Hoy le toca el turno de ordeño a doña Convención Colectiva, quien anoche se acostó temprano, a eso de las ocho, para madrugar y extraer de la maltratada ubre de las finanzas públicas hasta la última gota de los tibios, espumosos y suculentos beneficios.

De acuerdo con el orden establecido, mañana será don Evasor Fiscal quien se presentará en la lechería Portillo Abierto, ocasión que aprovecha siempre para robarle pasto a las vacas flacas y -eso sí- llenar si camión cisterna hasta que se desborde y derrame.

El viernes serán los dioses del Olimpo, los intocables del Estado, quienes ordenen a sus súbditos -pues ¡Dios guarde ellos se ensucien o manchen!- calzar botas de hule, vestir ropa apropiada para los corrales, ponerse sombreros de lona y poner a funcionar en su máxima potencia los ordeñadores automáticos, pues a estos señorones no puede faltarles el quesito sin grasa y sin sacrificios ni la natilla marca Empacho.

Sábado… es el día de los productores autónomos, quienes se atiborran al pie de la vaca en aras de eliminar el riesgo de que una vez que abandonen las salas de ordeño les pidan el sacrificio de desprenderse de algunas lecheras. A estos les gusta la palabra ordeñe, pero son alérgicos al vocablo ordene.

¿Domingo día de descanso? ¿Quién dice? ¿Cómo se le ocurre? ¡Para nada! ¡En Costa Rica se toma leche todos los días y nada de caritas! ¿Quién va a tener el valor de dejar sin su lechita a quienes impiden que el sistema de seguridad social cuaje como debería hacerlo? ¡Dejen en paz al señor Patrono Moroso, quien es bueno para exigir chineos estatales pero flojo a la hora de cumplir con sus diversas obligaciones! ¡No le jalen el rabo a la ternera!

Según el rol vigente, el lunes es el día de ordeño de todos los precandidatos que saben cómo recuperar las escurridas ubres pero se reservan las fórmulas secretas para revelarlas y aplicarlas si y solo si el pueblo los elige como jinetes de Zapote.

El martes, las Jersey y Holstein del erario público sufren mastitis, esa dolorosa inflamación que les causan los expertos en crear instituciones públicas que le permitan seguir creciendo al insaciable y siempre hambriento papá Estado.

Me cuentan que los sectores que se quedaron fuera de ese cronograma están presionando para que se habiliten las noches como tiempo de ordeño.

En fin, vivimos en un país en donde no se ordena la casa, ¡pero sí se ordeña!

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente