Un breve repaso por un rompecabezas que se empezó a armar con “piezas” controversiales aportadas por Parménides, Heráclito, Empédocles, Demócrito, Platón, Aristóteles, Descartes, Berkeley, Hume y Kant

Jorge A. Rodríguez Soto

Me doy a la tarea de abordar este tema porque en la actualidad hay una gran corriente social “pro-ciencia”, pero desconocimiento de cómo se hace la ciencia o de dónde viene.

Por ahora me limito a tratar los orígenes, próximamente, en otro escrito, pretendo tratar cómo se hace. Resulta difícil abordar algo tan amplio en poco espacio, así que tal vez la exposición sea abrupta en ciertos puntos.

Comienzo por los helenos, aunque la historia va más atrás de la Grecia antigua. El debate estaba centrado en determinar la naturaleza de las cosas. Algunos proponían que nada cambia, que todo había existido siempre (Parménides), otros que lo único constante es el cambio (Heráclito).
De la controversia surge la interesante idea de que ambas vertientes tenían razón, la existencia tiene aspectos eternos y cambiantes a la vez.

En este marco integracionista se desarrollan 2 concepciones principales. Por un lado, la teoría de los 4 elementos (Empédocles) que postulaba que existen 4 bases físicas (tierra, agua, aire y fuego) de la realidad que nunca cambian, pero que, según como se combinan, dan origen a diferentes existencias.

La otra era la teoría atómica (Demócrito), dice que la base material básica que no cambiaba son los átomos, que tenían formas y diferentes, igualmente, estos se combinan para originar las diversas existencias.

En este debate aparece uno de los pensadores más influyentes para la posteridad: Platón. Él toma la teoría atómica y reformula sus bases, llevándolas al plano ideal. En su filosofía la base material son átomos, y estos son algo como figuras geométricas compuestas de triángulos.

Cuando la naturaleza cambia, lo que ocurre es que estos átomos intercambian, ganan o pierden triángulos, cambiando de forma. Así, Platón, coloca las ideas como la sustancia invariable tras la existencia, por eso se le llama idealista.

Pero uno de sus estudiantes discrepa de este principio, postulando una filosofía contraria, y se convierte en otro filósofo de relevancia para la posteridad: Aristóteles. Para él, lo interesante es la naturaleza y sus cambios, consideraba las ideas como cualidades de las cosas y las criticaba de ser abstracciones mentales sin realidad.

Entonces, se dedicó a estudiar lo que pudiera observar, observó y catalogó muchas especies y procesos de manera lógica, por eso se le considera empirista. Además, fue el primero en interesarse por definir el método en sí.

Dando un salto temporal importante, hasta lo que se consideraría la modernidad, la humanidad se encuentra con dificultades para separar lo que es real de lo que es “mental”. Allí aparece Descartes, que afirma que de lo primero que puede estar seguro es de su propio pensamiento.

Otros, como Berkeley, afirman que nada real es accesible, todo lo que vivimos ocurre en nuestra alma y es propiciado por Dios. Ideas que dan pie a Hume para cuestionar la causalidad, dice que percibimos eventos que ocurren consecutivamente, pero no causas, las causas son nociones de la mente.

En este momento aparece un pensador que da forma a la ciencia moderna: Kant. Él postula el principio de razón, que dice que la mente posee un principio que nos hace deducir relaciones causalidad en los eventos. Afirma que la realidad son un montón de fenómenos separados que el entendimiento une.

Esa línea justifica todo el desarrollo científico y la separación de las ciencias en disciplinas especializadas. Se pueden marcar separaciones y delimitaciones porque, para empezar, los fenómenos están inconexos desde el inicio, o, al menos, esa conexión real nos es inaccesible.    

Este momento marca el inicio del viaje de la ciencia como la conocemos. Rescatando ideas como átomos, empirismo o metodología.

También las ideas de Platón han disfrutado del resurgimiento, por ejemplo, en las teorías físicas actuales que postulan bases dimensionales (cuasi-ideales) para la existencia, como las teorías de multiversos y cuerdas.

En fin, la ciencia descansa en ideas antiguas, con justificaciones modernas.

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Jorge A. Rodríguez Soto es investigador científico y economista independiente. jorgeandresrodriguezsoto@gmail.com