Ambos candidatos enfrascados en un ensayo de trabajo conjunto por el país, un experimento que demande ideas, creatividad, ingenio, visión y propuestas, al mismo tiempo que los muestre administrando sus egos

La dinámica sería muy sencilla: a los candidatos A y B se les plantearía un tema de relevante interés nacional (sostenibilidad del IVM, reforma educativa, futuro de la matriz energética o algún otro) y se les invitaría a discutir ante las cámaras como parte de un proceso tendiente a armar juntos -hasta donde sea posible- lo más cercano a una propuesta concreta que, obviamente, no pasaría de ser un mero ejercicio en el marco del pulso electoral.

En aras de evitar generalidades, dispersiones o manipulaciones, la mecánica de este frente a frente tendría que ser muy bien afinada, arbitrada y delimitada por los organizadores, y contar con el apoyo de expertos en la materia que contribuyan con cifras, hechos, estudios, diagnósticos, análisis y otros datos que potencien las posibilidades viables y serias, y le resten peso a las ocurrencias, sesgos, imprecisiones y todo aquello que suene bonito pero sea irrelevante.

Resultaría interesante y esclarecedor ver a ambos aspirantes coincidir en algunos puntos y discrepar en otros, cerrarse de plano ante ciertas ideas y abrirse a considerar otras, dinamitar en algunos momentos pero apuntarse a construir en otros.

Podríamos ver, sobre el sano y necesario terreno de la polémica y la controversia, posiciones, puntos de vista, argumentos, prejuicios, contradicciones, visiones, rumbos…

Sin embargo, más allá del resultado concreto del debate-propuesta en torno a un asunto puntual importante para el país, los ciudadanos podríamos formarnos una mejor idea sobre las verdaderas capacidades de negociación y habilidades políticas de los dos señores.

Tan relevante sería el conocimiento técnico como las habilidades blandas; entre ellas, persuasión, resolución de problemas, trabajo en equipo, flexibilidad, comunicación asertiva, reconocimiento de errores y deseos de aprender.

Me gustaría ver a A y B enfrascados en un ensayo de trabajo conjunto por el país, un ejercicio enfocado en el desarrollo de la nación, un experimento que demande ideas, creatividad, ingenio, visión y propuestas, al mismo tiempo que los muestre administrando sus egos y vanidad.

Pienso que una dinámica como esta nos permitiría ver y conocer a los candidatos de una manera mucho más profunda que lo que logramos hacerlo a través de los discursos de campaña o las respuestas prefabricadas. Cualquiera sea el resultado final, el ejercicio revelaría mucho.

Otra ventaja de un encuentro con dicha mecánica es que reduciría bastante -¡esa es la fe!- los lamentables espectáculos tipo pan y circo que generan muchos clics y comentarios pero se quedan cortos en materia de contribuir a construir un mejor país.

Este es el debate que me gustaría ver. Claro está, se trata de un sueño, un deseo…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista con 35 años de experiencia
Asesor en comunicación