Luego del Covid, las empresas han tenido un espacio en el que han podido mostrar, que cuando quieren, pueden hacer la diferenciaAtreverse a dar un paso al frente es lo que hace falta para que los cambios se empiecen a dar con más velocidad

Por Luis Mastroeni

El mes de enero fue relevante en el área de la sostenibilidad porque se dieron tres acontecimientos interesantes en los negocios. La reunión en Davos, Suiza, de los líderes mundiales en el espacio que promueve el World Economic Forum (WEF), la carta, que se ha hecho famosa, de Larry Fink a los CEOs, desde BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del planeta y el barómetro de confianza de Edelman, que resume básicamente a quién le creemos o por quién apostamos entre países, empresas, instituciones, medios, etc.

En Davos, además de discutir de temas empresariales, políticos y sociales, se da a conocer el reporte anual de riesgos para los negocios; un instrumento que desde hace más de una década exhibe, por probabilidad e impacto, cuáles son los riesgos que podrían poner en aprietos a los negocios, si no se abordan de forma responsable y oportuna. Este año, al igual que en los últimos cinco años, los riesgos financieros quedaron relegados y son los de carácter sanitario, ambiental, social y tecnológico los que encabezan la lista. Es decir, si las empresas no empiezan a mejorar sus relaciones y acciones con los públicos alrededor de su negocio, tendrán problemas para seguir operando.

En esta reunión también se habló de cambio climático, economía post pandemia, desigualdades, cambios sociales, financiamiento para los cambios que el mundo necesita y otros. Faltó solo un ingrediente: atreverse. Más adelante desarrollaré este punto.

El otro evento es la carta de Fink, la cual es contundente con respecto al cambio que debe dar el capitalismo. Él habla del capitalismo de los stakeholders. Un capitalismo volcado a generar riqueza, pero además tratar de impactar con ella a todos los públicos, no solo a los dueños o accionistas. Aquí me detengo un momento.

Si queremos acabar con los problemas que más aquejan a la sociedad, la única forma de hacerlo es reinventando organizaciones que se comporten como empresas, pero con fines más allá de la generación de dinero.

Michael Porter

Es importante aclarar que el señor Fink no es un socialista, ni un director de una asociación de caridad. Es la persona que dirige una maquinita de hacer dinero y a gran escala. Es decir, su interés son los negocios, no la caridad. Pero tiene la visión y la claridad de comprender, que en el contexto en que vivimos, no se puede hacer negocios sin aportar, como parte de la estrategia, al contexto en el que se opera. No hay futuro sin compartir, no hay creación de riqueza, sin generación de bienestar y estabilidad en la sociedad y las empresas son parte de ella. Él lo entiende y así se los advierte a los CEOs de las empresas en su carta. Sigo.

Edelman, una institución en temas de investigación, es clara en su reporte, al decir que las empresas son las organizaciones en que la gente más está confiando. Parece mentira, esto nunca había sucedido. Pero luego del Covid, las empresas han tenido un espacio en el que han podido mostrar, que cuando quieren, pueden hacer la diferencia.

Esto ya lo había dicho Michael Porter, cuando aseguró que el impacto que tienen las empresas para crear valor, no lo tiene nadie más y que si queremos acabar con los problemas que más aquejan a la sociedad, la única forma de hacerlo es reinventando organizaciones que se comporten como empresas, pero con fines más allá de la generación de dinero.

Hasta aquí, todo suena interesante, impactante, relevante, hasta esperanzador. Sin embargo, a lo largo de mis años de experiencia nada de esto funciona sin que las organizaciones se atrevan a hacer algo de todo esto que dicen los estudios. La investigación es contundente, definitiva, pero pocos se atreven a hacer cambios, a ejecutar lo que la evidencia expone con tanta claridad.

“O se empiezan a interesar por el relacionamiento e impacto hacia sus públicos de interés o no creo que queramos sus inversiones en el futuro”.

Atreverse a dar un paso al frente es lo que hace falta para que los cambios se empiecen a dar con más velocidad. Edelman expone una ventana de oportunidad maravillosa para las empresas. Está diciendo que la gente les cree, confía en ellas. También dice que la gente menciona que pueden hacer más. ¡Claro que pueden hacer más!, mucho más.

Es un momento donde dar el paso al frente puede significar una inversión relevante, pero significará el momento de inflexión en el que se definirán las próximas décadas del negocio. Es el momento de ser diferentes, audaces. Es el momento de los verdaderos líderes.

¿Cómo atreverse y no salir perjudicado? No hay forma de salir ileso en este momento. No hay espacio para evadir consecuencias. Veamos.

El reporte de riesgos habla de que el cambio climático está afectando y afectará aún más el mundo de los negocios. Si el negocio se atreve y hace algo, pero la inversión tarda en retornar será un problema, podríamos decir. Eso es cierto. Pero si no hago la inversión, de todas formas, los efectos del cambio climático acabarán por echar abajo mi negocio, pues no estará preparado para los cambios. Es un dilema sin duda.

No hay marcha atrás, solo hay oportunidad para atreverse, dar un giro y estar listo para lograr que las empresas sean viables en esta nueva sociedad.

Luis Mastroeni

Si hago la inversión, me preparo y logro estar listo, el impacto será menor y el retorno llegará. Sin embargo, si no hago la inversión, pueden pasar dos cosas: o la inversión tendrá que ser mayor pues estaré con tiempos muy limitados para cambiar y subsistir o por más inversión que haga, habré llegado tarde y terminaré bajando las cortinas metálicas y poniendo un candado, para dar por concluido el negocio. Insisto, no hay forma de salir ileso.

Desde la óptica del líder de Black Rock, podríamos interpretar que el señor Fink está previniendo a los empresarios. Algo así como: “o se empiezan a interesar por el relacionamiento e impacto hacia sus públicos de interés o no creo que queramos sus inversiones en el futuro”. El otro gran riesgo que hay, es que las empresas que son respaldadas por inversionistas o que necesitan de líneas de crédito bancarias, deberán demostrar que están haciendo algo para seguir las recomendaciones que hace Fink o no serán sujetas de crédito o no estarán en la mira de los inversionistas. ¿Por qué está pasando esto?

Ningún inversionista o banco hace apuestas sin tener en cuenta el futuro, el retorno, el pago de una deuda con intereses. Ninguno. Pues resulta que, si las empresas no aseguran el largo plazo de su inversión, basados en algo más que sus estados financieros, no están tomando en cuenta todos los riesgos y eso lo detectará el banco y probablemente rechazará el negocio. Esto no es ciencia ficción. Ya BBVA en España dijo que antes del 2030 dejará de financiar empresas de carbón. Ellos se atrevieron.

Pero hay más. Los europeos han llamado a la década 2020-2030, la década del tusnami de las regulaciones. Es decir, ellos dicen que, ante la negativa de hacer las cosas por las buenas, a los países no les quedará más que imponer legislación que haga que las cosas sucedan. Por eso decía que debemos atrevernos en las empresas. El riesgo está a la vuelta de la esquina. Si no es el clima, será el crédito, sino es el crédito será la pérdida de confianza, si no es la pérdida de confianza, será la legislación. No hay marcha atrás, solo hay oportunidad para atreverse, dar un giro y estar listo para lograr que las empresas sean viables en esta nueva sociedad en la que nos ha tocado vivir.

El precio de atreverse será tan alto o bajo, como el tiempo que duremos haciendo los cambios.

Luis Mastroeni es periodista.