Cuatro párrafos, siete oraciones, ciento sesenta y siete palabras, y mil cincuenta y un caracteres con espacios. Cuatro formas diferentes de medir el comunicado que BAC Credomatic le envió ayer a sus clientes para informarles sobre su decisión de replantear el polémico programa BAC Plus+.

Diversas fortalezas se le pueden señalar a ese mensaje desde el punto de vista de la comunicación. Sin embargo, y en aras de no remar por múltiples ideas, anclo solo en uno de sus méritos: la brevedad.

Vivimos en un mundo en el que abundan artículos extensos, discursos prolongados, entrevistas llenas de palabrería, programas de radio y televisión cuyos participantes padecen incontinencia oral, y noticias y reportajes que al parecer aspiran al Premio Nacional de Logorrea.

Digamos, con tal de practicar la bondad, que en algunos casos puede ser disculpable el vicio de alargar lo que se dice o escribe, pero que ese hábito resulta inexcusable y peligroso a la hora de emitir un comunicado cuyo contenido es una aclaración o una rectificación.

En esas ocasiones la brevedad es un aliado importante. No me refiero a caer en el extremo de la parquedad ambigua o el laconismo que aporta más vacíos y lagunas que tierra firme; no, de lo que hablo es de definir con rigurosa claridad el corazón del mensaje que se quiere dar y no saturarlo con válvulas, arterias y venas innecesarias que pueden afectar el sístole de la claridad y el diástole de la precisión.

Las situaciones críticas requieren de la cabeza fría de la síntesis y el cálculo milimétrico del resumen, pues comunicar con exceso de palabras e ideas lo que bien se puede transmitir con economía de vocablos y conceptos puede terminar empeorando las crisis o malentendidos. ¿Quién no se ha enredado en sus propios hilos o mecates por culpa de decir más de lo que debía o era estrictamente necesario?

“En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente”, dice el libro bíblico de Proverbios, consejo o advertencia que podemos parafrasear así: “Las rectificaciones extensas abren muchos frentes; mas quien es conciso es prudente”.

Se impone ir al grano, ser directo. Es como en el boxeo: no gana la pelea quien más ganchos lanza, sino quien asesta los mejores golpes.

Tengamos siempre presente el famoso aforismo de Baltasar Gracián, escritor español del Siglo de Oro: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, el cual forma parte de su obra Oráculo manual y arte de prudencia, publicada en 1647.

Comunicar es sintetizar.

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José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente

Exdirector del periódico El Financiero
Periodista y consultor en Comunicación