A lo largo del último año mi vista ha anclado una y otra vez en carteles similares al de la foto que acompaña a este texto, y la primera pregunta que me hago es siempre la misma: ¿Estará también disponible (además del local) un auténtico sentido de comprensión y solidaridad con los valientes que asumen el riesgo de emprender un negocio?

Esa interrogante da pie a muchas otras…

¿Cuán conscientes y colaboradores son, en estos tiempos de crisis sanitaria y económica, los arrendadores? ¿Estarán haciendo realmente todo lo que se encuentra a su alcance en aras de ayudar a sobrevivir a comercios que han experimentado una severa caída en sus ingresos? ¿Cuál es su nivel de compromiso con quienes generan empleos?

Mi reconocimiento a quienes no despluman a esta gallina de los huevos de oro en días de pandemia, sino que la respaldan mediante alguna dosis de sacrificio…

¿Actuarán así todos los propietarios de bienes inmuebles, o al menos la mayoría, o prefieren privarse totalmente de los ingresos en lugar de percibir alguna renta? ¿Estará primando el “¡todo o nada!” o la razonable y negociada fraternidad? ¿Qué tanta creatividad y deseos de ayudar ha generado esta difícil situación? ¿Se están abriendo las puertas del entendimiento u oxidando las bisagras con la sustancia del egoísmo?

Siempre hay gente que se pone la mano en el corazón cuando arrecia la tormenta…
Siempre hay gente que practica verdaderamente el “hoy por ti, mañana por mí”…
Siempre hay gente que retribuye parte de la bonanza de las épocas de vacas gordas en períodos de vacas flacas…

¿Están, por otra parte, los arrendatarios haciendo los máximos esfuerzos en pro de administrar los limitados recursos con eficiencia quirúrgica? ¿Tienen claro que el único costo que deben revisar no es el del pago de alquiler? ¿Han tomado por fin medidas tanto tiempo pospuestas y postergadas? ¿Qué están haciendo en materia de innovación y reinvención?

Lo anterior me conduce hacia a otras interrogantes…

¿Qué porción de los negocios que han abandonado los locales se han reconvertido como una operación digital acorde con los nuevos requerimientos del mercado? ¿Cuán robustas son sus plataformas de atención a los clientes? ¿Es fácil comunicarse con ellos o se trata de una tarea que implica un viacrucis? ¿Cuentan con una sólida trayectoria o vocación de enfoque en las necesidades e intereses de los consumidores? ¿Cómo andan en este rubro que marca la diferencia hoy día? ¿Cuántos han entendido que no solo de locales viven los negocios?

Preguntas que me hago (estas y otras más) cada vez que veo un rótulo como el de la foto.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente