OBRA GRIS
Por Yanancy Noguera
(*)

Pareciera contradictorio que el país que queremos emular por su jurisprudencia en favor de la libertad de expresión sea el mismo que pretende juzgar a Julian Assange por 18 cargos de espionaje y conspiración relacionados con la revelación de información de evidente interés público global.

Estados Unidos lo acusa por haber puesto en peligro a informantes y “activos estratégicos” cuando en 2010 lideró la publicación en WikiLeaks de los documentos secretos sobre acciones de tortura, muertes de civiles y otros abusos militares en Irak y Afganistán.

La información revelada era secreta y atenta contra la Ley de Espionaje de 1917, que originalmente prohibía cualquier forma de espionaje o interferencia en el trabajo del ejército, esto en el marco de la primera guerra mundial. Según la Corte Suprema de ese país la ley, aún vigente, no viola la libertad de expresión y por eso se utilizó para juzgar a Chelsea Manning por la divulgación de los papeles a WikiLeaks, y se ha utilizado en la acusación por la filtración atribuida a Edward Snowden.

Por principio, toda información pública debe ser pública. El tema de los secretos de Estado es una excusa. Acá se supone que la información militar revelada era secreto de Estado, como ha ocurrido en muchos otros casos relacionados con guerras o intervenciones militares. Entonces, aunque el caso de Julian Assange también es relevante por la tortura a la que ha sido sometido, la defensa general debe estar en la relevancia de la divulgación de hechos de interés público.

El caso de Julian Assange es relevante para el ejercicio del periodismo.

Por principio, la información debe ser pública, pero, si no lo es, quien la solicite debe obtenerla y quien tenga acceso a ella puede revelarla. Este es otro gran tema, y tiene que ver con la forma en que un buen periodista tendría que actuar frente a un caso como el de WikiLeaks (para otro block).

Las siguientes son frases muy poderosas de Alan Rusbridger, ex editor de The Guardian, sobre este caso, respecto a nosotros, los que somos periodistas: 

“(…) me sorprende que más gente no pueda ver que este caso tiene implicaciones para todos los periodistas (…) cualquier periodista que haya leído cualquier historia de la libertad de prensa para principiantes sabrá que en el momento en que comiences a permitir que el gobierno de turno declare cuál es el interés nacional, entonces estás en problemas”.

Las traigo a discusión porque si bien no veo a Julian Assange como periodista, o actuando como debe hacerlo un periodista, el tema es de relevancia para nosotros porque en su caso hay un elemento común con nuestro trabajo: la divulgación de hechos de interés público.

(*) Yanancy Noguera es periodista y tiene un MBA con énfasis en finanzas. Fundadora de Punto y Aparte, un programa colaborativo de buen periodismo entre estudiantes y periodistas experimentados. Fue directora de La Nación y El Financiero, con 24 años de experiencia en medios y de esos 15 en posiciones de dirección. Profesora universitaria.