(*) Por Yaruby Jiménez

En los últimos años la palabra empoderamiento no ha dejado de resonar en la radio, televisión, revistas y redes sociales; la cantidad de cursos que nos venden para empoderarnos es agobiante.

Conocemos como personas empoderadas a aquellas con autoconfianza, seguras y con una gran capacidad para tomar decisiones; pero, ¿qué es el empoderamiento? ¿Cómo nos empoderamos? ¿Cómo sabemos si el empoderamiento es real o es solo una máscara que llevamos?

Normalmente, medimos el empoderamiento de acuerdo con los logros de las personas:

Marie Curie, ganadora de dos premios Nobel, descubrió la radiactividad, lo que permitió la radioterapia para ayudar a pacientes con cáncer.
Frida Kahlo, pintora más destacada de la historia mexicana, con una trayectoria marcada por el dolor, tan singular como su proyección pictórica.
Charles Darwin, naturalista inglés, quien publicó la obra más influyente del mundo de la biología, El origen de las especies, en el que se asientan las bases de la evolución gracias a la selección natural.
Martin Luther King, quien se entregó a la causa de la igualdad y el respeto de los derechos humanos de la población negra de su país, de las personas más pobres y de todas las víctimas de injusticias.

Estas personas cambiaron el mundo, nos han permitido tener un mundo mejor. No obstante, qué piensas si te digo que el empoderamiento comienza cuando entendemos que el no estar empoderados es estar empoderados, que es perfecto cuando nos sentimos hundidos, víctimas, dramáticos, que está bien tener miedo porque es nuestro derecho como ser humano, que es imposible sentirnos seguros en todo momento.

Quizás para algunos no es tan fácil tomar decisiones, pero lo único que debemos hacer es abrazarnos a nosotros mismos cuando más lo necesitamos, debemos rendirnos a todo lo que sentimos, parar de enjuiciarnos y acompañarnos hasta cuando pensamos que somos personas terribles. Asimismo, debemos recordar que la persona más empoderada de nuestra historia es Jesús y que lo que se dice este simple párrafo representa las herramientas más útiles para salir a flote cuando no nos sentimos tan empoderados.

Jesús, hijo de Dios, un hombre con el nivel más alto de conciencia que jamás se haya conocido, vino al mundo y experimentó su humanidad en un 100%, se enojaba, sentía sed, hambre, cansancio y sueño. Aunque era firme, claro y directo cuando necesitaba serlo, al mismo tiempo, era un hombre compasivo que se veía a sí mismo y a los demás a través de los ojos del amor. Nos podríamos preguntar si Jesús sintió miedo cuando estaba en la cruz, un hombre que no quería morir y esperaba que este no fuera su destino. “Padre, aparta de mí esta copa, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Marcos 14, 36).

Si todos somos hijos de Dios lo único que nos separa de Jesucristo es la creencia de que debemos ser diferentes a quienes somos, que no debemos enojarnos o ser claros y directos, pero por qué no nos permitimos sentirnos mal, sentir miedo. Pensamos que debemos ser perfectos, vivimos nuestra vida con base en lo que los demás piensen de nosotros, idealizamos personas y queremos llevar la misma máscara de empoderamiento que otros llevan.

El problema yace en que cuando estamos tan ocupados pensando en los demás hacemos un movimiento interno que nos saca de nuestro cuerpo y si yo no estoy en mi cuerpo quién lo está habitando, quién nos está abrazando cuando más lo necesitamos, quién me está acompañando si yo estoy en otro lado. Es de allí de donde viene la sensación de soledad, los hábitos destructivos y las relaciones tóxicas, no hay nada más doloroso que ver cuando nos abandonamos a nosotros mismos.

Por lo tanto, por qué no dejar de lado la palabra empoderamiento y comenzar a reeducarnos para aprender que es perfecto cuando sentimos que no tenemos ningún poder. Si necesitamos definir lo que es una persona empoderada debemos hacerlo valorando su capacidad de amar, de amarse a sí misma, de amar a otros, de dar a los demás y de perdonar. Estas son las mismas cualidades por las que Jesús siempre será la persona más empoderada de la historia y siempre estará de moda.

Yaruby Jiménez es escritora, instructora del Sistema Isha Judd y estudiante de Medicina.