Dormir bien consolida la memoria, regula el sistema inmunológico, contribuye con el buen desempeño laboral, mantiene un buen estado de ánimo y evita el desarrollo de enfermedades crónicas

Arianna Ortiz Solano

Quienes vivimos en una sociedad occidental y principalmente urbana, estamos familiarizados con procesos de socialización que recompensan, en mayor medida, la productividad, la ocupación simultánea en varias tareas y la aceptación de múltiples compromisos personales o profesionales.

Por el contrario, el tiempo de descanso no se premia de la misma manera; en su lugar, se percibe como superficial y poco necesario.

Al no ser el tiempo de descanso una prioridad, algunas personas suelen manifestar dificultades para aplicar buenas prácticas que favorezcan la calidad del sueño. 

Entendemos por la calidad del sueño “al hecho de dormir bien durante la noche y tener un buen funcionamiento diurno (un adecuado nivel de atención para realizar diferentes tareas)” (Sierra, Jiménez, Martín, 2002 p.38).

Lo anterior significa que no solo se trata de dormir el tiempo recomendado (entre 7 y 9 horas diarias) sino que ese descanso permita recargar la energía necesaria para participar activamente de la jornada diaria.

Subestimar la calidad de nuestro sueño puede ser perjudicial en términos de salud física y mental también.

¿Para qué necesitamos tener calidad de sueño al dormir?

Este texto no pretende ampliar en todas las funciones del sueño, pero sí, mencionar algunas que nos permitan asignarle un lugar prioritario en nuestra vida diaria.

Requerimos dormir bien y lo suficiente para consolidar la memoria, regular el sistema inmunológico, tener un buen desempeño a nivel laboral, mantener un buen estado de ánimo y evitar el desarrollo de enfermedades crónicas.

Entonces, el sueño está asociado con el aprendizaje, la toma de decisiones y la salud integral de las personas. En la adultez, destinar el tiempo necesario para descansar se convierte en una actividad tan importante como trabajar y tener una buena alimentación.

5 recomendaciones

Estar conscientes de la importancia de tener un sueño de calidad es el primer paso para realizar los ajustes pertinentes. Además, debemos tener la disposición para aprender e incorporar nuevas estrategias que favorezcan nuestro bienestar físico y mental.

¿Cómo podemos contribuir con la calidad del sueño?

  1. Establezca una rutina de sueño previo a la hora de dormir. Así como nos preparamos para comer a la hora del almuerzo, nos debemos preparar para dormir.  Evite revisar el celular o trabajar en la computadora. Su lugar de descanso debe ser un espacio silencioso y poco iluminado.

2. Practique la meditación o la respiración profunda para que su cuerpo se relaje. Con este tipo de ejercicios podemos tomar consciencia del momento presente y desenfocar nuestros pensamientos en lo que nos preocupa o tenemos pendiente.

3. Procure mantener un horario de sueño que le permita acostarse y levantarse en un rango similar de horas. Trasnochar con mucha frecuencia o realizar siestas en la tarde muy prolongas pueden implicar un desajuste en el establecimiento de dicho horario.   

4. Realice actividad física durante el día. El sedentarismo puede afectar significativamente la motivación para dormir.  

5. Utilice aromas relajantes, cremas o productos de cuidado personal que resulten gratificantes. Estas acciones forman parte del autocuidado.

Hemos crecido y nos hemos desarrollo en ambientes que poco favorecen el descanso o concientizan sobre la calidad del sueño.

Probablemente cuando intentemos poner en práctica estas recomendaciones nos encontraremos con algunas resistencias o malos hábitos muy naturalizados.

Asimismo, tendremos que reorganizar nuestras tareas, priorizar algunas y descartar otras, con el fin de regalarle a nuestro cuerpo el descanso que merece.

Conforme pase el tiempo, podremos sentir el periodo de sueño como un estado que nos renueva y nos facilita la energía para desarrollar nuestro proyecto de vida de forma satisfactoria.

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Arianna Ortiz Solano tiene una Licenciatura en Psicología por la Universidad de Costa Rica. Actualmente, es estudiante de la Maestría en Psicopedagogía de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología y se desempeña como Directora de Permanencia Estudiantil en la Universidad Castro Carazo.