Preguntas básicas sobre transmisión, medición del R, la naturaleza del virus, el funcionamiento de una posible vacuna o qué hace a esta enfermedad tan diferente a otras, han sido ignoradas

Por David Ching (*)

Relegado a pequeñas curiosidades o a resaltar logros que en muchas ocasiones parecen poco relevantes a la vida diaria de las personas y escondido en una pequeña sección de media página de los periódicos (justo antes de las cinco o más cuartillas dedicadas a deportes) es donde, usualmente, podemos encontrar al periodismo dedicado a la cobertura de la ciencia.

Por mucho tiempo esta disciplina ha sido tomada con poca seriedad, como si los conocimientos científicos no fueran trascendentales para comprender nuestro mundo o no afectaran la cotidianidad de todos los ciudadanos, y aunque el 2020, más que cualquier otro año, nos ha demostrado la importancia de los avances y el trabajo científico, la cobertura en los medios no ha cambiado su actitud.

Cuando la pandemia empezó a protagonizar los titulares de todos los periódicos del mundo, muchísimas preguntas empezaron a surgir. Era recurrente, y hasta cierto punto aún lo es, escuchar que uno de los mayores desafíos nace de las tantas cosas que ignoramos del virus.

Como pocas veces, la necesidad de información se convirtió en una de las más apremiantes y esta hambre por comprender a lo que nos enfrentábamos se volvió parte de nuestra cotidianeidad.

Aun así, y a pesar de que una parte central del ejercicio periodístico es precisamente suplir esta carencia, la cobertura alrededor de este tema ha dejado mucho qué desear.

Muchas preguntas básicas sobre transmisión, medición del R, la naturaleza del virus, el funcionamiento de una posible vacuna o qué hace a esta enfermedad tan diferente a otras, han sido ignoradas en la mayoría de las coberturas nacionales.

Para obtener estas respuestas, muchos ciudadanos hemos tenido que acudir a publicaciones de expertos o videos de YouTube y de Facebook, algo que por su naturaleza puede ser riesgoso; particularmente para quienes no somos profesionales en la materia.

Bien se podría argumentar que esa es la labor de las autoridades y del Ministerio de Salud y no de los medios mantener a la población informada sobre estos temas; pero, lo cierto es que también suele resultar peligroso basarse, únicamente, en los comunicados oficiales para informarse.

De hecho, es precisamente por esto que se necesita una prensa independiente y responsable. Ningún periódico responsable y respetado cubriría temas de política, realidad nacional o economía limitándose a retransmitir la información del gobierno.

Decepcionante

Es por esto por lo que resulta decepcionante, aunque no sorprendente, la carencia de estos enfoques en los medios de comunicación tradicionales.

En medio de una pandemia, donde nuestra comprensión de la biología del virus es necesaria, la prensa diligente, que cubre temas con un enfoque analítico, poniendo como primer interés que los ciudadanos se informen y comprendan la noticia, ha brillado por su ausencia cuando de cobertura científica se trata.

Se han trabajado en detalle otras secciones de los periódicos (lo cual es muy positivo), como la realidad política y económica, así como los impactos que ha tenido la pandemia en la sociedad. Y aunque amplias quejas se pueden hacer sobre los enfoques, análisis que publican los medios tradicionales, la ausencia no es una de ellas, como sí se produce en el tema de la ciencia.

Hay quienes argumentarían que un lector común, sin particular entrenamiento o formación en estas áreas, carece de las herramientas para comprender una noticia que trate esto en detalle, pero lo cierto es que esto no ha detenido nunca a un periódico tradicional para realizar otro tipo de coberturas.

Más aun, el constante influjo de recursos que, desde otras plataformas (revistas especializadas, videos virtuales, infografías, etc.) que se han desarrollado para explicar el virus, así como el consumo de estos recursos, muestra que la comprensión, al menos a un nivel superficial, de estos temas, es algo alcanzable.

Desgraciadamente, la falta de cobertura por parte de la prensa tradicional ha exacerbado la confusión general y, en gran medida, ha permitido el crecimiento de las noticias falsas y las teorías de la conspiración.

Falta capacitación

De esta manera, mi hipótesis y la razón por la que no me resulta sorprendente esta decepción, es que lejos de ser los ciudadanos quienes no tienen el conocimiento científico para comprender la ciencia detrás de la pandemia, son los medios tradicionales quienes no están capacitados para darle una cobertura apropiada al tema.

Prueba de ello, como dice el primer párrafo de este escrito, es que desde, al menos hace varias décadas, el periodismo científico se ha marginado. No se le da importancia y las notas de “ciencia y tecnología” no suelen buscar siempre que los lectores sean personas más versadas, críticas y comprensivas cuando terminen de leer la noticia.  Luego de tanto tiempo de seguir este patrón, es difícil toparse con alguien con la disposición y formación para cambiarlo.

La decepcionante ausencia del periodismo científico, tanto en esta coyuntura como en casi cualquier otra, debería preocuparnos mucho.

En un mundo donde el manejo de datos, tecnología y la comprensión de la ciencia, paulatinamente, se han ido convirtiendo en una necesidad, esta carencia toma cada vez más forma de negligencia irresponsable.

No es sólo el hecho de que en media pandemia no pudimos contar con los periódicos tradicionales para poder informarnos y comprender nuestro mundo, es también la realidad de que los medios fallaron en su rol de formación ciudadana.

Hoy, quizá más que en cualquier otro momento, para enfrentarnos al mundo necesitamos comprender el estado actual del conocimiento y el pensamiento científico, y ya hay muchas evidencias sugiriendo que el haber ignorado esto por tanto tiempo, nos está pasando la factura.

(*) David Ching es economista y periodista graduado de la Universidad de Costa Rica. Posee una maestría en Comercio internacional, finanzas y desarrollo, de Barcelona Graduate School of Economics.