“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, Albert Einstein

¿Han visto el video en el que un adulto se acerca a una niña que está dibujando sobre una mesa y le plantea un problema de matemáticas?

El hombre le dice: “Si yo tengo cinco naranjas y somos diez personas, ¿qué tengo que hacer para que alcance para todos?”

Creo no equivocarme al afirmar que la respuesta esperada era que había que cortar las naranjas por la mitad. Esa es, digámoslo así, la solución aritmética “correcta” en el mundo de los hábitos y las costumbres.

Sin embargo, la pequeña no contesta desde el cómodo territorio de la repetición ni desde la trinchera de la monotonía.

Por el contrario, sorprende con una rápida y segura sentencia: “Jugo”.

Tal y como comenta otra persona -un admirado joven mexicano- en el mismo video, esa niña está en otro nivel de IQ, se salió del cuadrado o la caja en la que muchos nos encontramos (atrapados, limitados y condicionados).

Otro caso. Este tuvo lugar en Oriente de Santa Bárbara de Santa Cruz, Guanacaste.

Invitado por la ONG Visión Mundial Costa Rica, el músico Máx Góldemberg se presentó ante un grupo de niños de la comunidad, a quienes les dijo que estaba dedicado al negocio de vender huecos.

Huecos para calles. Huecos para quesos. Huecos para el pan. Huecos para las canoas. Huecos para las suelas de los zapatos. Huecos para cangrejos… ¡Todo tipo de huecos!

“Pero tengo un problema”, confesó el artista, “los huecos ocupan mucho espacio, por lo que al acomodarlos unos encima de los otros rápido me quedo sin campo en el carro”.

Un niño que escuchaba con mucha atención aquel relato reaccionó de inmediato y dijo en voz alta: “Lo que pasa es que tiene que ponerlos al revés para que le quepan”.

Historias como estas hay muchas. Abundan las anécdotas que constatan una y otra vez la maravillosa capacidad que tienen los infantes para plantear soluciones creativas e ingeniosas a múltiples problemas.

¿Qué tal si incorporamos visiones frescas a las discusiones en torno a problemas viejos, desafíos nuevos y oportunidades actuales y futuras? ¿Y si dejamos de lado el orgullo y escuchamos con humildad otras perspectivas?

José David Guevara Muñoz, editor de Gente-diverGente

Existen diversas razones para explicar esa aptitud, pero quiero destacar una en la que coinciden diversas autoridades en la materia: los pequeños ven la realidad con ojos distintos, con miradas carentes de convenciones, presupuestos o prejuicios.

Dicho con otras palabras: formas de ver no contaminadas ni empañadas por las miopías de los adultos.

Joan Manuel Serrat habla de esto en una de sus canciones:

Esos locos bajitos que se incorporan
Con los ojos abiertos de par en par
Sin respeto al horario ni a las costumbres

Pienso en este asunto y me pregunto qué tanto de la incapacidad de las organizaciones, instituciones, comunidades y el país para resolver algunos problemas obedece al hábito o tozudez de estudiarlos, analizarlos, diagnosticarlos y tratar de solucionarlos SIEMPRE con los ojos de antaño (exitosos en el pasado pero limitados u obsoletos para el presente) o con miradas arrogantes, sesgadas y prejuiciadas.

¿Será que damos palos de ciego en las empresas y poderes del Estado porque nos aferramos a las córneas del “esto lo hemos hecho siempre así”, las retinas de las verdades absolutas y las pupilas de recetas importadas?

¿Qué tal si incorporamos visiones frescas a las discusiones en torno a problemas viejos, desafíos nuevos y oportunidades actuales y futuras? ¿Y si dejamos de lado el orgullo y escuchamos con humildad otras perspectivas? ¿Por qué no abrirle espacio a puntos de vista innovadores?

¿Cuál es el miedo a hacer jugo en lugar de continuar partiendo por la mitad las cinco naranjas? ¿De dónde ese pavor a intentar colocar los huecos al revés en vez de seguir fracasando por la obsesión de apilarlos como ha sido la costumbre?

Como decía el físico Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

¿Qué podemos aprender, sea cual sea el escenario, de la capacidad de los niños para resolver problemas?

Los dejo con el enlace a una serie de videos dentro del cual se encuentra (en el minuto tres con cinco segundos) el de la niña de las naranjas y el jugo (https://www.youtube.com/watch?v=86E_Kxo_RMI&t=211s) y con una galería de 12 miradas infantiles, ojos frescos, visiones no contaminadas…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente