Ayer y hoy me he comunicado por teléfono con la plataforma de servicio al cliente del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). En ambos casos el resultado fue plenamente satisfactorio.

La primera llamada, de ayer miércoles, tuvo como objetivo reportar la falta de sonido en el canal de Natgeo Wild, el cual me gusta ver en especial cuando transmite programas de pesca, el deporte que más me gusta practicar.

Además de ser atendido con prontitud (lo cual me sorprendió), al cabo de pocos minutos y luego de hablar con dos amables y pacientes funcionarios de la institución, el problema fue solucionado.

Fue así como pude retornar del cine mudo de la época de Charles Chaplin y Harold Lloyd a la televisión con sonido de alta fidelidad de hoy día.

La segunda llamada, realizada hace una media hora, tuvo como propósito denunciar la lentitud en el servicio de Internet.

Nuevamente fui atendido en un tiempo más que razonable (lo cual también me sorprendió) y conversé con dos funcionarios con verdadera vocación de servicio al cliente.

Gracias a ellos es que pude escribir esta nota y compartirla en mi sitio Gente-diverGente.

De inmediato pensé en lo justo que sería dar cuenta de esta buena experiencia con una empresa estatal.

Con mucha frecuencia somos veloces para informar sobre el mal servicio recibido por parte de alguna organización del sector público o privado (yo lo he hecho en el caso del ICE), pero nos reservamos los casos que sirven como buenos ejemplos.

“¿Por qué no escribir unas líneas contando que ayer y hoy me sentí como un ciudadano que recibe la atención que merece en virtud de las tarifas e impuestos que paga?”, me pregunté.

Ojalá que este difícil tiempo de pandemia le haya enseñado a las instituciones del Estado y a las firmas privadas lo clave y vital que es el servicio al cliente para sobrevivir en el cambiante e impredecible mercado.

Con gusto escribiré acerca de los casos positivos… ¡y también, hay que hacerlo, de los negativos! ¿Quién no se siente agradecido cuando es retribuido por lo que paga y molesto cuando se percibe estafado?

En fin, dos satisfactorias experiencias de servicio al cliente gracias al ICE. Espero que este esfuerzo sea sostenible por el bien de todos.

Ser diverGente es brindar un excelente servicio y también no quedarse callado cuando así sucede.

José David Guevara Muñoz
Editor de Gente-diverGente
Periodista independiente