presente que el futuro, trabajar de esta forma genera menos resistencia.

Para lograrlo es necesario vincular los aumentos en las cotizaciones a la seguridad social con los aumentos y ajustes salariales. A diferencia de lo que opina la economía ortodoxa, las personas suelen tener más cuidado de los ingresos nominales que de los reales.

“En un país como Costa Rica donde la seguridad social está primordialmente a cargo de un ente público, el objetivo sería facilitar transiciones en el cambio de las cotizaciones, sin brusquedad y dando tiempo a las familias para ajustar sus niveles de vida e ingresos”.

Jorge A. Rodríguez Soto, economista

De esta forma se podrían establecer aumentos en las cotizaciones a la seguridad social en los aumentos salariales. Es decir, tomar un porcentaje del aumento salarial y utilizarlo como incremento del ahorro para la jubilación. De esta forma los ingresos nominales no se reducen, incluso aumentan, y, a la vez aumenta el porcentaje del ingreso real que se destina a la jubilación.

Por ejemplo, si los salarios aumentan en un 2%, se establece que un 1% de ese aumento se destine a la seguridad social. De esta forma el ingreso nominal aumentaría en 1%, mientras que el ahorro también aumenta. Si alguien tuviera un ingreso de 100, con el aumento ganaría 102; con la implementación de un plan de este tipo ganaría 101 y se destinaría 1 adicional a la seguridad social.

Difícilmente alguien pueda quejarse de ganar 101 en lugar de 100. Mediante un juego entre los términos reales y nominales se logra redistribuir el ingreso real, pues a la vez que aumenta el ingreso nominal crece el ahorro real.

La idea no es tan reciente, ha sido implementada por empresas y países. Tras hacer revisión de la evidencia empírica se ha probado que de hecho sí es efectiva a la hora de incrementar el ahorro, de forma gradual y sin mayor impacto psicológico por reducciones inmediatas de los ingresos.   

Implementar un plan de este tipo requiere precaución y estudios pertinentes. Debe establecerse cuanto se desea incrementar el ahorro y límites a los incrementos, ya que, aunque no se siente, se está menguando el ingreso real de las personas.

En un país como Costa Rica donde la seguridad social está primordialmente a cargo de un ente público, el objetivo sería facilitar transiciones en el cambio de las cotizaciones, sin brusquedad y dando tiempo a las familias para ajustar sus niveles de vida e ingresos. Recordando siempre la tremenda responsabilidad que implica el uso de un truco heurístico, como este, en acciones de corte paternalista, pues se planteó como elección voluntaria originalmente.

(*) Jorge A. Rodríguez Soto. Economista e investigador científico independiente. E-mail: jorgeandresrodriguezsoto@gmail.com