Hacer algo en la existencia es obligatorio; no podemos hacer todo a la vez, pero sí podemos elegir qué hacer. Estar vivo requiere elecciones y las elecciones implican renuncias

Jorge A. Rodríguez Soto

Este es un tema relevante para toda la humanidad en cualquier época, pero que se ha convertido en un acto de herejía nombrar o discutir. La crisis de la modernidad también llamada posmodernidad inicia proclamando la carencia de sentido abanderándose en el nihilismo. Dicha corriente ha dominado durante gran parte del siglo pasado y lo que va de este.

Aunque como muchas otras fuentes de pensamiento ha sido degradado de su significado filosófico original y convertido en ídolo vacuo. Surge inicialmente como una crítica a la carencia de sentido a que llega la humanidad en su desarrollo social. Aparece como negación al estado de las cosas, pero como toda rebeldía auténtica negaba para afirmar. El nihilismo filosófico negaba el sistema imperante siempre en la búsqueda de uno nuevo y mejor. Y terminó degradando en la negación absoluta de todo, incluso de la vida humana misma y su significado.

En los textos existencialistas se cuestiona terriblemente este sentido de la vida, con algunos que incluso proclaman que el suicidio es la solución, o que la existencia misma les provoca náuseas. Es común entre ellos decir de alguna forma vivir es elegir y elegir es renunciar, concluyendo que la vida no posee un significado a priori y por eso carece de valor. Aunque concuerdo con su premisa definitivamente, no con sus conclusiones.

La vida transcurre en el tiempo, y este es siempre presente. El pasado es memoria o recuerdo y el futuro expectativa, ambos solo existen en la mente. Cuando fue ayer era presente y cuando sea mañana será también presente, o sea siempre es presente. La idea de la línea del tiempo es únicamente un artificio del cerebro para dar coherencia a la percepción. En el presente es inevitable hacer algo, incluso no hacer nada termina siendo algo, llámesele descansar, tomar café o conversar. Todo esto lleva a un simple silogismo: la vida es tiempo y este presente, en el presente siempre hacemos algo; por lo tanto, nuestra vida es lo que hacemos.

No se puede elegir no hacer nada mientras se esté vivo, de allí que el nihilismo concluya que la forma de negar todo es el suicidio, para verdaderamente afirmar la nada. Igualmente, no se puede hacer todo al mismo tiempo, tenemos ciertos límites en nuestra existencia. Ahora bien, el punto clave aquí está en la posibilidad de elección. Todos podemos elegir qué hacer dentro de lo factible; o incluso emprender algo imposible, tal cual dicta el verdadero espíritu rebelde que niega y afirma a la vez.

Pero elegir qué hacer implica también elegir, implícitamente, qué no hacer. Por ejemplo, elegir quedarse en casa leyendo significa renunciar a salir a por un café, al menos al mismo tiempo. Esto quiere decir que las elecciones conllevan renuncias. Tal es el significado del elegir es renunciar.

En conjunto, tenemos que en vida hacer algo es obligatorio, no podemos hacer todo a la vez, pero sí podemos elegir qué hacer. Entonces estar vivo requiere elecciones y las elecciones implican renuncias, he allí el significado de la frase de los existencialistas.

Hasta aquí todo está bien, el problema del nihilismo surge del enfoque que se le da a esta deducción. Generalmente ha sido el de carencia de significado o sentido trascendental general, llevando a conclusiones deprimentes.

Personalmente, considero que debería ser lo opuesto. Encuentro en esta deducción la gran reafirmación de la libertad humana. Cada uno es libre de elegir qué hacer y ello será su vida, todos pueden elegir qué quieren que sea su vida a través de su actuar. Y el significado de su vida vendrá a ser el significado que otorguen a esas acciones.

En otras palabras, tal vez la vida de un recién nacido no tenga un significado a priori, pero el significado que tenga a la hora de su muerte dependerá completamente de él. Hasta cierto punto la decadencia del nihilismo y existencialismo se debe al temor de muchos a asumir la responsabilidad de dar sentido a sus propias vidas, o de no poder señalar más culpables que a sí mismos en caso de no hacerlo.

Jorge A. Rodríguez Soto
Economista e investigador científico independiente.
E-mail: jorgeandresrodriguezsoto@gmail.com