Reseña de una iniciativa fallida que nació durante la Gran Depresión, tropezó con la Segunda Guerra Mundial y finalmente vio la luz al cabo de veinticuatro largos años

Hay que tener cuidado con las ideas que al parecer nacen muertas…

Prohibido firmar el acta de defunción, organizar el velorio, celebrar honras fúnebres e invitar al novenario.

Las buenas propuestas no fallecen; duermen profundamente a la espera de que llegue su hora, el momento de despertar y demostrar que están vivas y dispuestas a permanecer un buen rato entre nosotros.

El mundo de los planteamientos, sugerencias, innovaciones y soluciones está lleno de lázaros y blancanieves.

De ellos habría podido dar testimonio Milton Hershey, quien enfrentó varios “fracasos” humillantes en su afán de producir dulces.

Hubo quienes rociaron las ideas de este emprendedor con los santos óleos, pero con el tiempo sus chocolates Hershey’s abrazaron el éxito.

Una experiencia similar vivió Walt Disney, cuyos dibujos de Mickey Mouse fueron rechazados en principio bajo el argumento de que asustaban a las mujeres.

Conocemos el resto de esa historia…

Algo parecido sucedió con un reportaje periodístico que la revista estadounidense Fortune le encargó en 1936 al reportero James Agee y el fotógrafo Walker Evans.

Cuarto de cinco artículos inspirados en el libro Elogiemos ahora a hombres famosos, de James Agee, periodista, y Walker Evans, fotógrafo.

La idea de esa publicación era documentar las paupérrimas condiciones de vida de los aparceros que producían algodón en el sureño estado de Alabama, Estados Unidos, durante la Gran Depresión económica mundial (1929-1939).

Agee y Evans vivieron dos meses en las casas de tres diferentes familias de esa región azotada por la sequía, la pobreza y las deudas.

Sin embargo, Fortune decidió -por razones que desconozco- no publicar el reportaje.

Ese fue el primer revés que sufrió una idea en la que se le invirtieron generosos recursos. La iniciativa parecía muerta.

Durante los cinco años siguientes Agee reelaboró los textos a fondo, lo que le permitió publicar un libro en 1941, pocas semanas antes de que Estados Unidos decidiera entrar en la Segunda Guerra Mundial.

En ese contexto tan agitado, el libro pasó inadvertido y cayó en el olvido, en un prolongado sueño profundo.

No fue sino hasta en 1960 que la obra se reeditó (Agee murió en 1955) y empezó a cosechar el éxito y la fama que hacen que hoy día sea vista como un clásico de la literatura.

Transcurrieron veinticuatro años para que Elogiemos ahora a hombres famosos demostrara que era una idea que conocía el arte de la resurrección. Tengo la fortuna de poseer un ejemplar de esta joya editorial que incluye 62 fotografías en blanco y negro, por lo que puedo asegurar que la espera valió la pena.

Hay que tener cuidado con las ideas que al parecer nacen muertas…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Exdirector de El Financiero
Consultor en Comunicación