“Asumir ciertos riesgos controlados es crecer más allá de tu zona de confort, esa en donde todo se sabe hacer muy bien, pero no te genera ninguna satisfacción nueva”

Por José Paulo Martínez (*)

¿Qué ocurre cuando nos enfrentamos a un gran desafío, sin importar el tipo, más allá de determinar qué tipo de reto es y si se estás listo o no para ello?

Lo primero que pasa por la mente, generalmente, es: ¿Será que puedo hacerlo, estaré listo, qué impacto tendrá en mi situación actual esta decisión? A partir de ahí, comienza un proceso en el cual empezamos a pensar en lo que podría pasar sin que, necesariamente, sea lo que al final termina sucediendo.

Puede ser que acudamos a un amigo, un familiar; incluso, hasta un coach para que nos digan si lo que queremos hacer está bien o no. Pero, ¿qué pasa si a cada persona que le consultas te dice que no, que lo que deseas hacer es muy arriesgado y te advierte acerca de lo mucho que perderías si lo haces? En fin, que lo mejor es quedarte donde estás. Pero algo en tu cabeza te sigue diciendo que sí deseas hacerlo.

Es aquí donde todo toma sentido pues, aunque muchas personas te digan que no, lo hacen desde sus temores, desde sus creencias limitantes. Pero, no es casualidad que después de escucharlos igual decidas hacer lo que quieres y te asombras porque es ese “algo” que te lleva a hacerlo.

Una gran lección

Cuando decidimos hacer algo que desconocemos se llama nuevo aprendizaje y aun en caso de que salga mal aprendemos una gran lección: cómo hacerlo mejor o diferente la siguiente vez o incluso qué no hacer. A este ejercicio es a lo que se denomina experiencia.

Es por eso que debemos acceder a ese llamado interior de intentar hacer las cosas, pues ya de todos modos sabemos qué es lo bueno, lo malo, lo que nos hace daño y lo que no, y lo que puede o no dañar a otros.

Si tu respuesta a estas preguntas es que no le hace daño a nadie -incluso a tí mismo-, entonces, es algo que puedes realizar.

Asumir ciertos riesgos controlados es crecer más allá de tu zona de confort, esa en donde todo se sabe hacer muy bien, pero no te genera ninguna satisfacción nueva.

Es en esos momentos donde empiezas a experimentar con pensamientos de cambio pero, nuevamente, surgen esos temores y donde volvemos al inicio de este artículo.

Siempre todo será aprendizaje, por ello, ¡lidérate y hazlo!

(*) José Paulo Martínez es coach de negocios en LIDERHAZLO.