Un concepto que se define como el conjunto de habilidades para alcanzar el bienestar, la educación emocional, la búsqueda del sentido de vida, el mejoramiento de las relaciones sociales y concretar los logros positivos

Por Eugenia Rodríguez Ugalde (*)

A partir de la experiencia que todas las personas hemos vivido, recientemente, en relación con el desarrollo de la pandemia, ha quedado muy clara la importancia de la búsqueda del bienestar personal y social.

Ante los desafíos que se presentan en la vida, se requiere de una toma de conciencia de la mejor actitud con la que se pueden enfrentar las nuevas dificultades. Esa actitud positiva se aprende y se desarrolla desde los primeros años de vida y es una parte esencial del aprendizaje social que vamos desarrollando a lo largo de nuestra existencia.

Si generamos ambientes positivos dentro de las familias, las instituciones educativas y cualquier ambiente colectivo, la persona aprende a desarrollar una actitud positiva ante las diversas circunstancias que debe enfrentar.

El bienestar es uno de los objetivos básicos de la vida personal y social. Si las personas no nos esforzamos por alcanzar el bienestar personal y colectivo en forma conjunta, habrá desesperanza y esto puede llevarnos al incremento de las enfermedades mentales que tanto afectan a nuestra sociedad en la actualidad y que se han convertido en un verdadero problema de salud pública.

Si bien es cierto, el bienestar personal es una responsabilidad propia, se debe formar a la persona para que tome conciencia de la importancia de una vida física, mental y espiritualmente equilibrada.

Por otro lado, cuando se habla de bienestar social, todas las personas tenemos un grado de responsabilidad, pero también los gobiernos deben promover este tipo de bienestar a través de las diferentes iniciativas que se proponen. Esto es una inversión social que provee herramientas para el equilibrio personal y social.

El desarrollo del bienestar debería ser una de las prioridades y finalidades de la educación, en el que se involucre el profesorado, la población estudiantil y las familias, de manera que se beneficie la sociedad en general.

En las últimas décadas, la psicología ha profundizado en el estudio de las experiencias positivas y los rasgos individuales y sociales positivos en las personas. También se han realizado diversos estudios relacionados con las instituciones que proponen programas para la promoción del bienestar y la calidad de vida de las personas.

Martin Seligman, reconocido psicólogo estadounidense, ha dedicado gran parte de su vida a realizar estudios sobre la psicología positiva y el impacto personal y social que tiene.

Durante sus procesos de investigación ha enfatizado en la importancia de la aplicación de la psicología positiva al sistema educativo y la ha llamado Educación positiva, la cual define como el conjunto de habilidades para alcanzar el bienestar, la educación emocional, la búsqueda del sentido de vida, el mejoramiento de las relaciones sociales y el concretar los logros positivos.

Al preguntarnos sobre los beneficios de la Educación positiva, se puede mencionar que esta ayuda a que la persona autogestione sus emociones y liderazgo para la consecución de sus logros, lo cual le aporta una mayor calidad de vida, ya que se hace consciente de la responsabilidad que debe asumir ante su propio bienestar; además, facilita las relaciones humanas positivas, se enfoca en el desarrollo de los valores personales y sociales, y es capaz de desarrollar una mayor resiliencia para enfrentar las dificultades que se le presentan.

La Educación positiva, propuesta por Seligman (2002), y reforzada por el psicólogo canadiense Jordan Peterson (2009), se centra en el desarrollo de 24 fortalezas humanas o rasgos positivos desde los primeros años de vida, entre las que se encuentran las siguientes: sabiduría, conocimiento, creatividad, deseos de aprender, valentía, persistencia, empatía, vitalidad, templanza y otras.

Ambos autores reconocen la relevancia de la familia, los centros educativos y los diferentes contextos sociales en el desarrollo de los rasgos positivos de las personas y de los grupos.

Cada uno puede contribuir al desarrollo de personas sanas física, emocional y espiritualmente, que sean responsables y conscientes de su propio bienestar y el de los otros individuos.

Los rasgos positivos relacionados con las virtudes y fortalezas humanas, planteadas por Seligman y Peterson, se manifiestan en pensamientos, sentimientos y acciones que las personas realizan. Ambos autores clasifican las virtudes y fortalezas humanas de la siguiente forma:

VirtudesDefiniciónFortalezas humanas relacionadas con el desarrollo de las virtudes
Sabiduría y conoci-mientoFortalezas cognitivas que implican el uso del conocimiento.Creatividad, curiosidad, apertura mental, amor por el aprendizaje y perspectiva.
CorajeFortalezas emocionales que implican utilizar la voluntad para alcanzar los propósitos.Valentía, perseverancia, integridad y vitalidad.
HumanidadFortalezas interpersonales que implican cuidar y tener empatía con las demás personas.Amor, amabilidad e inteligencia social (inteligencia emocional e inteligencia personal).
JusticiaFortalezas cívicas para vivir en comunidad.Ciudadanía, sentido de la justicia y liderazgo.
ModeraciónFortalezas que nos protegen contra los excesos.Capacidad de perdonar, modestia, humildad, prudencia, autocontrol y autorregulación
Trascenden-ciaFortalezas que promueven la conexión con el universo y proveen significado a la vida.Apreciación de la belleza y la excelencia, gratitud, esperanza, sentido del humor, espiritualidad.

En el 2010 se propuso en España el Programa Aulas Felices, dirigido al profesorado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, cuyo propósito se centra en brindar diferentes herramientas al personal docente para que puedan desarrollar las virtudes y fortalezas en la población infantil y juvenil, con el fin de que alcancen su bienestar presente y futuro.

Posterior a esa fecha, se han realizado nuevas ediciones que han enriquecido la propuesta de diversas actividades en el aula para alcanzar los fines propuestos.

Sabiendo la relevancia de la Educación positiva y los beneficios que se pueden obtener de ella, cada país debe realizar una propuesta que desarrolle las fortalezas humanas para promover el bienestar en su población. A su vez, cada institución educativa debe tomar conciencia de la importancia de este tema y generar su propuesta propia para el beneficio de su comunidad educativa.

(*) Eugenia Rodríguez Ugalde es una profesional con formación académica en el campo de la psicología, psicopedagogía, administración educativa y pedagogía. Cuenta con más de 25 años de experiencia docente universitaria e investigación. Actualmente se desempeña como Vicerrectora de Bienestar Estudiantil y Extensión Universitaria en la Universidad Castro Carazo y es consultora nacional e internacional en temas educativos y de bienestar.