Por Kareem Khan (*)

Conozco a un niño de once años que es incapaz de ver las diferencias.

No es que sea ciego, para nada. Es más bien un atento observador. Es solo que cuando se trata de personas, él las mira con el tercer ojo, el que ve el reino interior.

Un día su compañero en la escuela le dijo: “Pero no ves que soy negro?” y él tranquilo le respondió que no se había dado cuenta, que, ante sus ojos, era un amigo, y los amigos no tienen color.

Lo mismo sucedió hace unos días, cuando su madre le comentó que le parecía muy bueno que tuviese también muchas chicas como amigas.

–No son chicas, son personas -respondió, convencido. 

Estoy persuadido que si todos trabajáramos sobre nosotros mismos para abrir el tercer ojo como este niño de once años, y ver a las personas con amor, muchos de los hashtags más famosos de nuestros tiempos no existirían.

Si solo pudiéramos prescindir de las etiquetas no habría …

#blacklivesmatter
#metoo
#gaypride
#girlspower…

… y podría continuar…

Ahora bien, ¿cuántos de nosotros, adultos, somos capaces de ver a las personas sin verlas?

(*) Kareem Khan es un Derviche errante, refugiado iraní en Francia. Es estudioso académico del Corán y maestro de Sufismo. Actualmente trabaja contra la radicalización y el rescate de jóvenes radicalizados.