Repensar el perfil académico-profesional en un mundo caracterizado por la incertidumbre requiere voluntad para aprender, una actitud abierta y capacidad de adaptación”.

Por Isabel Vargas González (*)

La forma de pensar acerca del trabajo ha sido transformada abruptamente desde el presente año, cuando la pandemia aceleró la conectividad y la digitalización, tanto a nivel local como global. Esta realidad trajo como consecuencia una reestructuración de la dinámica laboral, cuyo resultado ha sido una experiencia más flexible y remota.

Según el Informe El Futuro del Empleo del Foro Económico Mundial (2020), durante este año las personas se han visto ante la necesidad de desarrollar aptitudes de autogestión como el aprendizaje activo o la recapacitación, la tolerancia al estrés y la flexibilidad.

Desde una perspectiva más formativa, las aptitudes profesionales se han estructurado en categorías, según áreas o requisitos laborales, y como si fueran predictores estáticos que convergen con los procesos de educación para formar un perfil profesional ideal para un puesto laboral.

El sociólogo polaco Zygmunt Bauman (2007) señala la tendencia de considerar a la educación como un producto, algo que se completa y se acaba en contraposición a una sociedad en permanente cambio y transitoriedad. Continuar con esta percepción de la educación implica suponer que una persona al finalizar su proceso formativo ya aprendió todas las técnicas y aptitudes que necesita saber para obtener un empleo o desempeñarse adecuadamente.

“Recapacitarse implica, inicialmente, reconocer las propias limitaciones y, posteriormente, potencializar la autoconfianza”.

Isabel Vargas González, docente universitaria

Sin embargo, en la actualidad, uno de los principales retos para afrontar las realidades cambiantes es ver la formación y el desarrollo ocupacional como una empresa para toda la vida. De igual manera, la realidad hoy nos demuestra que el desarrollo de habilidades constituye un proceso que es evolutivo y dinámico.

Conforme se avanza en experiencia profesional puede existir una mayor demanda para moverse entre especializaciones. Más allá de los conocimientos técnicos o disciplinares, el desarrollo continuo y el empoderamiento de altas capacidades debe ser el medio para dar respuestas a los retos cambiantes.

Para quienes ya se encuentran inmersos en el mundo laboral y requieran volver a capacitarse esto implica, inicialmente, reconocer las propias limitaciones y, posteriormente, potencializar la autoconfianza.

Los cubanos Roberto Castellanos, Mireya Baute y Alberto Chang (2020) rescatan la necesidad de un ser humano protagonista con una actitud determinante para llevar a cabo procesos de recapacitación partiendo de la autorreflexión para la toma de decisiones.

Plan de acción

El desarrollo de nuevas habilidades para la empleabilidad y el desempeño profesional implica, fundamentalmente, concretar un proceso de planificación con etapas y estrategias estructuradas de forma adecuada para la toma de decisiones.  Así también el desarrollo de nuevas aptitudes acordes al contexto laboral requiere la determinación para establecer un plan de actualización constante.

Para alcanzar los propósitos de aprendizaje y desarrollar nuevas aptitudes es necesario el planteamiento de un proyecto más estructurado y orientado en las siguientes etapas:

  1. Realizar un proceso de introspección y autoconocimiento personal para comprender la propia realidad, las habilidades y las oportunidades que le ofrece el entorno, tanto en lo académico como en lo laboral.
  2. Definir metas académicas y profesionales a corto, mediano y largo plazo con una visión a futuro más superadora y esperanzadora.
  3. Establecer un plan de acción con actividades realistas a alcanzar, tiempos y medios a través de los cuales alcanzará sus propósitos.
  4. Poner el plan en acción.

Se debe tomar en cuenta que, ante un mundo global y conectado, las barreras geográficas dejaron de ser una excusa para volver a aprender, des-aprender y re-aprender. Si la intencionalidad es la búsqueda de certificarse en habilidades o temas concretos, los cursos en modalidad 100% virtual o semi presenciales (cursos blended) son unos grandes aliados.

Si se requiere la capacitación en temas concretos y en espacios más cortos de tiempo, los contextos de aprendizaje no formal e informal son un medio valioso. El auge sin precedentes de contenido e información en formatos como videos, podcasts, webinar, blogs y otros posibilitan los medios para nuevos aprendizajes.

Repensar el perfil académico-profesional en un mundo caracterizado por la incertidumbre requiere hoy más que nunca la voluntad para aprender, una actitud abierta al mundo, y capacidad de adaptación.

(*) Isabel Vargas González cuenta con formación profesional en el campo de la orientación, del desarrollo curricular y la gestión de proyectos. Tiene más de 12 años de experiencia en el diseño curricular y es docente universitaria. Actualmente, se desempeña como Coordinadora de Innovación Curricular de la Universidad Castro Carazo.