Este artículo invita a las mujeres a aprender a vincularse de forma solidaria, empática y amistosa mientras desempeñan su rol profesional/ocupacional

Arianna Ortiz Solano

Sororidad es un neologismo que se emplea para referirse a la solidaridad enter mujeres. Hoy, quisiera referirme a la sororidad en espacios laborales.

¿Conoce usted mujeres que representan la sororidad en espacios de trabajo? ¿Se considera usted una mujer sorora con sus compañeras de trabajo? Tal vez se estarán preguntando, primero, qué significa la sororidad y cómo está relacionada con nuestro ejercicio profesional. Empecemos por comprender su significado.

Desde los años 70, varias personas se han interesado por estudiar la sororidad. La antropóloga mexicana Marcela Lagarde es una de ellas, quién la describe como “una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y la alianza existencial y política (…) con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas formas de opresión y al apoyo mutuo”. Se refiere, entonces, a una hermandad entre mujeres que buscan aliarse, compartir sentires e incluso transformar su realidad.  

Esta dimensión procura romper con la enemistad histórica entre mujeres que ha sido creada por el sistema patriarcal el cual, desde niñas, fomenta la competencia entre nosotras. Esta enemistad va creciendo conforme se hace referencia a nuestras diferencias físicas y cognitivas, las cuales, lejos de ser vistas como un enriquecimiento a la diversidad son percibidas como una amenaza. Vamos creciendo y nos vamos desarrollando en ambientes educativos, familiares y sociales que potencian quién es la mejor… (cocinera, deportista, mamá, hija, estudiante, profesional).

Muchas veces, sin darnos cuenta, reproducimos este tipo de acciones cuando nos relacionamos con otras mujeres y el ámbito laboral no es la excepción. Por esa razón, el reto de este texto consiste en reflexionar sobre la importancia de poner en práctica la sororidad en espacios laborales para promover el bienestar de las mujeres y mejorar el clima organizacional. Es una invitación para aprender a vincularnos de forma solidaria, empática y amistosa mientras que nos desempeñamos en nuestro rol profesional/ocupacional.

Construyamos relaciones laborales en las que tengamos la confianza de pedir ayuda sin sentirnos juzgadas.

Las siguientes recomendaciones pueden orientarnos en la construcción de relaciones más saludables entre mujeres en entornos laborales:

  • Conozcamos quiénes son nuestras compañeras: sabemos de antemano su puesto y las tareas que desempeñan, sin embargo, procuremos entablar conversaciones acerca de nuestros pasatiempos, metas personales y profesionales, estrategias que hemos utilizado para adaptarnos al teletrabajo, entre otros temas que nos permitan encontrar puntos de encuentro. Estas interacciones visibilizan nuestra condición humana: somos colaboradoras de una empresa, pero también somos mujeres con intereses, miedos y experiencias particulares.
  • Reconozcamos nuestros logros: felicitemos el esfuerzo, la dedicación, el compromiso y los buenos resultados obtenidos por nuestras compañeras en sus roles de trabajo. Hacerle saber que su idea fue innovadora, que su abordaje en una reunión fue muy preciso y estratégico y que hemos notado su crecimiento profesional, son solo algunas ideas que podemos poner en práctica en la cotidianidad. Cuando una compañera crece, crecemos todas.
  • Acuerpémonos entre nosotras: si notamos que una compañera requiere apoyo con alguna tarea y podemos brindarlo, hagámoslo. O al mismo tiempo, podemos ofrecer orientación sobre algún proceso y acompañar en la toma de decisiones importantes. Compartamos nuestros saberes y fortalezas para potenciar la colaboración entre mujeres. Vayamos construyendo relaciones laborales en las que tengamos la confianza de pedir ayuda sin sentirnos juzgadas.

Esta forma sorora de vinculación nos recuerda la importancia de habilitar encuentros para intercambiar nuestros sentires, escucharnos con empatía e ir cuestionando lo que socialmente hemos aprendido. Con estas acciones también podemos ir creando redes de apoyo, basadas en el respeto, el cuidado mutuo y el compañerismo.

A propósito del reconocimiento, agradezco a aquellas mujeres que me acompañaron en la escritura de este texto, compartiéndome sus experiencias y realimentación.

Arianna Ortiz Solano tiene una Licenciatura en Psicología por la Universidad de Costa Rica. Actualmente, es estudiante de la Maestría en Psicopedagogía de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología y se desempeña como Directora de Permanencia Estudiantil en la Universidad Castro Carazo.