SOS, la señal de socorro más utilizada en el mundo, cumple 115 años de vigencia en este 2021. Su empleo fue aprobado en 1906, durante una conferencia internacional que se realizó en Berlín, Alemania.

De esa manera se sustituyó el aviso que se usaba anteriormente: CQD, el cual se transmitía a través del telégrafo en código morse.

Echo mano de él, en este importante aniversario, para lanzar un clamor de auxilio por la educación en nuestro país a lo largo del 2021.

De acuerdo con el Programa Estado de la Nación (PEA), más del sesenta por ciento de la población económicamente activa (PEA) no ha concluido la educación secundaria.

¡Un dato muy triste, realmente trágico, en un mundo que demanda cada vez más elevados niveles de formación y especialización! Costarricenses que enfrentan el futuro apenas sabiendo “leer” (descifrar caracteres, porque la comprensión es otro tema) y escribir (de lo cual no hablan muy bien las redes sociales).

¿Cómo tener acceso a las oportunidades en un planeta en el que los horizontes académicos que dependen solo de Paco y Lola o el Álgebra de Baldor se desmoronan en cuanto chocan contra los avances tecnológicos?

Para colmo de males, aún están por verse -en este campo- las secuelas de la pandemia; un panorama en el que -según estudiosos y organismos internacionales- Costa Rica no circulará con ninguna de las primeras cinco marchas, sino con la de retroceso.

Lo anterior significa que daremos pasos hacia atrás en el terreno de la desigualdad. Es decir, en lugar de cosechar prosperidad, estaremos sembrando una de las semillas más productivas para producir vulnerabilidad: el alejamiento de las aulas.

No es necesario poseer una bola mágica para adivinar ese duro escenario. ¿Cómo podría ser de otra manera en una nación que en los últimos meses ha visto crecer las tasas de informalidad y pobreza debido a la destrucción de empleos?

De allí el SOS por la educación costarricense, en especial -claro está- la pública, que es más frágil.

Gobierno, Asamblea Legislativa, partidos políticos, instituciones, empresas, cámaras, sindicatos, universidades, municipalidades, gremios, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de desarrollo, fundaciones, iglesias, ciudadanos, ¡todos!, debemos hacer lo que esté a nuestro alcance -¡ojalá de manera coordinada!- para evitar un retroceso aún mayor.

Tenemos ante nosotros el desafío, la obligación y la oportunidad de emprender una verdadera cruzada en pro de evitar que una enorme ola de estudiantes de escuelas y colegios abandonen las aulas o hagan una pausa de la que difícilmente habrá retorno.

Es el futuro de Costa Rica lo que está en juego en medio de una economía global que recibe a los robots con los brazos abiertos y que, al mismo tiempo, le cierra puertas y ventanas a las labores que pueden ser sustituidas por la tecnología.

Hay quienes piensan que muchos de los problemas de nuestro país quedaron atrás con la partida del 2020, pero -y no pretendo ser ave de mal agüero- en este 2021 podremos apreciar las lamentables consecuencias del covid-19.

Un panorama muy crudo, cierto; pero más que eso, una oportunidad de unirnos como sociedad y construir en vez de perder el tiempo atacándonos, descalificándonos e insultándonos. Es en circunstancias como esta que podemos demostrar realmente de qué estamos hechos.

SOS…

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente