5 visiones, de diferentes autores, que hacen referencia a que la persona observa detalladamente la realidad que está viviendo, para provocar una transformación que traiga beneficios sostenidos a la sociedad

Eugenia Rodríguez Ugalde

En la sociedad actual, existen parámetros y criterios para establecer lo que se considera exitoso de lo que no lo es. Esto llega a ser parte de una exigencia colectiva, que lleva a las personas a iniciar una carrera por cumplir con los estándares establecidos para triunfar en el plano personal, familiar, social, económico y profesional, sin que muchas veces se cuestionen hacia dónde quieren dirigir sus vidas. Quienes no cumplen con las expectativas sociales, pueden llegar a sentir frustración o sentirse que no encajan en la sociedad.

Es por esto que se hace indispensable que cada ser humano eleve la conciencia, para vivir en el aquí y en el ahora, analizando lo más críticamente posible la realidad, hasta llegar a proponer cambios que beneficien a la sociedad. Elevar la conciencia implica vivir plenamente, ser responsable de mi existencia, servir a las demás personas, trascender mis propios intereses y necesidades para actuar haciendo el bien y cuidar el medio en el que vivimos.

Pero debemos empezar por preguntamos ¿qué es la conciencia? Para responder a esta pregunta podemos encontrar diversos autores con distintos matices que contemplan el desarrollo de la conciencia interna, de la conciencia colectiva y de la conciencia planetaria. Estas perspectivas no van a ser presentadas en un orden cronológico.

Al analizar las visiones que se presentarán con respecto a la conciencia, es interesante ver que cada una de ellas hace referencia a que la persona observa detalladamente la realidad que está viviendo, para provocar una transformación que traiga beneficios sostenidos a la sociedad.

La primera perspectiva que vamos a analizar sobre la conciencia fue propuesta por el estadounidense Jon Kabat-Zinn (nació en 1944 y tiene 78 años), impulsor del movimiento del Mindfulness (Conciencia Plena) en la región occidental. Él habla de la conciencia como el acto de prestar atención de forma intencional, deliberada y voluntaria a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla. Desde la perspectiva de Kabat-Zinn, la conciencia es un proceso que realiza cada persona internamente desde la experiencia que vive en un contexto determinado.

El autor hace un análisis del papel de las creencias, los juicios, las valoraciones y las ideas preconcebidas, que muchas veces predeterminan el modo de pensar de una persona, sin que le permitan tomar conciencia de lo que está sucediendo.

La segunda perspectiva surge del francés Émile Durkheim (1858-1917), quien por su lado acuñó el término “conciencia colectiva”, para referirse a la condición que viven las personas dentro de la sociedad y cómo ese ser se ve inmerso dentro de un grupo social. Durkheim también hace alusión a las creencias, actitudes morales y normas compartidas en una sociedad, que se convierten en las representaciones colectivas que las personas interiorizan y con las que aprenden a relacionarse en un contexto específico.

La tercera perspectiva está basada en lo que postula el brasileño Paulo Freire (1921-1997) con respecto a la conciencia, quien afirma que cuando una persona es capaz de analizar críticamente la realidad, eleva su conciencia, porque puede reconocer los mitos que mantienen a una estructura dominante, para proponer nuevas soluciones y transformar la realidad. Elevar la conciencia libera a las personas y las impulsa a buscar soluciones para generar cambios a través de la acción.

La cuarta perspectiva corresponde al austríaco Viktor Frankl (1905-1997); mencionaba que la conciencia está muy relacionada con la responsabilidad ante sí, ante las otras personas y ante el medio que nos rodea. De acuerdo con Frankl, la mera existencia de una persona no debe verse como fin en sí mismo. Toda persona debe autotrascender, ver más allá de sus propias necesidades e intereses, que su vida sirva para construir el bien común. La persona debe plantearse que su legado sea mejorar el mundo.

Cuando una persona se centra en sí misma, su vida deja de tener sentido. Si la humanidad quiere encontrar un sentido común, este debe ser válido para todas las personas. Al respecto, Frankl propone el “monantropismo”, que se refiere a la estrategia que reúne a las personas al compartir una intencionalidad, un proyecto de mundo, es decir, la búsqueda de un sentido común que beneficie a todas las especies que convivimos.

La última perspectiva que se presenta en torno a la conciencia la plantea el francés Edgar Morin (nació en 1921 y actualmente posee 101 años) desde el desarrollo del pensamiento complejo, que surge en contraposición con el antropocentrismo (concepción que considera al ser humano como el centro de todas las cosas y el fin absoluto de la creación).

Morin plantea la necesidad de elevar la conciencia planetaria, que plantea que todas las cosas están interconectadas y ligadas entre sí y que la vida humana forma un todo con el resto de la vida planetaria. Debemos desarrollar un pensamiento ecologizado que nos permita ver con claridad la interacción entre los sistemas para que sea posible preservar el planeta.

Existen muchos otros escritos interesantes que podrían analizarse sobre esta temática, pero hoy se ha sintetizado el aporte de cinco posturas de diferentes autores, que coinciden en la importancia de elevar la conciencia de las personas desde los primeros años de vida en el ámbito familiar, educativo y relacional.

Partiendo estas líneas, le invito a reflexionar de qué forma usted puede elevar la conciencia y provocar la transformación de otras personas para lograr un cambio.